- Dentro de un verano especial por las fechas, retrasadas a la costumbre con respecto a campañas precedentes, y en el que la mayoría de los clubes han visto severamente limitada su capacidad de gasto al haber mermado sus ingresos por la pandemia del coronavirus, la gran apuesta del nuevo proyecto del Deportivo Alavés lleva el nombre de su entrenador, Pablo Machín. El técnico soriano, de estrella creciente gracias a su sensacional etapa en el Girona pero escaldado en sus dos últimas experiencias al frente del Sevilla y del Espanyol, cuenta con la vitola de poseer un estilo futbolístico propio que le distingue claramente de la mayoría de sus compañeros en los banquillos y en muy poco se parece a sus antecesores en el cargo en Mendizorroza. Un golpe de timón evidente que supone una ruptura completa con todo lo anterior y que requiere de un período de adaptación que en la pretemporada ha sido escaso por las apreturas de un calendario más cargado que nunca. Con Machín, el término medio no parece existir; sus equipos no son de grises, sino de blanco o negro. Una oportunidad, pero al mismo tiempo un riesgo. Solo cabe esperar que su ideario triunfe en un escenario ansioso de recuperar buenas sensaciones tras una última campaña traumática en lo referido al espectáculo por mucho que el objetivo de la permanencia se consiguiese.

El preparador de Gómara busca relanzar en Vitoria -estaba haciendo las maletas para irse a China cuando le llegó la llamada desde el Paseo de Cervantes que supondrá su cuarta experiencia en un club de Primera- una carrera que ha perdido brillo en sus dos últimos destinos. Porque, hace un par de veranos, el soriano era el técnico de moda por su sensacional irrupción en la élite con un Girona que llegó a la máxima categoría tras sorprender a propios y extraños en Segunda y que, no contento con eso, firmó una campaña sensacional en su estreno entre la élite estatal.

En Montilivi, Machín creó con tiempo y trabajo un equipo fiel a su idea y rompedor con respecto al ideario de la mayoría de los entrenadores. Con un sistema basado en una defensa de tres centrales, dio preponderancia a la figura del carrilero para aunar en una sola figura a laterales y extremos y concederles toda la banda, completados con una vanguardia con dos delanteros claros o un ariete secundado por dos mediapuntas. El 3-5-2 es el sistema de base y la única variante habitual es el paso al 3-4-2-1. Un esquema muy distinto a otros a los que los futbolistas están más acostumbrados y que requiere de tiempo de asimilación para su puesta a punto. En el Sevilla no iba por mal camino, pero el equipo se fue desinflando y desde la dirección deportiva no le dieron el perfil de jugadores que necesitaba; en el Espanyol, lo que no tuvo fue ni siquiera margen en el calendario para desarrollar su idea, pues llegó como salvador a un equipo hundido y le despidieron tras apenas un mes en el cargo.

La competición no espera a nadie y por ello el éxito del preparador de Gómara en Vitoria dependerá en gran parte de que sus jugadores sean capaces de adaptarse a su estilo de manera acelerada para que no se empiecen a escapar puntos y aparecer dudas desde demasiado pronto. Lo bueno de la pretemporada es que parece que la idea del soriano ha calado en la plantilla; lo malo, que se han producido errores de magnitud donde más se esperaban, el entramado defensivo, y que las limitaciones económicas existentes hacen difícil encontrar refuerzos que se adapten al estilo del técnico, por lo que las soluciones se tendrán que buscar de forma mayoritaria entre lo que ya hay en plantilla.

Más allá de un esquema diferente, el estilo del nuevo preparador requiere también de cambios en el estilo de cada demarcación. A los tres centrales se les exige salir a tapar al jugador que reciba el balón y recuperar y una vigilancia especial de su zona; a los carrileros, pisar la línea de fondo del área rival y tener la capacidad de recuperar para defender la propia; a los centrocampistas, movilidad y trabajo incansable en la presión; mientras que para los delanteros el estilo les va a permitir brillar mucho más. Porque Machín prima la ofensiva, con llegada de muchos elementos y un juego vertiginoso; pero ese riesgo supone que la defensa se coordine a la perfección para evitar problemas. Una adaptación que hay que completar a toda velocidad.

3-5-2

Machín apuesta siempre por tres centrales y dos carrileros y su única variante es jugar con dos delanteros (3-5-2) o dos mediapuntas (3-4-2-1).