- Si largos han sido los dos meses sin entrenamientos en el Deportivo Alavés, igual de longevas han sido las negociaciones entre los rectores albiazules y los componentes de la plantilla para buscar un acuerdo para la reducción de los salarios de los futbolistas y los componentes del cuerpo técnico y mitigar mediante este medida la sustancial caída de los ingresos de la entidad del Paseo de Cervantes por la ausencia de la normalidad en la competición y la suspensión, de momento temporal, de los partidos. Finalmente ayer, justo un día antes del regreso del equipo al trabajo en Ibaia, las dos partes alcanzaron un acuerdo para la reducción de manera significativa de los emolumentos totales correspondientes a la primera plantilla para el presente curso, con cantidades variables dependiendo de si se puede reanudar la competición o si finalmente se cancela.

Este acuerdo final ha sido el desenlace de un proceso muy espinoso. Las negociaciones entre club y jugadores -los capitanes han sido los representantes del vestuario en todos estos contactos- comenzaron en cuanto se determinó el parón de la competición y se tuvo claro que iba a extenderse durante un período de tiempo largo. La primera propuesta fue una rebaja global de los salarios cercana al 30% -las cifras las descubrió Edgar Méndez el 3 de abril en una entrevista en México, pero llevaban más de medio mes sobre la mesa- y la oposición de la plantilla a dicha reducción fue la que condujo al expediente de regulación temporal de empleo que desde Mendizorroza se tramitó el 27 de marzo.

Se habían consumido ya alrededor de dos semanas de negociaciones sin visos de acuerdo y desde el club se optó por esa solución de emergencia para salvaguardar los salarios de sus empleados -de haberse alcanzado un acuerdo en esas primeras tomas de contacto se podría haber evitado esta medida drástica en toda su extensión- en un momento en el que los ingresos habían caído a la mínima expresión por la suspensión de la competición. Con una reducción de los emolumentos de los futbolistas del 70%, los sueldos más importantes de la entidad dejaban de ser un problema de primera magnitud en el corto plazo.

Con el ERTE ya en funcionamiento -una vez aceptado, entró en vigor de forma retroactiva a la declaración del estado de alarma el 14 de marzo-, club y plantilla siguieron negociando en pos de un acuerdo global para los salarios de toda la temporada. Las posiciones, muy enfrentadas en el primer momento como desveló Edgar -desde los despachos se planteaba una rebaja única en cualquier caso, sin condicionantes, que los futbolistas no aceptaban y que fue la que condujo al ERTE-, se fueron limando hasta acercarse a los términos que muchas entidades han contemplado con sus jugadores, con distintos porcentajes de reducción: uno más bajo en el caso de que se retome la competición y uno superior si finalmente no se juega.

El acuerdo entre las dos partes llega justo antes del reinicio de los entrenamientos y salvaguarda la economía del club para la presente temporada, aunque los problemas por la caída de los ingresos se mantendrán el próximo curso.