- Las pésimas sensaciones que el Deportivo Alavés había dejado en el reinicio de la competición en una actuación desastrosa con desaparición del campo incluida desde la expulsión de Pacheco quedaron ayer borradas de un plumazo con una de las actuaciones más brillantes de este equipo en lo que va de temporada. La recuperación de piezas vitales como Joselu -imperial su actuación- o Lucas, la suma en versión hiperactiva de Borja Sainz y un trabajo colectivo soberbio desarbolaron a un aspirante a la Liga de Campeones como la Real Sociedad, que fue aplastada en Mendizorroza. Tres puntos de oro en una exhibición portentosa en las dos partes del campo que sirven para rozar ya la permanencia con la punta de los dedos. A falta solo de la rúbrica.

Que la partitura que iba a interpretar el Alavés iba a ser bastante diferente a la deficiente interpretación que realizó contra el Espanyol era una evidencia desde que se desveló la alineación titular. Solo cuatro supervivientes de la catástrofe (Ximo, Laguardia, Duarte y Camarasa) y el refresco de toda la línea de ataque, con la recuperación para la causa de dos jugadores como Lucas y Joselu que lo cambian todo.

El coruñés es quien pone la magia y cada vez que coge el balón desata la sensación de que algo puede pasar, pero el de Silleda es un gigante inabordable en su trabajo sordo. Por la calle de la amargura trajo desde el principio a Llorente y Elustondo, incapaces de ganarle la partida por arriba. Y de esa capacidad de descolgar balones para luego distribuir siempre con criterio empezó a llegar el peligro.

En la primera llegada, el gran protagonista de la primera parte, Borja Sainz, ya enganchó un remate que se le fue por poco tras combinación entre Lucas y Duarte. Las apariciones del extremo de Leioa fueron un puñal, pero la insistencia llegó por un costado izquierdo en el que Rioja dio esa versión que de él se esperaba cuando llegó y no había conseguido explotar.

Mientras, el cuadro albiazul conseguía ahogar a la Real. Presión adelantada, líneas con muchos metros ganados sobre la portería y reducción máxima de los espacios. Solo Oyarzabal fue capaz de encontrar resquicios entre semejante acumulación de piernas -alguna salida desde atrás estuvo a punto de abrir un pasillo franco al cuadro local-, aunque el eibarrés no llegó a empalmar un remate en un servicio desde la diestra de Januzaj que fue el único aspecto en el haber de su equipo.

Tras un arranque impetuoso, los vitorianos se tomaron un respiro a partir del ecuador. Llenar los pulmones de oxígeno para redoblar el ímpetu tras el receso para la hidratación, en el que el acoso sobre Remiro fue implacable. Tras un disparo cruzado de Lucas y un cabezazo alto de Duarte en un córner, el coruñés mandaba arriba una falta y, en el último suspiro, Borja no fue capaz de enganchar en plancha un balón que con tocarlo hubiese acabado en la portería. En todo caso, con el empate, la versión del Glorioso fue de las que gustan.

El guión no varió ni un ápice en un arranque del segundo acto en el que Lucas y Joselu se movieron de nuevo con peligro en zonas de compromiso y la Real solo pudo oxigenarse en un error del punta de Silleda que tuvo que resolver Duarte con una falta al borde del área cuando Willian se iba. No se arredraron los albiazules, que tras esos instantes de sufrir se fueron de nuevo arriba. Y llegó el premio, con la incertidumbre del VAR y todo. Tras un córner, un centro devuelto por Laguardia al área donde estaba solo Magallán y el argentino cedió a Borja, tan solo como él para remachar. Parecía fuera de jugo claro, pero el VAR tardó lo suyo en decidir. "¡Gol! ¡Goool!", reclamaba desde la grada el banquillo alavesista. Y, por fin, Jaime Latre, asistido por Medié Jiménez, decretaba el tanto del vizcaíno y la explosión entre los albiazules en el 59.

La Real llevaba una hora sufriendo y activó Imanol cuatro cambios de una tacada. Los donostiarras se volcaron y encadenaron saques de esquina, pero las ocasiones seguían siendo locales. Un remate de Lucas al palo seguido de una parada de Remiro a Rioja pudieron rubricar la sentencia. Abocado al sufrimiento en el esprint final, el cielo se fue abriendo y cerrando por momentos. La expulsión de Zaldua daba mucho aire, pero casi de seguido era Pina el que veía la segunda amarilla y el dramatismo se incrementaba con el cuadro donostiarra volcado. Resistencia sin que Roberto tuviese que emplearse, hasta que, ya en el último suspiro, Joselu hacía un jaque mate que ejecutó Martin para sentenciar el encuentro, asegurar la victoria y dejar la permanencia al alcance de las manos.

29ª jornada de liga

Estadio Mendizorroza.

Árbitro Jaime Latre (aragonés).

Alavés

31. Castro; 21. Martin (90'); 27. Tachi; 17. Marín; 28. Javi López; 15. Fejsa (90'); 22. Pons (94'); 19. Manu García; 35. Ismael; 16. Edgar (83'); 32. Paulino; 24. Burke.

Real Sociedad

13. Moyá; 30. Zubiaurre; 18. Gorosabel (93'); 24. Le Normand (64'); 26. Pacheco; 20. Monreal; 31. Dhouahra; 36. Zubimendi; 35. Lobete; 28. López; 7. Portu (64'); 19. Isak (64').

1-0, minuto 59: Borja Sainz. Centro desde la derecha de Laguardia tras un córner que baja Magallán y Borja marca a placer, aunque la oficialidad tuvo que aguardar varios minutos a la verificación del VAR.

2-0, minuto 96+: Martin. Acción espectacular en el área de Joselu, Remiro saca como puede su remata y Martin solo para coger el rechace marca a placer.

Expulsó por doble cartulina amarilla a Zaldua (minutos 54 y 81) y Pina (minuto 71 y 87). Amonestó a Llorente (minuto 42), Elustondo (minuto 49) y Duarte (minuto 51).

Rival desactivado La Real es un equipo de una calidad tremenda con el balón y el Alavés consiguió neutralizar por completo esa amenaza. Obligó a los donostiarras a asumir riesgos con una presión adelantada y a jugar con muy pocos espacios al adelantar la línea defensiva al límite. Roberto apenas tuvo que intervenir.

Mucha llegada Desde el primer minuto, el cuadro albiazul mostró un colmillo afilado. Joselu dominó el juego aéreo, Lucas aparecía en zonas de peligro y los extremos, sobre todo Borja, llegaban desde la segunda línea generando mucho peligro. Por momentos, un torrente ofensivo.