odo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos…” (Antonio Machado). Y el Deportivo Alavés hizo camino, un camino excepcional, ilusionante y romántico. Había dejado atrás a cuatro equipos de Primera División, reeditando la gesta del Castilla CF en 1980, en un Campeonato de España magnífico, que sacó al alavesismo de todos sus rincones. Pero había que apearse del viaje iniciado el 3 de septiembre de 1997, Mané y sus muchachos querrían haber estirado el camino hasta el 29 de abril y llegar hasta Valencia (Estadio de Mestalla), pero no se lo permitieron. Un Real Mallorca pragmático, uno de los equipos mejor trabajados que he visto, que en el terreno de juego era la viva imagen del carácter de su entrenador, Héctor Raúl Cúper, se interpuso en el camino del conjunto albiazul y no le dejó caminar más aquel 25 de febrero. Atrás quedaban el CD Aurrera Vitoria, Real Oviedo, SD Compostela, Real Madrid, gran aldabonazo en una mansión del camino, y RC Deportivo de la Coruña, en un viaje que parecía que no iba a tener fin, pero lo tuvo en el Estadio Lluìs Sitjar mallorquín. Las hostilidades contra el conjunto de Palma se habían iniciado una semana atrás, 19 de febrero, fecha en la que los de Cúper visitaron Mendizorroza. Su elenco de gladiadores estaba casi al completo: Marcelino; el ex albiazul Iván Campo, los argentinos Mena y Gabi Amato; Valerón, el mago de Arguineguín; Vicente Engonga, que con 33 años iba a debutar en la selección; el jerezano Romero; el serbio de la izquierda de seda Stankovic o el calagurritano Ezquerro. Cúper no se fiaba de la aguerrida tropa albiazul, práctico que era, ya que en el camino habían quedado víctimas encopetadas.
El encuentro de Mendizorroza se jugó a lo que quiso el Mallorca, que marcó los tiempos del mismo, lo paró y aceleró a su gusto y estuvo siempre una marcha por encima de lo que intentaron Mané y los suyos. El Alavés no encontró su juego, no se lo permitió los insulares. El gol de Pablo Gómez, que igualaba el inicial de Ezquerro, dio vida a los aficionados albiazules, pero la pierna izquierda de Stankovic, que logró un gol olímpico con la ayuda de Paco Leal, puso el definitivo 1-2 en el marcador. La ovación que los seguidores alavesistas dedicaron a sus jugadores cuando se retiraban a los vestuarios, derrotados que no vencidos, significaba: ¡Gracias!
La cosa se había puesto difícil, casi imposible. Derrota en tu terreno de juego, dos goles recibidos, valor doble de esos goles en caso de empate final, había que ganar por dos tantos de diferencia en el Lluìs Sitjar el 25 de febrero. La hazaña de eliminar a uno de los conjuntos más en forma de la Liga de Primera, estaba luchando codo con codo con Athletic, Real Sociedad, Real Madrid o Atlético de Madrid por un puesto para la UEFA, se antojaba complicada, pero los albiazules gritaban a quien quisiera oírlos: ¿Por qué no podemos eliminarlos? ¿Por qué no vamos a ganar?. Aquel equipo albiazul era irreductible. El Deportivo Alavés acompañado de cerca de 200 seguidores intentó cambiar el favoritismo imperante, pero otra vez el Mallorca no se lo permitió. Cúper, conociendo en un principio que tenía un margen de dos goles, por aquello de los goles en campo adversario, planteó un partido amarrategi metiendo a su equipo atrás. Los papeles cambiados, el equipo de Primera parecía el de Segunda. De nuevo todos los oros de la baraja en el campo, el argentino no quería ninguna concesión. Pepe Gálvez, cuando el encuentro declinaba, puso el 1-0 en el marcador mallorquín y, ahora sí, apagaba la última esperanza albiazul. Final del camino. ¡La Copa ha muerto, Viva la Liga!.
“Mis jugadores han defendido a la perfección el nombre del Alavés. Hemos sido eliminados porque el deporte tiene estas cosas. El Mallorca tiene una gran calidad. Ahora sólo queda resignarnos. Nos hemos entregado con orgullo, casta, con cuerpo y alma”.
“Hemos jugado un encuentro muy importante y muy difícil. Hemos mantenido nuestra línea de seguridad en todas nuestras líneas y hemos sacado adelante un partido muy complicado, gracias al gran trabajo de mis jugadores”.
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25 de febrero de 1951.
Tercero contra primero. Deportivo Alavés-Eibar (1-1). 2.000 aficionados eibarreses en Mendizorroza.
25 de febrero de 1970.
En rueda de prensa el entrenador Arsenio Calvo carga inexplicablemente contra el capitán Ezquerra.
25 de febrero de 1973.
A falta de 2 minutos ningún albiazul quiere lanzar un penalti. Tira Ortega y falla. Chantrea- Alavés (0-0).