- Desde que el Alavés logró el ansiado regreso a Primera División hace cuatro temporadas, han sido muchísimos los futbolistas que han pasado por el club gasteiztarra para, tras una estancia fugaz, volver a partir hacia otro equipo. La entidad ha tenido que reconstruir el proyecto cada verano y hasta siete entrenadores diferentes se han sentado en su banquillo. Sin embargo, por muchos cambios y lavados de cara que haya sufrido, quienes se han echado el equipo a las espaldas han sido siempre los mismos. Laguardia, Pacheco y Manu García, héroes del ascenso, capitanes y último resquicio del Alavés de Segunda División, siguen siendo fundamentales para el equipo junto a otros como Ely y Pina, que también juegan siempre que están en buena forma física.
Las últimas tres temporadas, el Alavés se ha cimentado alrededor de la columna vertebral formada por su portero, Pacheco, sus dos centrales, Laguardia y Ely, y su doble pivote en el centro del campo, formado por Pina y Manu García. Ellos han sido el pilar del esquema 4-4-2 que tantas alegrías le ha dado al conjunto babazorro. Sin embargo, la carga de partidos a la que son sometidos cada temporada empieza a afectar en su rendimiento y este no ha sido el mejor curso para ninguno de ellos. El problema es que no hay futbolistas en la plantilla que den un paso adelante y se postulen como recambio para una base necesitada de sangre nueva.
El caso más notable este curso ha sido el de Fernando Pacheco. Desde que llegó al Alavés en 2015, el extremeño lo ha jugado prácticamente todo. No ha tenido ninguna lesión destacable y sus paradas han servido para arañar muchísimos puntos. El portero llegó a estar en el radar de grandes equipos de Europa, pero esta campaña su caché ha bajado. Sus intervenciones no han abierto telediarios como en años anteriores y ha cometido errores de bulto como coger el balón fuera del área en el primer partido tras la cuarentena, acción que le valió la expulsión y dejar a su equipo con un jugador menos en el minuto 20. Además, ha arrastrado problemas musculares que le hicieron perderse tres partidos al principio de la temporada y lo han dejado fuera del equipo en el tramo final. Por fortuna para los intereses albiazules, Roberto ha logrado que su falta no se notara e incluso ha cuajado mejores actuaciones. En cualquier caso, sus 34 años no lo sitúan como recambio a medio y largo plazo.
Cuando las cosas van mal, Manu García tiende a ser uno de los señalados. No es un futbolista que destaque por sus cualidades técnicas, tiene ya 34 años y el Alavés lleva tiempo queriendo reforzar el centro del campo con jugadores de mayor nivel. Sin embargo, ni Wakaso, ni Fejsa ni Pere Pons han logrado dar un mejor rendimiento que el gasteiztarra, que ha terminado siendo clave para levantar la moral del equipo en las últimas jornadas. Siempre que ha estado disponible ha jugado y en el tramo final de la temporada ha tenido que forzar para regresar a los terrenos de juego a pesar de sus molestias físicas. Al igual que el curso pasado, ha terminado sido el centrocampista con más minutos disputados.
Su pareja por excelencia es Tomás Pina, sin duda uno de los futbolistas con el físico más delicado del equipo. A pesar de ello, sigue siendo una pieza fundamental. Cuando está él en el campo, el juego mejora sustancialmente. Es el que mejor lee los partidos y aporta una pausa y criterio con los que solo él cuenta en la plantilla. De todas formas, su físico solo le ha permitido terminar siete partidos completos, ha sufrido dos lesiones y tanto Garitano como Muñiz han tenido que dosificarlo. Cuando no está, se nota.
Finalmente, tampoco ha sido el mejor año para la pareja de centrales albiazul por excelencia, formada por Ely y Laguardia. La solidez defensiva ha sido la seña de identidad del equipo desde su regreso a Primera División, y este año ha flojeado. El Glorioso ha sido el tercer conjunto más goleado de la categoría con 59 tantos en contra, solo por detrás de Betis y Mallorca. Una marca inadmisible para un equipo al que le cuesta mucho crear ocasiones de gol. Laguardia ha sido el segundo jugador con más minutos disputados de la plantilla, pero ha jugado 540 minutos menos que el año pasado. El caso de Ely es más conocido. Nunca ha completado una temporada sin lesiones en el Alavés. Eso sí, si no se lesionara tan a menudo puede que no estuviera en la capital alavesa.
El caso es que los sobresfuerzos y los años pasan factura y la columna vertebral del conjunto babazorro empieza a resquebrajarse. La intensidad de las semanas posconfinamiento ha evidenciado que Pacheco, Ely, Laguardia, Pina y Manu García son mortales y que empiezan a estar quemados. Aún les queda fútbol, pero sería positivo conseguir recambios de confianza para que puedan descansar más a menudo y para que una lesión o un bajón de rendimiento de uno de ellos no sea excesivamente perjudicial para los intereses gasteiztarras.