Uno de los títulos, si se le puede llamar así, más infravalorados en el mundo del fútbol es el de campeón de invierno. Si bien terminar la primera vuelta al frente de la clasificación no otorga ningún trofeo –y tampoco asegura acabar la temporada en esa misma posición privilegiada–, ser el equipo más regular en el ecuador del campeonato no es una tarea sencilla, sobre todo en una categoría tan exigente y traicionera como la Segunda División, donde el caos es protagonista cada fin de semana.

Haber sobrevivido a esto último es, precisamente, una de las mayores virtudes del Deportivo Alavés de Luis García Plaza. Gracias a su capacidad de adaptación sobre el terreno de juego, y al gran vestuario que han formado en pocos meses, los albiazules parten con ventaja en el sprint final, de cuatro partidos, por hacerse con el simbólico título invernal, el cual, en realidad, muchas veces ha sido precedente de una visita multitudinaria, y muy albiazul, a la Plaza de la Virgen Blanca.

Se podría decir, incluso, que coronarse como campeón de invierno ha sido una condición obligatoria del Glorioso para lograr el ascenso. Salvo en los años 30, época en la que el torneo apenas duraba 18 jornadas, siempre que los gasteiztarras han conseguido subir a la élite ha sido después de encabezar la tabla al término de la primera vuelta. Algo que ocurrió por primera vez en el curso 1953-54, cuando Manuel Echezarreta llevó al conjunto babazorro a Primera junto a históricos como Berasaluce, Gorospe, Primi, etc.

Varias décadas después, Mané hizo lo propio y, de nuevo, habiendo liderado la categoría de plata en el ecuador de la temporada. En concreto, el Alavés llegó a dicho momento con 38 puntos; es decir, solo cuatro más de los que alberga actualmente la escuadra dirigida por Luis García Plaza, quien tiene a su alcance seguir batiendo récords en el Paseo de Cervantes. En la segunda vuelta, eso sí, el técnico vasco mejoró sus registros hasta alcanzar las 82 unidades, habiendo logrado 50 de ellas como local.

Esta curiosidad se repitió en el ascenso de la campaña 2004-05, con los 42 puntos de Chuchi Cos al término de la jornada 21; y también en la de José Bordalás (39). Ahora bien, al contrario que el santanderino, cuyo equipo acabó tercero –aunque en igualdad de condiciones con el Cádiz y el Celta–, el entrenador alicantino sí consiguió mantener al Glorioso al frente de la tabla con una notable segunda mitad del curso. Y eso que, cabe recordar, tuvo que pelear codo a codo con el Leganés y el Nàstic.

De todas formas, si se aleja la vista del Paseo de Cervantes, lo cierto es que a los últimos campeones de invierno tampoco les ha ido nada mal. De los últimos diez, entre los que se incluye la propia escuadra de Bordalás, no ha habido ninguno que no haya logrado subir a la máxima categoría. Cinco de ellos lo hicieron como líderes (Almería, Espanyol, Levante, Alavés y Elche), cuatro en segunda posición (Cádiz, Granada, Huesca y Deportivo) y uno, la UD Las Palmas, por medio de los play off.

CALENDARIO EXIGENTE

Es digno de mención, eso sí, que al Glorioso no le va a ser nada sencillo terminar la primera vuelta en lo más alto de la categoría de plata. Además de la presión que están ejerciendo el cuadro canario y el Burgos desde atrás, ambos a solo tres puntos de distancia, los cuatro partidos que restan por disputar van a ser muy exigentes. Tres de ellos (Granada, Tenerife y Málaga) van a ser a domicilio y el otro (Levante), a priori el más complicado, se disputará en Mendizorroza.

Afortunadamente, el Alavés se halla ahora en su mejor momento de la temporada, sobre todo en términos defensivos, y su sorprendente regularidad le señala como el gran favorito para convertirse en el nuevo campeón de invierno de Segunda, con todo lo que ello conlleva. Esto último, sin ir más lejos, también colocaría al club babazorro en una posición idónea a la hora de negociar en el próximo mercado, pues cualquier futbolista está dispuesto a jugar en un equipo ganador.