El óptimo arranque liguero albiazul tan solo sigue teniendo una pequeña mancha hasta la fecha, en concreto la fragilidad atrás en los tres partidos a domicilio.
Al 'Glorioso' no le bastaron esta vez los goles de Conechny y Tenaglia ante sus numerosas concesiones ante un Espanyol que, si bien no había exhibido una gran pólvora en ataque en las primeras jornadas, tuvo en Javi Puado a su auténtico demonio ofensivo con un letal hat-trick que hizo trizas el objetivo de los hombres de Luis García de, al menos, regresar a Vitoria con un valioso punto en el equipaje.
El ariete catalán marcó la diferencia en un partido completamente loco donde el Alavés casi nunca se sintió cómodo ni fue capaz de añadir el cloroformo necesario para evitar un continuo ida y vuelta. De ese correcalles sin excesivo sentido extrajo petróleo un Espanyol capaz de hurgar en la herida de la fragilidad albiazul en labores de contención.
Regalando tanto atrás, mucho más para un modesto como el Alavés, es imposible salir vivo. Y el conjunto vitoriano terminó siendo reo, a la postre, de su mal posicionamiento o su falta de solidez en la faceta que le permitió sostenerse de manera admirable en la zona tranquila de la tabla durante la pasada campaña.
Con los tres de hoy, el 'Glorioso' ya ha encajado seis goles en el presente curso. Para más inri, todos ellos lejos de Mendizorroza, donde Sivera aún no ha tenido que agacharse para recoger ningún balón de la red. Fuera de la hoguera albiazul, en cambio, el portero alicantino –algo que, por otro lado, es normal– está teniendo más trabajo del habitual.
Pese a ello, ni en la remontada sufrida ante el Celta ni ante una Real Sociedad en inferioridad manó tanta sangre el Alavés como este sábado en el RCDE Stadium. Demasiada distancia entre líneas, falta de sincronización para provocar el fuera de juego y la capacidad justa para encimar a los rivales con el balón en los pies. En definitiva, una candidez desmedida que propició las oleadas catalanas lideradas por Puado, disfrazado de héroe para la afición perica.
Y es que el delantero catalán se vio completamente libre de marca para marcar los tres goles de su equipo. El primer aguijonazo llegó dentro del área sin oposición después de que Abqar y Sedlar rompieran el fuera de juego. En el segundo, Puado firmó un testarazo al palo largo de Sivera, que a renglón seguido tuvo que derribar dentro del área a Cheddira cuando el africano le encaró en el mano a mano tras otra acción en la que la defensa alavesista estuvo mal posicionada a la hora de forzar el fuera de juego.
Debut de Mouriño
Los problemas físicos de Abqar, que acabó siendo relevado por Mouriño en la segunda parte, también minaron poco a poco la solidez del engranaje babazorro.
El marroquí no vivió su mejor día, al igual que un Sedlar excesivamente lento ni un Manu Sánchez poco contundente en el flanco izquierdo. Tenaglia dejó su sello en ataque con el tanto que añadió algo de incertidumbre a la tarde, pero tampoco fue en tierras catalanas ese lateral rocoso que pone en serios aprietos a los delanteros más escurridizos del rival.
El Alavés terminó muriendo con las botas puestas y encerrando al Espanyol en su área. El toque de corneta en los minutos finales, ya con dos delanteros sobre el tapete como Toni Martínez y Asier Villalibre tratando de aprovechar los centros laterales, resultó estéril.
La próxima jornada en Mendizorroza ante el Sevilla debe servir para que el conjunto vitoriano se recomponga y vuelva a exhibir ese armazón de hierro con el que puede competir ante cualquiera.