EL Valencia, noveno en Liga con nueve puntos recibe al Deportivo Alavés con el objetivo de darle una alegría a una afición que está de uñas con el club, que no con los jugadores, tras la decisión del propietario, Peter Lim, de destituir a un Marcelino García Toral que en las dos últimas temporadas les clasificó para la Liga de Campeones y que adornó estos logros con la conquista de la última Copa del Rey. Los hombres dirigidos ahora por Albert Celades afrontan el choque de hoy con una creciente necesidad de puntuar y con Rodrigo Moreno, su principal referencia ofensiva, inédito aún en liga en materia goleadora. A pesar de contar con la confianza de Marcelino García Toral, primero, y de Celades, en la actualidad, el internacional hispano-brasileño no ha conseguido todavía inaugurar su casillero de goles en el torneo doméstico, si bien es cierto que un tanto suyo dio los tres puntos al Valencia en su visita al Chelsea en la primera jornada de la fase de grupos de la Champions League.

En liga, sin embargo, sigue en blanco un renovado Rodrigo, destinado con su nuevo entrenador a pisar más la banda derecha del ataque del Valencia, parcela del campo desde la que amenaza con partir también esta tardes al abrigo de su innata tendencia a ocupar posiciones más centradas a fin de pisar constantemente el área rival. Su papel, clave en un Valencia que busca recuperar la calma institucional después de la tormenta que desató a todos los niveles la fulminante destitución de Marcelino por sus desavenencias con la propiedad del club, se antoja trascendental en el futuro a corto y medio plazo de un equipo que a punto estuvo de perder sus servicios en la recta final del mercado estival. Fue entonces, con la liga a punto de comenzar e incluso con el campeonato en pleno despegue, cuando Rodrigo, que también había sonado como posible refuerzo de equipos como el Manchester City, Nápoles o Bayern Múnich, estuvo a un paso de convertirse en jugador del Atlético a cambio de 40 millones de euros.

La frustrada salida del argentino Ángel Correa al Milan, sin embargo, impidió a última hora al conjunto colchonero abordar la operación de Rodrigo, cuya salida de Mestalla habría dejado al Valencia prácticamente sin margen de maniobra en un mercado que se apresuraba a bajar la persiana. Marcelino, siendo aún entrenador ché, reflejó públicamente su opinión al respecto al afirmar que “sin Rodrigo los objetivos del Valencia no serían los mismos y en un momento puntual fue un futbolista traspasado, porque así me lo comunicó a mí el propio futbolista para decirme que se había cerrado un acuerdo con el Atlético”. “Se despidió de todos aquí y parecía que esa misma tarde debía pasar el reconocimiento médico, pero luego ese traspaso no se consumó y quiso volver a entrenarse con el equipo. Su forma de actuar le honra”, agregaba el pasado 16 de agosto un molesto Marcelino, cuyo despido comenzaba a cocinarse en la larga distancia.

Rodrigo, mientras tanto, se quedó en Valencia con la intención de olvidar lo ocurrido y hacer borrón y cuenta nueva un laborioso e implicado. El hispano-brasileño fue autor de ocho goles en los 33 partidos de liga diputados la pasada temporada y de 16 tantos en las 37 jornadas que estuvo sobre el césped en la campaña 2017-18, la más productiva para el hispano-brasileño en el apartado realizador.

Tres GOLES AL Alavés Pieza fundamental en la consecución del título de Copa que celebró por todo lo alto la afición ché el pasado mes de mayo, el delantero valencianista, que cumple su sexta temporada en Mestalla tras abandonar el Benfica en el verano de 2014 previo paso por el Bolton Wanderers (2010-11) y el Real Madrid Castilla (2009-10), busca estrenarse como goleador en la presente edición de liga. Enfrente tendrá al Alavés, rival contra el que ha visto portería en tres ocasiones en un total de siete partidos a lo largo de las tres últimas temporadas, todos ellos marcados curiosamente en el curso 2017-18.

La primera de las tres dianas de Rodrigo ante los albiazules tuvo lugar en la décima jornada de esa campaña en el duelo liguero de la primera vuelta en Mendizorroza. Tras un gol inicial de Simone Zaza, el Alavés por entonces entrenado por Gianni De Biasi firmó una reacción colosal que le llevó a empatar por mediación de Rubén Sobrino, pero Rodrigo marcó un penalti que sentenció el triunfo visitante (1-2) en el inicio de un duelo que ese curso hizo saltar chispas.

Y es que los dos clubes se cruzaron en una eliminatoria de cuartos de final de la Copa que se acabó resolviendo en los lanzamientos de penalti. Y clave para ello fue el gol del delantero hispano-brasileño para la remontada de su equipo en el partido de ida en Mestalla (2-1). En la vuelta no marcó, pero acertó en su turno en la tanda. El último capítulo del serial fue el partido de la segunda vuelta en la capital levantina, en el que Rodrigo se encargó de abrir el marcador para la victoria de su equipo (3-1).

Las estadísticas, así las cosas, reflejan que el delantero hispano-brasileño, un pistolero con la pólvora mojada en el arranque de liga, ha sido fundamental con sus goles en las victorias del Valencia en las últimas temporadas, ya que sus dianas han sido sinónimo de triunfo para su equipo. Así las cosas, el Alavés hará bien en no fiarse del momento de desacierto que vive el delantero, más aún cuando Mestalla es un campo que se le atragante especialmente. No en vano, en catorce visitas al campo valencianista solo dos victorias (en las temporadas 1999-00 y 2000-01, con un empate en la siguiente) se han teñido de albiazul.