El Deportivo Alavés ya tiene entrenador para afrontar el regreso a Primera División. Se trata de Luis García Plaza (Madrid, 1972), quien, hasta hace dos meses, dirigía al Mallorca en la máxima categoría y ahora se ha comprometido con el club del Paseo de Cervantes, que se despidió esta misma tarde de Julio Velázquez, por una única temporada -aunque, como es habitual, habrá que esperar a su presentación oficial para conocer si el acuerdo cuenta con alguna cláusula de prolongación-.
No es la primera vez, pero sí la definitiva, que se ha relacionado a Luis García con el conjunto babazorro. Tras una carrera más bien discreta como futbolista, en la que su mayor logro fue un ascenso a Segunda B con el Benidorm, el madrileño arrancó su trayectoria en los banquillos al frente del Altea y, posteriormente, fue subiendo escalones hasta dirigir escuadras de primer nivel como las del Elche, Levante, Getafe, Villarreal y el mencionado Mallorca. Y eso sin olvidar, por otro lado, sus experiencias en China y Arabia Saudi.
Entonces, el Alavés ha apostado por alguien que cuenta con una dilatada experiencia en el fútbol español y que, además, tiene en su palmarés dos ascensos a Primera División, que es lo que se quiere conseguir después de la debacle sufrida este curso. El último fue en el año 2021 al mando del propio cuadro bermellón, con el que logró igualar la puntuación final, y subir de manera directa, del todopoderoso Espanyol de Vicente Moreno; y, previamente -en la campaña 2009-10-, protagonizó ese mismo desenlace con el equipo granota.
Ahora bien, el reto que tiene por delante el preparador madrileño no va a ser tarea sencilla. Y ya no por la gran y durísima competencia que tendrá en el camino, la cual es evidente teniendo en cuenta el amplio número de equipos -y su prestigio- que van a pelear por encabezar la categoría de plata, sino por la dificultad añadida de iniciar un proyecto prácticamente de cero. Algo a lo que el Glorioso está obligado a raíz de la innegable imagen decadente que ha mostrado su plantilla en los últimos tiempos.
Afortunadamente, y al contrario que en anteriores ocasiones, el Alavés tiene tiempo para acometer dicha revolución. Sergio Fernández, con la plena confianza de la entidad gasteiztarra, se ha movido muy rápido en el mercado y, apenas un día después de finalizar la temporada y confirmarse el descenso, ya ha presentado al encargado de sustituir a Julio Velázquez en el banquillo de Mendizorroza y comandar el proyecto de regreso a la élite del fútbol español, que es donde la afición albiazul merece estar.
Aunque para ello, además de lo comentado previamente, Luis García también tendrá que sobrevivir a la trituradora en la que se ha convertido la caseta del Paseo de Cervantes en los últimos años. Solo en las seis campañas de Primera División, y sin contar a los interinos, han pasado nada menos que diez entrenadores por el Glorioso y, si el madrileño quiere evitar ser uno más de esa amplia lista, va a necesitar un arranque positivo, porque la paciencia en el mundo del fútbol -y sobre todo en Vitoria-Gasteiz- brilla por su ausencia.
Respecto al bagaje de su experiencia más reciente -es decir, en Son Moix-, este fue de seis victorias, ocho empates y 15 derrotas, pero en la máxima categoría. En Segunda, donde ha entrenado al propio conjunto balear y al Levante, sus resultados siempre han sido notables. En concreto, el nuevo preparador babazorro ha dirigido 130 encuentros en dicha categoría y su balance ha sido de 62 triunfos, 36 tablas y 32 fiascos, lo que le señala como uno de los técnicos en activo más preparados para afrontar el propósito albiazul.
Para finalizar, en cuanto a las otras alternativas que manejaba Sergio Fernández para el banquillo vitoriano, la de Jon Pérez Bolo se posicionó como una de las favoritas. Sin embargo, esta no generó unanimidad en las oficinas de Mendizorroza y, según ha podido saber este periódico, tampoco el vizcaíno respondió positivamente al primer acercamiento entre ambas partes. Por ello, la elección finalmente ha sido apostar por un hombre más experimentado y que, además, sabe lo que es gestionar la presión que tendrá el Glorioso.