Uno de los aspectos del juego que Javier Calleja destacó en San Mamés tras la sexta derrota del Glorioso fue la falta de gol que estaba padeciendo el equipo en las primeras jornadas de competición. “Cuando llegamos al área nos cuesta generar peligro”, reconoció con preocupación el técnico que obró el milagro de la permanencia en la pasada campaña.

Esta misma incapacidad para llevar el balón al fondo de la red contraria ha situado al conjunto vitoriano como colíder de un ranking en el que nadie en su sano juicio querría situarse: el Alavés es, junto al Norwich City, el equipo de las cinco grandes ligas que menos tantos ha anotado en la presente temporada. Un total de dos dianas, lo que es tan pobre como alarmante para los intereses de un grupo que a estas alturas en el pasado curso había anotado cinco tantos.

Y es que los teóricamente cuatro delanteros de los que dispone el técnico madrileño han de compenetrarse cuanto antes para poder revertir la dinámica en lo que a registros goleadores se refiere. Joselu, que sigue sin alcanzar su nivel óptimo en el terreno de juego tras un verano convulso protagonizado por los rumores de su salida al Sevilla; Guidetti, que hasta el presente curso era uno de los nombres con más papeletas para salir del club, que además estaba relegado al banquillo y apenas disputó 13 encuentros en la pasada campaña; Miguel de la Fuente, con otros 13 partidos de experiencia en la élite y Sylla, con 19, componen la punta de lanza de un equipo que está obligado a gozar de acierto en los metros finales para contrarrestar la endeblez defensiva que ha llevado al conjunto vasco a encajar 12 goles en siete partidos.

De hecho, el tanto de Joselu en la primera jornada y el de Laguardia ante el Atlético han sido los dos únicos goles que la afición alavesista ha podido celebrar en estas semanas. Estos dos tantos han llegado tras un penalti y un lanzamiento de esquina. Es decir, los de Calleja aún no han metido gol tras una jugada combinativa o una acción desequilibrante por parte de los jugadores.

Insistencia

Es por ello que Javi Calleja ha intentado todas las combinaciones posibles en la vanguardia. En las dos últimas jornadas ha repetido con la dupla de la victoria frente al Atlético, conformada por Miguel de la Fuente y Sylla. Una pareja que aportó cierto control del balón con Miguel y rupturas al espacio con Sylla. Sin embargo, el oxígeno que necesita el equipo en forma de gol se ha quedado enquistado y entre los atacantes albiazules sólo Joselu ha visto puerta.

Los fichajes que llegaron para cubrir las bandas y la mediapunta tampoco han ayudado a engrasar la máquina como es debido. Iván Martín, destacado en su anterior periplo en el Mirandés y Pellistri, que en el pasado curso dejó pinceladas de su desparpajo charrúa, aún no han tenido la continuidad deseada en el once titular. Por su parte, Manu García, probablemente quien mayor riqueza técnica atesora en la sala de máquinas, tampoco ha encontrado su rol en el once ya que se le ha probado tanto en la banda como en la mediapunta, donde -a priori- mejor debería cumplir su función de trasladar con claridad la pelota desde la defensa hasta el ataque.

Por suerte, el conjunto del Paseo de Cervantes parece haber encontrado su mayor baza ofensiva a través de Luis Rioja. El extremo zurdo, que aterrizó en Vitoria hace dos temporadas, ha demostrado que la fase de adaptación ha sido superada con creces. A diferencia de cuando llegó procedente del Almeria, el de Las Cabezas de San Juan busca con asiduidad el uno para uno, donde encara con absoluto desparpajo al rival sabedor de que su vertiginoso cambio de ritmo deja atrás al defensor. A pesar de que su casillero personal aún no se haya estrenado, las jugadas de Rioja han sido los lances del juego que mayor peligro han generado en el área rival.

Calleja dispondrá ahora de dos semanas para entrenar los automatismos ofensivos y dar con la tecla en los metros finales. Solo así se podrán unir las piezas de ataque del engranaje alavesista.

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Calleja ha intentado todas las combinaciones posibles en estas primeras jornadas sin que el equipo muestre un colmillo afilado