Alavés2
Athletic2
DEPORTIVO ALAVÉS Pacheco; Vigaray, Alexis, Ely (Maripán, min.46), Hernández (Pedraza, min. 60); Burgui (Romero, min.74), Wakaso (Torres, min. 60), Manu García (Pina, min. 60), Ibai Gómez; Sobrino (Diéguez, min. 73) y Santos.
ATHLETIC Kepa; Lekue, Boveda, Laporte, Saborit; San José; Susaeta, Raúl García, Córdoba, y Williams. También jugaron Herrerín, De Marcos, Rico, Aduriz, Muniain y Etxeita.
Goles 0-1, min. 42: Mikel Vesga. 1-1, min. 52: Ibai Gómez. 1-2, min. 55: Aduriz. 2-2, min.87: Santos, de penalti.
Árbitro Daniel Palencia Caballero. Mostró amarillas a los albiazules Wakaso y Maripán, y a los rojiblancos Raúl García y Etxeita. Expulsó a Alexis con roja directa en el minuto 70 y a Óscar Romero en el 89.
Incidencias Final de la primera edición de la Txapela de Euskal Herria, disputada ayer en Lasesarre (Barakaldo). 2.000 espectadores.
Vergüenza, bochorno, tristeza, perplejidad... Le pueden poner los sustantivos que quieran a una Euskal Kopa cuya primera edición será recordada durante mucho tiempo. Básicamente para mal por el triste comportamiento de algunos futbolistas que se dignan de ser profesionales y, sobre todo, la insólita decisión del árbitro de la contienda. Tras una trifulca barriobajera iniciada en el minuto 89 por Óscar Romero, cuya brusca entrada a Saborit fue sancionada con la segunda roja al conjunto vitoriano -previamente había sido expulsado Alexis, que en el colmo de la desfachatez golpeó al árbitro en la cara-, Daniel Palencia Caballero dio por terminado el duelo. Ante la incredulidad del personal, se retiró el trío arbitral hacia los vestuarios cuando el marcador reflejaba un empate a 2 tras el penalti logrado por Santos.
Sin la presencia de los encargados de impartir justicia, ni se jugó el descuento ni por supuesto se ejecutaron los lanzamientos desde los once metros para conocer el ganador del trofeo, a la postre desierto, mientras Juan Martínez de Irujo -el encargado de poner la txapela- no daba crédito desde el palco de Laserrarre, testigo de cualquier cosa menos fútbol en un partido que debería servir para que el Alavés adopte mano dura con Romero y, especialmente, Alexis, instigadores del patético epílogo. Al primero se le cruzó el cable con una entrada innecesaria. El gesto del segundo, con su leve caricia al árbitro tras ser expulsado, le hubiese retirado de la circulación durante un largo tiempo si el partido habría tenido tinte oficial. Dos acciones que dejaron la imagen del Alavés por los suelos y eclipsaron un choque áspero en el que las viejas rencillas existentes entre ambos equipos quedaron al descubierto. Hubo más bronca que fútbol y eso deja en mal lugar a todos. Por no hablar de la insólita determinación del árbitro, que con su insólita actuación evitó que la txapela se decantara para alguien.
En cuanto a la vertiente deportiva, Zubeldía no se dejó casi nada en el tintero y puso en liza a prácticamente toda la artillería de que dispone en estos momentos con un once titular que bien podría ser el que inicie el torneo liguero el próximo viernes en Butarque. De amistoso, el pulso tuvo muy poco. El primero en desatar las hostilidades fue un clásico como Raúl García, un tipo pendenciero donde los haya y que no hace prisioneros. El navarro debió ser expulsado en el minuto 12. Con la espada de Damocles de una madrugadora amarilla por protestar, propinó una alevosa patada en la cabeza a Héctor en un intento de tijera que no venía a cuento.
La iniciativa correspondió en todo momento a un Athletic muy incisivo ante el marco de Pacheco y que expuso mucho más. Especialmente a balón parado merodearon el gol los pupilos de Ziganda. Por contra, el Alavés salió muy poco del área y se limitó casi siempre a capear el temporal a base de orden y acumular hombres en su propio campo. Si algo dejó claro la cita de ayer es que, al margen de munición arriba, la plantilla albiazul necesita un mediocentro de buen trato de balón y con clarividencia a la hora de hilvanar el juego. A medida que avanzaron los minutos, trató de soltarse y lanzar contras el cuadro vitoriano, sostenido atrás por un notable Ely y en el que su trío de mediapuntas intercambió a menudo las posiciones.
final surrealista En uno de los momentos donde el Alavés parecía sentirse más cómodo y menos agobiado, llegó el jarro de agua al filo del descanso. Para más inri, fue un canterano albiazul el autor del aguijonazo. Mikel Vesga agarró un balón en la frontal del área y embocó un zurdazo raso que sorprendió a Pacheco tras desviar la trayectoria del balón la pierna de Alexis.
Ziganda retocó buena parte de su once tras el descanso, mientras que Zubeldía apenas introdujo a Maripán en lugar de Ely. Poco le duró la alegría del empate al Alavés, que igualó por medio de Ibai tras recoger el rechace de Herrerín al ingenuo penalti provocado por unas manos de Aduriz. El donostiarra se redimió de su error a renglón seguido gracias a un testarazo soberbio a centro de Lekue. Tras sostenerse durante varios segundos en el aire, nada pudo hacer Pachecho ante la acción de un incombustible delantero que a sus 36 años sigue impartiendo lecciones sobre el oficio del delantero centro de toda la vida.
Zubeldía introdujo cambios con un marcado carácter ofensivo, pero el fútbol pasó a un segundo plano al final. El primero en dar el cante fue Alexis, que se autoexpulsó por hablar más de la cuenta y golpeó al árbitro en la cara. Subieron los decibelios tras el segundo empate del Alavés, obra de Santos después de otro ingenuo penalti de Rico a Vigaray. Cuando ya se cumplía el tiempo reglamentario, Romero entró con una fuerza innecesaria a Saborit, que se revolvió originando una tangana. El colegiado dijo basta ante la escasa deportividad de ambos contendientes y la Euskal Kopa, para vergüenza de todos, quedó desértica.