Este sábado, tras más de cuatro meses de desgracias lejos de Mendizorroza, el Deportivo Alavés tuvo en sus manos ganar a domicilio. Además, no en un escenario cualquiera, sino en el Coliseum Alfonso Pérez, donde el Getafe se había mantenido invicto en liga desde el pasado 21 de septiembre. Sin embargo, los albiazules desaprovecharon su superioridad numérica sobre el césped y, tras adelantarse en el marcador dos veces, vieron cómo un gigante llamado Enes Ünal dejó casi sin valor los goles de Gonzalo Escalante y Edgar Méndez.

En cuanto al once inicial, la única modificación que realizó José Luis Mendilibar respecto a la derrota en el Santiago Bernabéu fue la inclusión de Edgar en la banda derecha en detrimento de Jason. Por lo demás, el técnico de Zaldibar mantuvo su ya habitual trivote en la medular, con Loum en la posición más adelantada; y, en consecuencia, volvió a dejar a Joselu en solitario en la punta del ataque babazorro.

Ahora bien, aunque el Alavés fue el primero en tomar ventaja, el partido arrancó con un Getafe mucho más inspirado. En este sentido, nada más señalarse el inicio, los madrileños tomaron el balón y, ante la pasividad de los visitantes, entrelazaron varias posesiones rápidas que les permitieron arremeter la meta defendida por Pacheco hasta en dos ocasiones. La primera, mediante un cabezazo de Maksimovic que se marchó desviado; y, la segunda, a través de un remate muy deficiente de Sandro, que recibió la pelota completamente solo en el área tras un error de Duarte en la salida.

A partir de ese momento, cuando ya se superó el primer cuarto de hora, el Glorioso supo detener el entusiasmo local y el encuentro entró en su fase más embarrada. Tanto que, poco después de un tanto anulado a Lejeune por claro fuera de juego, los azulones se quedaron con un hombre menos por expulsión del central Jorge Cuenca, quien vio la cartulina roja directa por una patada a Edgar que tuvo que ser revisada por Jaime Latre en la pantalla del VAR.

Este desenlace, lógicamente, permitió que el Alavés diera un paso al frente, pero no fue inmediato. En concreto, la mejor acción de los de Mendilibar llegó en el tiempo de prolongación, cuando, gracias a una efectividad poco habitual, se adelantaron en el electrónico por medio de Escalante, que aprovechó un centro medido de Duarte para empujar, tirándose en plancha, el balón a la red entre las piernas de David Soria.

Ya en la segunda mitad, el partido siguió con un guión muy similar que, en principio, debió servir a los babazorros para mantener su ventaja. Sin embargo, esto no fue así, porque, sin previo aviso, apareció en escena uno de los futbolistas en mejor forma del campeonato. Enes Ünal, en una jugada de estrategia como otra cualquiera, superó por alto a toda la zaga gasteiztarra y, mediante un testarazo espectacular, igualó el marcador (1-1) y aceleró el ritmo de ambos equipos.

La respuesta albiazul, muy similar al del choque frente al Valencia, fue inmejorable. Instantes después de encajar, Duarte, de nuevo, sacó a relucir su faceta ofensiva y le brindó a Edgar un centro preciso que el tinerfeño voleó (1-2) a las mallas. No obstante, esa reacción vitoriana cayó en saco roto, pues, en el ida y vuelta en el que se convirtió la contienda, el atacante turco volvió a marcar otro auténtico golazo. En esta ocasión, eso sí, Pacheco tal vez pudo hacer más, porque Ünal superó al extremeño con un disparo muy lejano y, además, desde una posición extremadamente escorada.

En ese momento, Mendilibar se decidió a agitar el encuentro, pero sus cambios, una vez más, no surtieron casi ningún efecto. Ni Vallejo, ni Pellistri, ni Pere Pons consiguieron aportar al Alavés esa mordiente para arrinconar al Getafe y, en la recta final del partido, el único conjunto que estuvo cerca de llevarse los tres puntos fue, precisamente, el de Quique Sánchez Flores.