vitoria - No pudo ocultar en la tarde de ayer José Bordalás el enorme desgaste sufrido durante los noventa minutos de la contienda ante el Girona. De hecho, el preparador albiazul confesó nada más iniciar su comparecencia que sufría “un dolor de cabeza tremendo” como consecuencia de la enorme tensión padecida hasta que el colegiado dio por concluida la batalla. Sin embargo, el resultado final sirvió de reparador analgésico para los males del alicantino. “Ha sido un partido de sufrir mucho, que ha tenido muchas cosas negativas pero que al final me deja muy satisfecho por el trabajo de todo el equipo, el apoyo de la afición y la victoria”, resumió.

La principal lectura que realizó el máximo responsable del banquillo local de Mendizorroza de lo sucedido sobre el césped, más allá del necesario reencuentro con el triunfo, fue la demostración de personalidad y carácter que ofreció El Glorioso para ser capaz de sobreponerse a unas condiciones muy adversas tras jugar en inferioridad durante la mayor parte de la contienda. “Le doy muchísima importancia al hecho de que hayamos sido capaces de sacar el encuentro adelante pese a haber tenido dos expulsiones. Tiene muchísima importancia y debe darnos confianza para el futuro”.

Bordalás evitó entrar a enjuiciar la actuación del colegiado pero sí significó que a Einar “en la primera falta que ha hecho le ha sacado tarjeta”. En este sentido, tuvo palabras de ánimo para el canterano. “Le he dado un abrazo y le he animado. Estaba haciendo un buen partido hasta la roja y me da pena por él y por el trabajo que ha tenido que hacer el equipo. Los centrales se hacen con experiencia y años y seguro que de esto aprenderá y en el futuro sabrá manejarse con una tarjeta y medir mejor”, destacó.

Por último, el preparado albiazul volvió a destacar el encuentro firmado por el vitoriano Gaizka Toquero -“ha estado fantástico nuevamente”, reseñó- y reconoció que la expulsión del visitante Mata apenas unos minutos después de la del local Pacheco supuso una pequeña ayuda para poder conservar la ventaja en el marcador. “Es verdad que contra once hubiese sido bastante complicado acabar así porque el trabajo y el esfuerzo habían sido muy grandes y las fuerzas estaban ya muy justas”, admitió.