El Deportivo Alavés dejó finiquitado la semana pasada el mercado de invierno, pero eso no quiere decir que el trabajo de la dirección deportiva en los despachos de Mendizorroza haya concluido. Hay muchas situaciones que se encuentran abiertas y algunas de ellas pueden convertirse en asuntos muy espinosos de cara al día a día del propio club. El más preocupante, sobre todo de puertas hacia afuera por la repercusión social que tendría, es el futuro de Manu García y sus opciones de seguir en la entidad del Paseo de Cervantes una vez que concluya su contrato el próximo 30 de junio. El desenlace de la continuidad del capitán y referente de este equipo durante las seis últimas temporadas es el deseado por todos, tanto dentro del propio club como en el entorno de El Glorioso, pero las primeras tomas de contacto solo han servido para determinar que las posturas entre las dos partes están muy lejanas entre sí. Cinco meses hay por delante hasta que expire el actual contrato del vitoriano, pero, de momento, el acuerdo no parece sencillo. Si desde las oficinas alavesistas no se mejoran las condiciones presentadas hasta la fecha, Manu García abandonará la disciplina albiazul al final del presente curso para emprender un nuevo reto lejos del equipo de su vida.

Como todos los jugadores que acaban su relación con su actual club al final de la presente temporada -el otro caso en albiazul es el de Alexis Ruano-, Manu García tiene libertad desde el pasado 1 de enero para negociar su futuro, ya sea con el Alavés o con cualquier otro equipo que se interese en hacerse con sus servicios. Hasta la fecha, los únicos contactos que el capitán ha mantenido han sido con el propio Glorioso, que ya desde el pasado verano le expresó sus deseos de estirar la actual relación. De momento, esas conversaciones han evidenciado que lo que se ofrece desde un lado y lo que se reclama desde el otro suponen posiciones muy alejadas entre sí como para prever que el acuerdo vaya a ser sencillo.

Deseo de continuidad Manu siempre ha tenido claro que, si es posible, quiere desarrollar ya toda su carrera dentro del club de su ciudad y ni siquiera se ha planteado un cambio de camiseta en el supuesto de que el equipo acabase perdiendo la categoría. Independientemente de no saber si jugaría la próxima temporada en Primera o en Segunda División, el vitoriano firmaría su renovación de manera inmediata en el caso de que la oferta que le ha trasladado el club colmase sus aspiraciones, tanto en la duración del contrato como en su salario.

Manu cumplirá 32 años el próximo mes de abril y sabe que se encuentra ante la oportunidad de conseguir unas condiciones contractuales que colmen sus intereses quizá por última vez en su carrera. Todavía le quedan temporadas de fútbol por delante, pero la lógica señala que antes o después su rendimiento tiene que empezar a decaer. Hasta la fecha se ha ganado con holgura una vida cómoda dentro del mundo cotidiano, pero se mueve muy lejos de las condiciones que disfrutan otros futbolistas, incluso dentro del propio vestuario de Mendizorroza.

Según los datos ofrecidos el pasado mes de diciembre por la página especializada en deporte y finanzas Sporting Intelligence, la media de los sueldos de la plantilla alavesista ronda los 680.000 euros. Una cifra que multiplica varias veces el salario del capitán, que figura como uno de los más bajos del equipo. No en vano, ya en su última renovación, coincidiendo con el ascenso a Primera, se produjeron tiranteces serias entre las dos partes que el propio jugador acabó atajando por su deseo de debutar en la máxima categoría con el club de su vida. A pesar de que el dinero que le ofrecían estaba muy por debajo de lo que consideraba justo tras su trayectoria, fue Manu quien dio el paso al frente para firmar su continuidad ante la posición de inmovilismo del club.

Futuro asegurado La situación de verse minusvalorado después de seis años de rendimiento sobresaliente constante vuelve a producirse ahora, cuando vuelve a ser una temporada más una de las piezas fundamentales del equipo, sin necesidad de recurrir al aspecto sentimental. La oferta que el Alavés ha puesto sobre la mesa de Manu no satisface, ni de lejos, sus pretensiones. En ninguno de los apartados, no solo en lo referido a lo económico. Y, en esta ocasión, no parece que vaya a ser el futbolista quien dé su brazo a torcer de nuevo, como ocurrió en las anteriores renovaciones en las que acabó pasando por el aro. No en vano, sus sueños como alavesista ya los ha cumplido y superado ampliamente, por lo que considera que es el momento de que se le valore en su justa medida. Sobre todo, teniendo en cuenta las condiciones que se manejan en Primera y también dentro del propio vestuario alavesista.

Vuelve a tener El Glorioso sobre la mesa una situación muy espinosa. Ya le pasó el último verano con Gaizka Toquero. Entonces el delantero vitoriano tuvo claro que el club no le valoraba de manera suficiente en su oferta -sobre todo teniendo en cuenta lo que cobraban compañeros de mucha menor relevancia en el equipo durante la campaña anterior- y acabó declinando la oferta de renovación porque ninguna de las dos partes varió su postura de partida. En otros términos diferentes, una situación similar a la que vive ahora Manu, que busca un contrato acorde a su rendimiento y también a la relevancia que tiene en el equipo.

Habrá que ver cómo discurren los acontecimientos a partir de ahora y si desde el club se varía esa postura de partida y se acerca la proposición a los deseos del capitán. Hasta que finalice la temporada, el futbolista tiene claro que va a seguir centrado en su trabajo y será solo a partir de entonces, si el Alavés no mueve ficha antes, cuando valore qué va a hacer de cara al futuro.

Eso sí, a estas alturas del año ya sabe que no le va a faltar trabajo en el máximo nivel la próxima temporada. En Primera División ya hay dos clubes que le han trasladado directamente su interés de cara al futuro y también maneja alguna propuesta para salir al extranjero, aunque esperará al final del curso para ver si el Alavés mueve ficha y luego decidirá qué hacer.