Las últimas visitas del Deportivo Alavés al Ciutat de València cuentan con todos los ingredientes necesarios de una película de terror. A la debacle de la temporada pasada, los babazorros sumaron este sábado una nueva derrota que, pese a no dejarles fuera de la lucha por el ascenso directo, sí supone un paso atrás en dicho objetivo. Pepelu y Wesley (2-0), ambos en la primera parte, acabaron con la ilusión de los 400 albiazules desplazados.
El once babazorro, tal y como se esperaba, sufrió varias modificaciones, si bien es cierto que mantuvo la base de la victoria ante el Leganés. Arroyó entró en el lateral derecho para cubrir la baja de Tenaglia; Abqar, ya recuperado, ocupó el lugar de Laguardia y formó en el centro de la zaga junto a Duarte, cuya posición permitió mantener a Javi López en el carril zurdo; y, al frente del ataque, Miguel de la Fuente fue el nueve en detrimento de Villalibre.
Respecto a los primeros compases del duelo, lo cierto es que la puesta en escena del Alavés en el Ciutat de València no fue del todo mala, pero los errores, sobre todo en partidos así, se pagan muy caros y los albiazules cometieron uno importante. A los siete minutos de juego, tras una confusión en la retaguardia, Blanco despejó un balón a la frontal y allí apareció Pepelu para, con una bonita volea, quitar las telarañas de la escuadra (1-0).
Ya por detrás en el electrónico, los gasteiztarras trataron de hacerse con el control de la pelota, lo cual no parecía prioritario antes, y merodear el área granota. Desgraciadamente, mientras las ofensivas del Glorioso se estrellaban contra la zaga local, las del Levante, aun siendo menos numerosas, siempre generaron peligro. Sobre la media hora de encuentro, llegó el segundo tanto valenciano, obra de Wesley en un córner, y pudieron encajarse más.
En la acción previa a ese gol de cabeza, rematado sin oposición en el punto de penalti, Orriols estuvo muy cerca de ver la segunda diana del mencionado Pepelu. Solo la intervención divina de Sivera, en lo que podría considerarse como una de sus mejores paradas –si no la mejor– con la camiseta albiazul, impidió que el mediocentro alicantino, jugador franquicia en el Ciutat, ampliara distancias por medio de un mano a mano.
Así las cosas, la única acción reseñable de los babazorros en la primera mitad fue un centro de Rioja al segundo palo que, por centímetros, no pudo aprovechar Jason, a quien se anticipó Son. En consecuencia, lo lógico hubiera sido que, tras el paso por los vestuarios, el Alavés saltará al césped dispuesto a ofrecer una marcha más en busca de meterse de nuevo en la contienda, pero no fue así. Se podría decir, incluso, que ocurrió todo lo contrario.
El Levante arrancó la segunda parte dispuesto a sentenciar al Glorioso y, aunque no disfrutó de ocasiones tan claras como las anteriores, sí que exigió tanto a Sivera como a la zaga albiazul. Además, tampoco ayudó la tendencia arbitral, bastante favorable a los locales. En otras circunstancias, los gasteiztarras habrían podido jugar en superioridad numérica; sin olvidar, por otro lado, el caso omiso a dos derribos dentro del área.
Para tratar de cambiar el rumbo del partido, Luis García dio entrada, inicialmente, a Balboa, Salva Sevilla y Villalibre, quienes sustituyeron a Blanco, Guridi y Jason. Más tarde, Abde y Sylla tomaron el relevo de Rober y Miguel. De esta manera, el Alavés logró generar una oportunidad única, la más clara de la tarde, para meterse en el choque, pero la desaprovechó. Fue el propio Búfalo quien envió fuera un centro medido de Duarte a balón parado.
A partir de ese momento, todavía con media hora por delante, el Alavés se vino abajo, cuando debía haber ocurrido lo contrario. Pese a que el resultado se mantuvo invariable (2-0), si alguien pudo modificarlo, ese fue el Levante, cómodo al contragolpe.