Mendizorroza despedirá mañana la temporada 2020-2021 con un trascendental partido para el Deportivo Alavés, que se enfrentará al Granada con la posibilidad de certificar su continuidad en la máxima categoría por sexto curso consecutivo. Sin duda, un merecido premio para una plantilla y un Javi Calleja que, pese a las circunstancias tan adversas con las que se encontró hace un mes y medio, en ningún momento ha dejado de creer en la posibilidad de salvar al conjunto vitoriano.

Esa confianza e insistencia del técnico madrileño, junto al evidente contagio al vestuario, es lo que ha llevado al Glorioso a colocarse en una situación inmejorable en la lucha por la permanencia. Desde que Calleja aterrizó en Vitoria-Gasteiz, el cuadro albiazul ha sumado tres victorias (Huesca, Villarreal y Elche), tres empates (Athletic, Valencia y Levante) y una sola derrota (Eibar), lo que ha supuesto un notable balance de 12 puntos sobre 21 que ha colocado el objetivo principal -el de seguir en Primera- al alcance de la mano del club babazorro.

Si finalmente se logra esa ansiada salvación -aún no está todo hecho-, la afición alavesista podrá celebrar por fin el punto final a una campaña con muchos malos momentos acrecentados, además, con la imposibilidad de acompañar a su equipo desde las gradas de Mendizorroza. Una circunstancia que se arrastra desde el 6 de marzo de 2020, cuando el Alavés empató a uno con el Valencia en una de esas frías noches gasteiztarras.

La ausencia de hinchada en los estadios de LaLiga, porque en Segunda B y otras categorías sí ha habido, ha hecho mucho daño al fútbol como producto -solo hay que observar la cantidad de gente que ha perdido el interés por el deporte rey en los últimos meses-, pero también ha tenido incidencia en lo puramente deportivo. Equipos como Osasuna, el Eibar o el Alavés, que utilizan sobre el césped a su afición como una ventaja, han empeorado su rendimiento como local al no contar con el aliento de sus seguidores.

Y es que, acabe como acabe el choque entre babazorros y nazaríes de mañana, el Glorioso pondrá fin a su temporada en casa con una puntuación inferior a la de sus anteriores cuatro campañas en Primera División. En la 2016-17, con Mauricio Pellegrino en el banquillo, se lograron 29 puntos en Mendi; el siguiente curso, esta vez con Zubeldía, De Biasi y Abelardo, se sumaron 28; en la 2018-19, únicamente con el Pitu, 29; el año pasado, con Asier Garitano y Muñiz, 27; y este, bajo el mando de Machín, Abelardo y Calleja -y a la espera del último encuentro- , 21.

Por fortuna para los alavesistas, la vacunación contra el covid-19 sigue su curso y lo más probable es que la próxima temporada, la sexta consecutiva en Primera si se acaba logrando la permanencia, puedan volver a dar color, voz y sentido al graderío de Mendizorroza, que espera con ansia e ilusión ese día.

Después de la derrota del Real Valladolid (0-2 frente al Villarreal) y el empate del Eibar (1-1 contra el Real Betis) del pasado jueves, el Alavés, que logró el martes un triunfo crucial en el Martínez Valero, tiene en su mano continuar en la máxima categoría del fútbol nacional. Para ello, si no quiere depender de lo que hagan los demás rivales, tendrá que vencer a un Granada con nada en juego tras el 1-4 que le endosó el Real Madrid en Los Cármenes y que, además, llegará a Vitoria con dos días menos de descanso que los babazorros.

Asimismo, los albiazules también asegurarían matemáticamente la salvación, sin importar el desenlace de su encuentro, si el Pucela, el Elche y el cuadro armero no logran ganar sus respectivos duelos. Los vallisoletanos visitan a la Real Sociedad, los ilicitanos al Cádiz y los eibarreses al Valencia en una 37ª jornada que, lógicamente, se disputará en horario unificado.