El camino hacia la élite de cualquier disciplina deportiva nunca es sencillo. En el fútbol, hay jugadores que por circunstancias adversas como las lesiones o incluso la mala fortuna y la competencia en su puesto se quedan por el camino a un paso de lograr su sueño, pero también hay otros que logran su hueco en la máxima categoría después de desafiar, con éxito, al destino.
La historia de Isi Palazón reencarna el papel del futbolista que ha superado numerosas dificultades antes de ser, en pleno derecho, uno de los jugadores más destacados de Primera. El de Cieza, forjado en la cantera del Villarreal e inmerso en las categorías inferiores del Real Madrid durante un año, vivió de primera mano un duro varapalo como el ‘no’ de las dos entidades. Tras cuatro años en el fútbol base del submarino amarillo, Isi Palazón tuvo que reinventarse y empezar de cero una nueva vida.
Fue a los 20 años, después de finalizar su etapa de formación en el Villarreal, cuando Isi Palazón reflexionó sobre la posibilidad de dejar el fútbol, tal y como recuerda en varias entrevistas. El extremo de Cieza, en busca de un sustento económico y con opciones muy remotas de poder vivir del fútbol, decidió empezar a trabajar en el campo, al igual que sus amigos y familiares más cercanos.
Su experiencia en el sector agrícola le humanizó y forjó una personalidad prácticamente indestructible. Se dedicó a trabajar en el campo recogiendo melocotones. Isi valoró más si cabe el proceso de lograr sus objetivos y esta misma filosofía se trasladó poco después a los terrenos de juego. En la temporada 2014-15 se enfundó la elástica del Real Murcia en la ya extinta 2ªB y marcó once goles en dieciséis partidos, todo ello en un contexto en el que tuvo que hacer frente a una rotura de los ligamentos del tobillo. Una irrupción que pronto suscitó el interés de varias entidades, aunque el periplo de Isi en el conjunto murciano se extendió hasta el 2017.
Dos ascensos
La Ponferradina de Jon Pérez Bolo puso el foco sobre el pujante futbolista de Cieza y lo acabó reclutando para su plantilla. Allí, en la escuadra berciana, Isi Palazón fue un pilar indiscutible del ascenso logrado hacia la categoría de plata. Con la Ponferradina llegó a disputar 95 partidos, en los que vio portería en 15 ocasiones y repartió otras cuatro asistencias. Después de lograr el billete a Segunda División apareció el Rayo Vallecano como un firme postor para hacerse con sus servicios.
Y así fue. Isi Palazón recaló en las filas vallecanas en enero del 2020, en un curso que, a la postre, se vio condicionado por la situación provocada por el Covid. No en vano, el extremo derecho se hizo rápidamente con un hueco en el once y se convirtió en una sensación de la categoría de plata.
Ya en su segundo curso en Vallecas y con Andoni Iraola al frente del banquillo, el de Cieza exprimió su versión más solvente y se erigió como una pieza capital en el ascenso a Primera. Logró su pase a la máxima categoría tras un play off de altos vuelos ante el Girona y, finalmente, Isi Palazón vio cumplido su sueño de poder jugar en Primera.
Ahora bien, Isi no se arrugó pese al salto de categoría y la transición hacia el fútbol más mediatizado. Es más, en su primera toma de contacto con Primera División se destapó como un futbolista encarador, hábil para jugar a pierna cambiada y con una clara vocación ofensiva, pero también sacrificado en tareas defensivas. Estas cualidades le convirtieron en una de las revelaciones de la pasada temporada, que fue su segundo curso en la máxima categoría.
Isi Palazón, a sus 28 años, se mantiene firme como uno de los nombres propios del Rayo Vallecano de Francisco. El futbolista murciano ha sido titular en los primeros cuatro partidos del curso y, aunque no haya estrenado su apartado goleador, sigue siendo una de las amenazas a las que se enfrenta el Glorioso en su visita a Vallecas, donde se vivirá, a priori, un choque de máxima tensión entre dos rivales directos.