El protagonismo en las últimas jornadas dentro del Deportivo Alavés está siendo, indudablemente, para la parcela ofensiva. Desde que comenzó el nuevo año, los babazorros han sacado a relucir esa pegada que les faltó en ciertos momentos de la primera vuelta y esto, en concreto, les ha llevado a marcar nada menos que 16 goles en los últimos cinco partidos, lo que, por cierto, les ha convertido en el equipo con más tantos a favor de la categoría.
No obstante, si bien, tal y como se comenta, todas las miradas están apuntando a las brillantes actuaciones de Luis Rioja o a las apariciones estelares de Toni Moya, Mamadou Sylla y Asier Villalibre, lo cierto es que más atrás, en la retaguardia, también se ha podido ver una mejora notable de rendimiento a lo largo del últimos mes y medio. Algo en lo que, sin duda, ha tenido mucho que ver la manera en la que sus integrantes se han afianzado.
Donde más se ha notado, eso sí, ha sido en el centro de la zaga. Después de muchas probaturas –la mayoría en busca de la pareja ideal para Abdel Abqar–, el elegido recientemente por Luis García Plaza ha sido Aleksandar Sedlar, quien con la llegada en el mercado de enero de Antonio Blanco, también importante a la hora de defender, ha podido dejar a un lado su polivalencia para centrarse en una sola posición.
Como central, el serbio está aportando experiencia, jerarquía y, sobre todo, regularidad, lo cual es casi más importante que todo lo anterior. Y esto le ha llevado, en términos de juego, a ser titular durante cinco encuentros consecutivos, coincidiendo con la espectacular racha de victorias que acumula el Glorioso. Una continuidad clara y, a la vez, casi inédita, pues no entraba en el once tantas veces seguidas desde el inicio del curso.
A su lado, Abqar está viviendo la progresión soñada. Tras una primera vuelta en la que ofreció una versión muy superior a la esperada, dado que provenía de la cantera, la segunda mitad de la temporada le está sirviendo para consolidarse como zaguero de gran futuro. Algún error ha cometido, eso es cierto, pero ninguno por el que preocuparse; 24 titularidades lleva ya el marroquí, siendo el tercer jugador albiazul con más minutos.
Ambos han formado una pareja que puede dar muchas alegrías al Alavés y que, además, no tenía un reto sencillo. Con el cambio de idea de las últimas semanas, originado por la suplencia de Benavídez, la retaguardia debía adaptarse a no tener un pivote exclusivamente defensivo delante y lo ha conseguido. En consecuencia, los gasteiztarras han mantenido su seguridad atrás y, con Blanco, han ganado mucho en la salida de balón.
De esta manera, Abqar y Sedlar han logrado mandar al banquillo a Nikola Maras, quien llegó al Paseo de Cervantes para ser indiscutible y, aunque ha tenido sus buenos momentos, no lo está siendo, y también han dejado sin opciones a un estandarte como Víctor Laguardia. En la actualidad, la influencia del káiser se limita al vestuario y buena muestra de ello es que, desde que firmó en octubre, ha participado más en copa que en liga.
Ahora bien, teniendo en cuenta lo exigente que va a ser esta segunda vuelta, en especial según se vayan acercando las jornadas finales, será fundamental que los suplentes estén igualmente preparados para salir. Y no solo por las lesiones o sanciones, sino por los distintos escenarios a los que podrían tener que adaptarse los babazorros. Laguardia, por ejemplo, ya ha tenido que salir varias veces para formar una línea de cinco atrás.
EN LOS LATERALES...
Y si la pareja formada por Abqar y Sedlar se ha establecido en el núcleo de la retaguardia, lo mismo ha pasado con Nahuel Tenaglia y Rubén Duarte en las bandas. Al igual que sus compañeros, el lateral argentino ha dado un paso al frente, como pudo apreciarse el domingo ante el Ibiza, y el almeriense, por su parte, lleva ya varias semanas ofreciendo esas sólidas actuaciones que tanto le caracterizan.
Es por ello que volver a ver a Anderson Arroyo o Javi López en el once va a depender exclusivamente de las ausencias de los ya mencionados. Algo que, sin ir más lejos, ocurrió contra la propia escuadra balear, cuando el carrilero canario formó en la izquierda –sin demasiada fortuna, cabe mencionar–, y que pudo apreciarse de la misma manera en La Romareda, donde el colombiano cumplió, sin alardes, contra el Real Zaragoza.