No empezó bien la nueva andadura del Deportivo Alavés en Primera División. Aunque fue superior al Cádiz durante gran parte de la segunda mitad, la falta de efectivos lastró demasiado al conjunto babazorro en su visita de este lunes al Nuevo Mirandilla y, en consecuencia, un gol de Fede San Emeterio en los primeros compases del partido fue más que suficiente para que los gaditanos se llevaran el triunfo en el estreno liguero (1-0).

Para la puesta de escena en la tacita de plata, Luis García optó por adaptarse a las circunstancias de la plantilla, aún inacabada, y dejó así de lado su sistema más característico. En concreto, la escuadra babazorra salió a proteger a Sivera con una línea de tres centrales (Abqar, Sedlar y Marín) y dos carrileros (Gorosabel y Duarte); y delante formaron Blanco y Guevara, como doble pivote; Guridi y Rioja, escorados a la banda; y Miguel arriba.

La bienvenida sobre el césped, eso sí, no fue igual de amable que en las gradas del feudo cadista, donde ambas aficiones disfrutaron de una gran jornada de fútbol. Los locales mostraron más personalidad y confianza desde el inicio y eso les permitió adelantarse muy pronto en el marcador. A los seis minutos, en una acción a balón parado, San Emeterio se adelantó a la zaga vitoriana y, sin impedimento, cabeceó la pelota con potencia a la red (1-0).

Ese gol del Cádiz agitó al Alavés, quien pareció quitarse los nervios de encima, pero su ímpetu por igualar la contienda se dio de bruces con sus propias limitaciones en ataque. A los integrantes de la sala de máquinas, incomodados por la intensa presión amarilla, les costó sobremanera conectar con los hombres de la parcela ofensiva y cada pérdida babazorra fue aprovechada por los gaditanos para iniciar contragolpes y poner en apuros a Sivera. 

Ni siquiera los errores en la salida de balón del cuadro local, que cometió varios, le sirvieron al Glorioso para merodear la meta de Ledesma. Solo en la recta final del primer tiempo, después de que Luis García, en la pausa de hidratación, pidiera más protagonismo, pudo verse a un equipo convencido de sus opciones. Así, por ejemplo, el portero cadista se vio obligado a intervenir en un centro de Duarte que se disponía a empujar Miguel

Aun así, la reacción fue insuficiente y el Alavés llegó al descanso consciente de que tendría que ofrecer bastante más en la segunda parte para mantener sus opciones de sumar en el Nuevo Mirandilla. Sobre todo, en relación a la medular, la cual, pese a su gran capacidad creativa, no fue ni mucho menos diferencial. Ni Blanco, ni Guevara ni Guridi dieron muestras de saber cómo superar la retaguardia, muy bien plantada, del Cádiz.

Tras el intermedio, los albiazules impusieron más intensidad al juego y, de esta manera, buscaron mantener el balón más tiempo en campo amarillo. Una misión para la que, diez minutos después de la reanudación, el técnico alavesista hizo debutar al recién llegado Kike García en lugar de Miguel. Poco después, entraron Javi López (Duarte), Benavídez (Sedlar) y Abde (Blanco), modificando el sistema al clásico 4-2-3-1.

La irrupción del ariete conquense en la parcela ofensiva, sumado al mencionado cambio de dibujo, se notó desde que pisó el césped. Su mera presencia encendió las alarmas de la defensa rival y esa atención especial, inexistente hasta entonces, permitió al Alavés combinar con más facilidad en otras zonas. Pudo apreciarse al fin, por ejemplo, la profundidad necesaria, en especial por la bandas, para generar peligro al portero Ledesma. 

Ahora bien, las ocasiones brillaron por su ausencia. Pese a que el Cádiz apenas intimidó en ataque durante la última media hora de juego, lo que permitió a los babazorros sumar más hombres al terreno enemigo, nadie en el Glorioso fue capaz de echar abajo el muro gaditano. Sobre todo, en el momento que Sergio González dio entrada a varios jugadores de corte defensivo, fortaleciendo aún más su ya de por sí férreo bloque bajo.

Todo pudo haber cambiado, eso sí, a partir del minuto 88, cuando la escuadra local se quedó en inferioridad numérica. En una acción inexplicable, aunque nada lo es a estas alturas de la temporada, el exalbiazul Escalante, relevo del goleador San Emeterio poco antes, vio la cartulina roja por una fuerte patada a la nuca de Kike García. Por fortuna, el delantero alavesista, acompañado por Sylla, pudo continuar sobre el tapete.