21 de octubre de 1951

l lunes 22 de octubre de 1951 se reúne, en sesión Extraordinaria, la Directiva del Deportivo Alavés presidida por Carlos Caballero y tras la misma se remite una nota oficial a los medios de comunicación alaveses: “Lamentamos tener que dar cuenta de la grave lesión sufrida por Antonio Calderón en la primera intervención tenida en el encuentro celebrado el domingo en Mendizorroza entre el Baracaldo y el Deportivo Alavés, lesión de la que en un exceso de pundonor no se quejó, permaneciendo defendiendo la puerta”.

El apunte directivo continúa con su relato de los acontecimientos: “Como consecuencia de esta lesión, en el día de hoy le ha sido practicada con toda urgencia en la Clínica de la Mutualidad de Jugadores una operación, encontrándose con dos suturas de bazo que originan unos grandes derrames sanguíneos internos, habiéndosele verificado dos transfusiones de sangre y siendo su estado francamente delicado”.

La nota prosigue destacando el “pundonor y amor demostrado por este deportista” y finaliza solicitando a los aficionados “Que ni por teléfono ni en visitas personales, se dirijan a la Clínica para evitar toda clase de molestias a Antonio Calderón” (sic).

Un día antes, domingo 21 de octubre de 1951, en Mendizorroza se enfrentan Deportivo Alavés y CD Baracaldo Altos Hornos -denominación por entonces del conjunto fabril vizcaíno-, en partido correspondiente a la séptima jornada del campeonato liguero de Segunda en su Grupo I (Norte). El equipo albiazul ha dejado atrás la Tercera -tras ocho temporadas compitiendo en ella- y los de Lasesarre son uno de los ‘gallos’ de la segunda categoría de nuestro fútbol. ¡Es un derbi clásico y esperado por ambas aficiones!

Separados por dos puntos en la tabla -los vizcaínos son terceros en puesto de promoción de ascenso a Primera y los alaveses séptimos-, la expectación de cara al encuentro es máxima. Muchos aficionados del Baracaldo quieren estar presentes en el partido y los directivos albiazules esperan una recaudación excelente, que ‘alegre’ la caja del club.

Veintitrés autobuses llegan de la localidad de la margen izquierda de la ría -además de muchos turismos particulares-, calculándose en torno a los mil quinientos seguidores aurinegros los que se aposentan en Mendizorroza. ¡Los aficionados, en todo momento, muestran su cordura y el ‘match’ transcurre sin ningún incidente entre las hinchadas!

El resultado final es empate (2-2) y los fabriles se adelantan por dos veces en el marcador. El 0-1 llega al minuto de juego y el 1-2 a los cincuenta y cuatro de partido. Ambos goles se producen tras acciones desafortunadas del portero albiazul Calderón. El primero al escapársele el balón de las manos y el segundo tras pasarle el esférico por debajo de su cuerpo. Calderón, que cumple su tercera temporada y suma su partido número sesenta de albiazul, al recibir el segundo gol es silbado por los aficionados locales.

¡Algunos van más allá! Recuerdan que es natural de Baracaldo -en realidad había nacido en la localidad burgalesa de Melgar de Fernamental y se había trasladado con un año al municipio vizcaíno-, y que con su actuación ha favorecido a sus paisanos. Calderón, que será un ejemplo de profesionalidad en sus cinco campañas como albiazul, en la primera jugada sufre un golpe contra uno de los postes de su portería. Después del partido comienza a sentirse mal y tiene que ser operado de urgencia al día siguiente. ¡Se llega a temer por su vida y su estado es calificado de muy grave! ¡Un trato inmerecido para don Antonio!

Calderón ascendió a Segunda y a Primera con los albiazules. Había debutado en Primera en la temporada 1946-47, siendo portero del Sevilla. Encinas, entrenador del Deportivo Alavés en la 1931-32, fue el técnico que le dio la alternativa.

Iñigo Kalderón es nieto de Antonio y se formó como futbolista en las categorías inferiores del Deportivo Alavés. En la temporada 2007-08, tras un periplo de tres campañas en el Alicante, regresó a Mendizorroza para jugar en Segunda División.

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