Durante el primer mes y medio del campeonato, cuando Luis García Plaza y sus pupilos registraron el mejor arranque liguero del club en Segunda División, al Deportivo Alavés no pareció importarle en exceso el hecho de jugar como local o visitante. Los babazorros, simplemente, fueron imponiendo su calidad en distintos escenarios y, pese a que los resultados no eran demasiado abultados, estos sí que les colocaron un escalón por encima de la mayoría de sus rivales, abrumados por el castigo recibido. 

Sin embargo, a medida que han ido avanzando las jornadas, los demás equipos han entendido cómo parar los pies al Glorioso y, desde ese instante, ha ganado mayor importancia el factor Mendizorroza, donde cualquier planteamiento enemigo puede venirse abajo. Apoyados por su afición, los albiazules suman tres victorias consecutivas en casa, las cuales le han convertido en el mejor local de la categoría, y van lanzados hacia su objetivo –dentro, eso sí, de la extrema igualdad que prevalece en la división de plata–. 

Un buen hacer en el Paseo de Cervantes, visto por última vez ayer frente al filial del Villarreal, que está complementando, por otro lado, la inteligencia del Alavés en sus expediciones a domicilio. Ante la dificultad de ganar lejos de Vitoria, la escuadra gasteiztarra ha entendido la importancia de no perder, como se vio en El Sardinero o Ipurua –y también han admitido varios jugadores–, y se ha abonado así a la media inglesa; esa fórmula, basada en empatar fuera y ganar en casa, que suele ser sinónimo de éxito en el mundo del fútbol. 

Y mucha culpa de dicha regularidad, y capacidad para llevar los partidos a su terreno, que ha mostrado el Glorioso a lo largo del último mes la tiene el rigor defensivo. Luis García ha conseguido mejorar sobremanera a su equipo en ese sentido y, gracias a ello, los babazorros tienen la certeza de que, sin importar quién sea su rival, siempre van a tener como mínimo una oportunidad para llevarse los partidos; sobre todo, cuando juegan en Mendizorroza, que les ejerce una inercia muy favorable. 

Asimismo, tampoco deben olvidarse los frutos que están dando las acciones a balón parado. Una solución ideal, y eso que al principio del curso no dio demasiadas alegrías, para la falta de gol que está teniendo el Alavés en términos generales. Buena muestra de esto último es que los últimos cinco goles que han marcado los albiazules en el Paseo de Cervantes han llegado por esa senda; dos de penalti, ambos transformados por Salva Sevilla, otros dos de falta indirecta (Abqar y Benavídez) y uno en lanzamiento directo (Jason).

EL MEJOR LOCAL

Respecto a lo comentado previamente, sobre que el Alavés es, en la actualidad, el mejor local de Segunda, nunca está de más mencionar a quienes le siguen la pista. A los 21 puntos en nueve encuentros sumados por el conjunto gasteiztarra, le suceden los 20 del Granada, con un partido menos en Los Cármenes –próximo destino babazorro–; los 18 de Las Palmas, Eibar y Villarreal B; y los 17 del Burgos, quien, dispuesto a mantener su estela de revelación, recibe esta tarde en El Plantío al Real Zaragoza. 

Además, cabe recordar que convertir el Paseo de Cervantes en un bastión inexpugnable casi siempre ha sido fundamental para que el Glorioso lograse el ascenso. José Bordalás, por ejemplo, llevó a la escuadra alavesista a la élite siendo el tercer equipo (41) de la categoría en este sentido, solo dos puntos por detrás del Leganés (43); y Mané hizo lo propio en la temporada 1997-98, pero siendo el mejor. Aquel curso, los albiazules sumaron 16 victorias, tres empates y dos derrotas, nada menos que 50 puntos –y eso que solo tenía 16 a estas alturas del campeonato–.