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1-0 (m. 53) Internada de Gaitán por la derecha tras un saque de banda y su centro lo cabecea a gol Jona.

1-1 (m. 84) Juanma recoge un rechace en el área y saca un zurdazo seco que supera a René.

1-2 (m. 86) Centro de Juanma que Quiroga deja pasar y un rechace de la defensa le vuelve al argentino y suelta un potente zurdazo.

2-2 (m. 88) Centro desde la izquierda que cabecea cruzado Isra Jerez, que estaba completamente solo. 2-3 (m. 93) Balón al área que pelean Quiroga y Vélez y el navarro acierta a elevar el balón al segundo palo donde aparece Guzmán para marcar de suave cabezazo.

Expulsó a Sutil en el minuto 87. Amonestó a Raúl García (minuto 50), Curto (minuto 58), Juanma (minuto 59), Nando (minuto 63), Quiroga (minuto 74), Servando (minuto 79), Vélez (minuto 79), Isra Jerez (minuto 83) y Manu García (minuto 88). Expulsó del banquillo alavesista a Sendoa tras haberle amonestado y también Alberto se llevó una tarjeta amarilla.

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Jaén - En el último minuto del último partido. No podía escribirse de otra manera la salvación del Deportivo Alavés. Si un equipo estaba preparado para sufrir hasta el último segundo era El Glorioso, un bloque granítico capaz de mantener la fe incluso por encima del más ilógico de los entendimientos. En nueve minutos de locura se resume toda una temporada. De estar descendido, a remontar con goles de Juanma y Quiroga y sacar la cabeza del hoyo, pero solo dos minutos por culpa de un grave fallo defensivo que igualaba el duelo. Pero ahí apareció el corazón de este equipo, esa bomba de sangre y oxígeno indestructible que es la que le ha permitido al bloque albiazul sobrevivir a todo. En el minuto 93, en el último minuto del último partido de la temporada. Como siempre dijo Manu García. Casi a empujones, llevándose todo por delante. Hasta que el balón llegó a la cabeza de Guzmán. Certero. Suave. Gloriosa salvación. El equipo que siempre creyó en los milagros protagonizó ayer uno que es desde ya historia de este club con letras mayúsculas. Y es que el Alavés sigue siendo de Segunda División.

No tocó nada Alberto en su alineación y en los primeros minutos del duelo el Alavés cedió la iniciativa a un Jaén que se plantó repetidamente en zonas de compromiso generando más temor que peligro real. El fuego de verdad venía de los disparos albiazules, todos ellos ligeramente desviados con respecto a la portería de René. Un trallazo de Beobide, un cabezazo de Jarosik, un remate cruzado de Stevanovic y una individualidad de Viguera se fueron cerca de los palos. En todo caso ambos contendientes mostraron ganas de irse al ataque cuando recogieron el balón tal era su obligación con la necesidad de ganar siendo cada vez más agobiante con el correr de los minutos.

El paso de los minutos desdibujó el juego alavesista, con el corsé defensivo excesivamente suelto y sin ser capaz de generar nuevas ocasiones de peligro. El que sí lo hizo, y de qué manera, fue un Jaén que encadenó dos ocasiones clarísimas. Primero Juanma en una vaselina y acto seguido, en la mejor oportunidad de toda la primera parte, Jona remató fuera con todo a favor. Sudores fríos recorrieron el espinazo del alavesismo, pero al descanso las tablas, mortales tablas, seguían mandando en el marcador.

En el arranque de la segunda parte el cuadro albiazul se desmoronó por completo quedando a merced del Jaén por su incapacidad para dar un solo pase. El gol local parecía cuestión de tiempo y así fue al cabecear Jona un centro de Gaitán.

Se oscurecía una tarde que en otros campos era favorable y el Jaén empezaba a interpretar su teatrillo de pérdidas de tiempo en busca del final salvador. Quemó naves Alberto con Vélez y Quiroga y el colegiado anuló un gol del argentino por una falta que nadie vio. Pero el cronómetro corría y los nervios se perdían por el camino. Demasiada locura para sacar algo positivo. Hasta que en el minuto 82 apareció Juanma, un jugador que parece habitar en un espacio temporal distinto a sus compañeros. Vísteme despacio que tengo prisa interpretó el extremeño. Calma con el balón y tratar de aprovechar las imprecisiones locales.

Y así se hizo. Primero empatando en el 84 con gol del propio Juanma para en apenas dos minutos más darle la vuelta al marcador con un tanto de Quiroga. Lo imposible se había logrado, pero a la historia le faltaba una última vuelta de tuerca, la que sirvió para demostrar que este equipo es indestructible. Y es que apenas segundos después empataba el duelo Isra Jerez en un clamoroso fallo defensivo. Y ahí surgió la fe inquebrantable de este Alavés. Cuando todos se hubiesen echado las manos a la cabeza, los albiazules siguieron creyendo que todavía les quedaba una última oportunidad. Fe, esperanza, deseo, pundonor... Y el tren apareció para que, en la última estación, El Glorioso se subiese al tren de la permanencia con un gol de Guzmán que obró el milagro en el que solo este equipo creía.

Estuvo poco más de diez minutos sobre el césped, pero fue fundamental en la victoria al poner pausa al juego, buscar las mejores opciones y marcar el primer gol alavesista.

Un partido muy gris del centrocampista catalán que apenas entró en contacto con el balón y que no tomó buenas decisiones. Fue el primer sacrificado por Alberto.

Increíble final. El Alavés remontó c on dos goles en los minutos 84 y 86, encajó el empate en el 88 y marcó el de la victoria en el 93. Un final de auténtica locura en el que el cuadro albiazul fue capaz de templar los nervios, volcarse en el ataque y marcar tres tantos que pasan a la historia por el triunfo en Jaén que supone la permanencia en Segunda.

Resultados favorables. Asegurada la victoria, el Alavés tuvo que aguardar un par de minutos para celebrar la permanencia gracias a las derrotas de Mirandés y Castilla, que serán los que acompañen a Hércules y Jaén en el descenso de categoría.

Salvador. Más allá del partido de ayer, en el que el Alavés estuvo muerto durante más de 80 minutos con un juego insulso y plagado de errores, el técnico irundarra ha sido uno de los grandes protagonistas de la salvación del equipo. Tranquilo, sin estridencias, optando siempre por soluciones lógicas y sin caer en la locura ni siquiera en el partido de ayer. Pasa a la historia del club con excelsos números.