Hace varios meses, cuando se anunció la incorporación de Salva Sevilla, la opinión generalizada entre los aficionados del Deportivo Alavés fue que sería un espléndido refuerzo siempre que Luis García consiguiera dosificarle. Lo llamativo, en este sentido, es que, incluso con expectativas tan elevadas, el jugador almeriense logró sorprender a los habituales de Mendizorroza, maravillados por sus clases magistrales en el centro del campo babazorro.

Esto último, sin embargo, muy poco o nada tiene que ver con su situación actual en el Glorioso. Pese a que fue indiscutible a lo largo de la primera vuelta, en la que, junto a Carlos Benavídez y Jon Guridi, llevó en volandas al cuadro gasteiztarra en su intento de establecerse en la parte alta de la tabla, Salva Sevilla ha ido perdiendo protagonismo durante los meses de febrero y marzo hasta convertirse en un habitual del banquillo albiazul. 

Buena muestra de lo anterior es que, desde el triunfo contra el Eibar en el Paseo de Cervantes, el centrocampista andaluz solo ha sido titular en una ocasión, ante el Lugo. En los cinco partidos restantes, ha salido tres veces de revulsivo (Ibiza, Cartagena y Villarreal B) y se ha quedado sin minutos en dos de ellos (Real Zaragoza y Ponferradina). Algo que le ha hecho bajar hasta la octava posición en la tabla de minutos jugados del Alavés.

Salva Sevilla celebra su gol de penalti frente al Racing. Alex Larretxi

Ahora bien, Luis García ha tenido sus razones para dejar a Salva Sevilla, su protegido, fuera del once e, incluso, de algunos encuentros. La principal, y más evidente, ha sido la irrupción de Toni Moya, quien, con la entrada del nuevo año, dio un notorio paso al frente que le permitió ganarse la titularidad al lado de Antonio Blanco, junto al que formó una interesante, y muy capaz, dupla en la medular de la escuadra alavesista. 

La duda, respecto al centrocampista extremeño, es si en las últimas jornadas no ha sufrido una regresión a la media, pues su rendimiento, al igual que el del equipo, no está siendo como el de hace un mes. En El Toralín, sin ir más lejos, apenas se incorporó al ataque, lo cual había sido lo más llamativo durante su pico alto de forma, y tampoco se mostró contundente en tareas defensivas, tal y como pudo apreciarse en el único gol local. 

A raíz de lo anterior, es posible que Salva Sevilla vuelva a tener pronto una nueva oportunidad en el once y, cuando esto ocurra, debe demostrar por qué es uno de los líderes del vestuario. Solo así, con el paso al frente de sus jugadores importantes –y la consecuente reacción de los demás compañeros–, podrá el Alavés salir de la mala racha que le persigue desde hace cuatro jornadas, en las que ha sumado solo dos puntos.

Si bien es cierto, en esa misma línea, que la segunda unidad ofreció un gran nivel entre enero y febrero, también en la Copa, quienes deben sacar las castañas del fuego son aquellos futbolistas que se firmaron, o mantuvieron,  para ser diferenciales. Un grupo en el que se debe incluir al propio centrocampista almeriense, pero también a otros como, por ejemplo, Sivera, Duarte, Guridi, Rioja, Miguel, Sylla o Villalibre.

OTRA TAREA PENDIENTE

Por otro lado, es digno de mención que Salva Sevilla aún no ha logrado mostrar con el Alavés una de sus grandes señas de identidad. Al contrario que en el Mallorca, el Espanyol o el Betis, el andaluz todavía no ha marcado gol de falta directa, y eso que ha tenido oportunidades. Esto, a priori, debería ser un detalle sin importancia, pero, valorando lo que le está costando al Alavés anotar, no vendría nada mal que pronto consiguiera el primero.

Donde sí se ha mostrado infalible el almeriense ha sido en los penaltis. Ha enviado a la red los tres que ha lanzado (Oviedo, Villarreal B y Racing) y, por ende, todo hace pensar que seguirá tomando la responsabilidad en el caso de que el Glorioso reciba alguna pena máxima en esta recta final de Liga.