La imagen que ofreció ayer el Deportivo Alavés no fue la peor de la temporada. Los pupilos de Javi Calleja trataron de jugar de tú a tú al Real Betis y, si hubieran tenido un poco más de fortuna en ciertas acciones -el larguero de Toni Moya y el cabezazo de Miguel De la Fuente-, seguramente el resultado hubiese sido otro. Sin embargo, que la actuación no fuera tan deslucida como en otras jornadas no significa que la preocupación por el futuro del conjunto gasteiztarra no incremente cada semana.
Tal y como se le pedía, el Glorioso debido al parón de selecciones, dio un paso al frente ante el conjunto verdiblanco. La actitud del equipo fue diferente a la vista en San Mamés y, pese al peligro que podía ocasionar el rival al contraataque, los futbolistas albiazules levantaron la cabeza y miraron a la portería de Rui Silva con valentía, pero la intención, aunque sea lo más importante, muchas veces es insuficiente.
Al igual que en la mayoría de los enfrentamientos anteriores, la línea de tres cuartos de campo supuso un cortocircuito para los jugadores del Alavés, que se encontraron infinitas veces con una pared invisible que les impidió avanzar. Esto último, provocó que las opciones de la escuadra babazorra se limitaran a las acciones a balón parado o alguna jugada aislada, donde el Betis no tuvo excesivos problemas, y ahí volvió a evidenciarse la escasa capacidad de generar peligro que tiene la plantilla, pues nadie pudo ofrecer ninguna alternativa.
Una noche más, los delanteros apenas tuvieron opciones de remate, los extremos no encontraron la profundidad necesaria y, desde atrás, no llegó ningún tipo de ayuda, lo que obligó a Joselu, De la Fuente, Rioja y Pellistri a someterse a constantes condiciones de inferioridad. En definitiva, hubo más ataques, sí, pero no fueron mejores a los de jornadas precedentes y, por ello, el desenlace fue el mismo: ocho partidos disputados, solo dos goles y, además, ninguno de ellos a través de una jugada hilvanada.
Y ahora ¿qué?
Ante un guión inquietante como este, la cuestión ahora es qué puede hacer Javi Calleja para cambiar los futuros acontecimientos. El técnico madrileño ha tocado todas las teclas habidas y por haber y, salvo en el duelo ante el Atlético de Madrid, nada le ha dado resultado. Y no porque el Glorioso no plante cara, que lo ha hecho desde la visita al Espanyol, sino porque los demás compiten mejor y tienen más mimbres para hacerlo.
En resumen, el balance actual del entrenador albiazul es de una victoria y siete derrotas o, lo que es lo mismo, un registro idéntico al que tuvo el conjunto vitoriano en la temporada 2017-18, cuando decidió sustituir al hombre del banquillo en dos ocasiones. Algo que en ningún momento ha querido repetir la entidad ubicada en el Paseo de Cervantes esta campaña, pero que se verá obligada a hacer si el preparador complutense no consigue sacar adelante los próximos choques (Cádiz y Elche). Sobre todo, si el Alavés, además de no ganar, deja escapar puntos de mala manera sobre la bocina.
Sin embargo, el problema es que, en el hipotético caso de que otro técnico aterrice en Mendizorroza, es muy valiente asegurar que ese cambio vaya a provocar una reacción inmediata como las de antaño. Y es que, al contrario que pasó con Zubeldía o De Biasi, Calleja sí ha demostrado que está capacitado para sacar todo esto adelante y, si él no lo consigue, será difícil encontrar a alguien que pueda hacerlo.
Internacional. Una de las ausencias más llamativas en el once inicial de Javi Calleja frente al Real Betis fue la de Mamadou Loum. El centrocampista senegalés había sido un jugador clave en la medular del Alavés en las últimas semanas, pero, tras su convocatoria con la selección de su país, con la que no disputó ningún minuto durante el parón, fue relegado al banquillo, cubriendo Tomás Pina su lugar en la sala de máquinas. Loum entró en el minuto 75 para disputar el último cuarto de hora y su presencia se hizo notar, ayudando en la salida de balón y calmando el partido cuando el Betis más estaba merodeando la portería de Pacheco. Otro de los que perdió su lugar en el once titular fue su compatriota Sylla, que había sido de la partida contra el Atlético y contra el Athletic y ayer fue el sacrificado para dejar hueco a Joselu, que formó pareja en ataque con De la Fuente. Otra de las novedades fue la reaparición de Edgar tras la lesión de rodilla que lo ha mantenido apartado desde la visita a Valencia.
El técnico babazorro necesita encontrar una solución a las carencias ofensivas antes de su visita al Nuevo Mirandilla