Vitoria - Hay encuentros que se convierten en una bisagra dentro de una temporada y su última victoria ante el Eibar le permitió al Deportivo Alavés abrir de par en par las puertas hacia un futuro de tranquilidad. El triunfo en el derbi con los armeros sirvió para ensanchar al máximo las diferencias con respecto a la zona de peligro y situar al Glorioso en una posición en la que cada victoria a partir de ahora supondrá un paso casi definitivo hacia la permanencia en Primera División por quinta campaña consecutiva. Una ola de positivismo con la que se ha abierto la segunda vuelta -con el único punto negro de la derrota en el último minuto ante el Villarreal- a la que se pretende dar continuidad en la visita de hoy al Mallorca, que ha entrado en crisis, con tres nuevos puntos que servirían para alcanzar la treintena y dejar la salvación ya a tiro de piedra.
De la mejoría que el Alavés ha experimentado desde el parón navideño no hay duda ninguna. Un equipo con claridad de ideas, muy mejorado por los refuerzos invernales y que ha sido capaz de encontrar el equilibrio entre su rendimiento como local y visitante para comenzar a sumar con una regularidad de la que había carecido hasta la fecha por sus problemas en la primera vuelta para puntuar en sus desplazamientos. Con un entramado defensivo reforzado a domicilio, el de Asier Garitano se ha convertido en un equipo muy peligroso fuera de casa, como evidencian tanto su victoria ante el Levante como el empate que le sacó a un Sevilla que solo pudo marcar de penalti. Cuatro puntos que igualan ya toda la cosecha del primer giro al calendario, un registro que se aspira a engrosar hoy con la visita a un Mallorca que se encuentra ya en estado crítico.
Los bermellones han comenzado a experimentar en carnes propias la dureza de la Primera División y tras su derrota en la última jornada ante el Espanyol han caído a zona de descenso. Una sola victoria en sus últimos diez partidos y cuatro puntos de los últimos treinta que se han puesto en juego es el pobre balance de los baleares, que arrancaron el curso con una plantilla con claras carencias que tampoco han conseguido resolver en un mercado invernal en el que todos sus rivales se han reforzado mucho mejor.
De esta situación crítica tratará de sacar partido un Glorioso que en sus últimas comparecencias se ha erigido en un especialista en el arte de reducir el peligro de sus rivales al máximo para ir cocinándolos a fuego lento hasta encontrar un resquicio por el que colarse. Ante Levante y Sevilla firmó actuaciones defensivas de una solvencia que rozó la perfección en dos encuentros en los que solo encajó un tanto, y de penalti, tras maniatar por completo a unos oponentes que vieron anulado todo su veneno. En ese mismo nivel se puede situar el derbi contra el Eibar, con los armeros anulados y con un solo disparo a puerta en todo el partido, aunque el remate acabó en gol.
Además de este asentamiento de los cimientos defensivos, Garitano ha ganado fondo de armario con los movimientos del mercado invernal. Tanto en nombres como en las opciones tácticas que se le han abierto a un entrenador que ha mostrado su capacidad de adaptar sus esquemas a las necesidades del encuentro dependiendo de las características del rival y del desarrollo de cada choque. A la mágica pareja con conforman Lucas Pérez y Joselu se le añaden ya nuevas amenazas para crear un cóctel explosivo que busca hoy un paso de gigante hacia la salvación.