- Hace unos años el incomparable Joaquín Sabina acuñó el término de la nube negra para referirse a la profunda depresión en la que cayó tras sufrir un ictus y que a punto estuvo de costarle la vida. El miércoles, a la conclusión del duelo contra el Espanyol, Fernando Pacheco recuperó esas palabras para definir el estado de ánimo del Deportivo Alavés tras encajar su quinta derrota consecutiva del curso.

Una descripción que, desde luego, encaja a la perfección con la situación en la que se encuentra El Glorioso. Con el casillero de puntos aún por estrenar, cerrando la clasificación y liderando todos los apartados estadísticos negativos imaginables, el conjunto gasteiztarra se ve arrastrado por una espiral de destrucción que amenaza con acabar con sus esperanzas de reacción a las primeras de cambio y de la que no es capaz de encontrar una salida. Es cierto que restan más de tres cuartas partes de la temporada pero no lo es menos que, a estas alturas ya, la alerta es máxima en el Paseo de Cervantes.

Javi Calleja ha probado con prácticamente todas las combinaciones posibles de sus piezas pero, por el momento, continúa sin dar con la tecla que permita al grupo aliviar mínimamente su dramática situación. Ante el Espanyol por fin pudieron verse los primeros brotes verdes de todo el curso pero el estado de necesidad es tan desesperado que no fueron suficientes para cambiar la dinámica.

Muy al contrario el Alavés recibió un nuevo golpe en su linea de flotación en forma de derrota que se suma a todo el daño recibido previamente. Y esa pesada mochila continúa cargada sobre los hombros de un conjunto albiazul que está obligado a quitársela de encima de inmediato. Sin tiempo además para restañar las heridas antes de someterse a una nueva batalla.

Porque mañana mismo el vigente campeón de Liga pondrá a prueba a los de Calleja en Mendizorroza. Una cita en la que El Glorioso debe apoyarse en la mejoría experimentada en Cornellá para convertir ese paso adelante en los cimientos sobre los que continuar construyendo una reacción que no puede demorarse más.

A punto de igualar el récord negativo del curso 2017-18, cuando el equipo saldó con derrotas sus seis primeras comparecencias, no existe ya el más mínimo margen para la conquista de los primeros puntos de la temporada. Tampoco para un Javi Calleja al que la implacable ley del fútbol sitúa ante un escenario de vida o muerte en las próximas citas del equipo ante el Atlético de Madrid y el Athletic en San Mamés. Dos partidos que serán transcendentales para su suerte y para la de un equipo que solo podrá abrir una grieta de luz en la densa nube negra que lo cubre a base de puntos.

22 en 5 partidos. Resulta evidente que el Deportivo Alavés no está carburando lo más mínimo hasta el momento pero no se puede decir que Javi Calleja no está probando todas las fórmulas posibles para dar con la tecla adecuada. Así queda de manifiesto con un simple vistazo a las estadísticas de la plantilla en este arranque de curso. Y es que por sorprendente que pueda parecer únicamente dos jugadores albiazules han sido titulares en los cinco encuentros que ha disputado el equipo. Se trata en concreto de Tomás Pina y Joselu. El resto, ha ido alternando presencia en el once inicial con el banquillo para propiciar otro dato que llama poderosamente la atención. Porque nada menos que 22 futbolistas han sido titulares al menos en una ocasión este curso, lo que da una idea de las infinitas variaciones en sus alineaciones que ha efectuado Calleja. Solo Saúl y Miguel de la Fuente no han jugado de inicio hasta ahora.