El cara a cara de este domingo entre el Deportivo Alavés y el Atlético de Madrid va a tener un sabor especial para Luis García Plaza. Casi dos años después de hacerlo a la cabeza del Mallorca, con el que logró la hazaña de vencer (1-2) en el Metropolitano, el actual técnico babazorro vuelve a enfrentarse al club que le permitió soñar con ser futbolista profesional, aunque no debutó con el primer equipo, y del que, además, es un ferviente aficionado.
Luis García formó parte del filial colchonero entre 1991 y 1994 –antes había ido subiendo escalones desde infantiles– y, en ese vestuario, coincidió con el gasteiztarra Koldo Álvarez de Eulate, actual seleccionador de Andorra. “Recuerdo que era un filial atípico. La plantilla, al principio, era muy veterana y fue el descenso a Segunda B el que nos permitió dar el salto a varios chavales del juvenil, entre ellos el propio Luis”, recuerda.
Aquel equipo, según cuenta Koldo a este periódico, no tenía una sede fija para entrenar –pocos clubes contaban entonces con una ciudad deportiva– y esto último, sumado a las “escasas distracciones” de la época, derivó en un grupo muy unido. “Me es difícil hablar específicamente de mi relación con Luis, pues todos nos llevábamos genial. Éramos jóvenes, compartíamos muchas horas de autobús y luchábamos por el mismo objetivo”, relata.
Y menos mal, en realidad; porque el Atlético vivía una etapa cuando menos convulsa. Con Jesús Gil y Gil al frente, el primer equipo fue una auténtica trituradora de entrenadores y eso se trasladó también al filial, donde llegaron a tener hasta cuatro en un mismo curso. “Eran otros tiempos, simplemente”, añade Koldo. Juanma López, Manuel Alfaro o José María Cidoncha son algunos de los nombres más reconocidos de aquella escuadra.
Para el técnico gasteiztarra, guardameta en su trayectoria como jugador, Luis García era alguien que “hacía la vida más fácil” a los demás. “Fue una gozada coincidir con él, la verdad. Se notaba que era de Madrid, ya que controlaba todo, y siempre se mostró dispuesto a ayudar a los que llegábamos de fuera. No mantuvimos mucho el contacto tras esa etapa, pero sí que he seguido su carrera, al igual que la de otros compañeros”, admite.
Futbolísticamente hablando, Koldo define al actual entrenador albiazul como “un defensor de los de antes”; es decir, un central o lateral que era “muy solvente” atrás y “fuerte” en el juego aéreo. “Hoy le costaría más, pues el fútbol ha evolucionado, y en la actualidad a cualquiera se le exige una buena salida de balón, pero Luis cumplía con nota en lo suyo”, agrega. Y esto último, sin ir más lejos, es lo que le hizo estar a punto de debutar con el Atleti.
Durante su etapa en el filial colchonero, Luis García fue convocado hasta en tres ocasiones por el primer equipo –los técnicos Ramón Heredia y Emilio Cruz lo hicieron posible–, pero nunca logró enfundarse la zamarra rojiblanca. No era fácil, tampoco. Resino, Reñones, Toni Muñoz, Solozábal, Donato, Schuster, Vizcaíno, Manolo y Futre, entre otros, formaron parte de aquella plantilla, dirigida también por el mítico Luis Aragonés.
TRAS RETIRARSE...
A los 27 años, y tras defender los colores del Yeclano, Rayo B, Talavera y Benidorm, el madrileño colgó las botas debido a las lesiones –“la medicina de entonces no era como la de ahora”, comenta Koldo– e, inmediatamente, inició su andadura en los banquillos al frente del Altea. Su estreno en el fútbol profesional llegó de la mano del Elche (2006-07) y fue el Levante, al que ascendió a Primera División, quien le permitió estrenarse en la élite.
Más tarde, Luis García prosiguió su carrera en el Getafe, Baniyas (Arabia Saudí), Beijing Renhe (China), Villarreal, Al Shabab (Arabia Saudí) y Mallorca y, ya el curso pasado, firmó por el Deportivo Alavés para devolverlo a la máxima categoría. “Creo que, como él mismo ha dicho, a este Glorioso le faltan varios puntos. Ha hecho méritos para estar más arriba y espero que la clasificación haga justicia a final de temporada”, concluye Koldo.
