Vitoria. En el inicio del nuevo año, el Deportivo Alavés se ha convertido en un equipo desconcertante. Los siete puntos conseguidos de los doce que se han puesto en juego resultan una cifra muy importante, pero lo que es verdaderamente llamativo es que casi la totalidad de ese registro se ha conseguido merced a dos victorias a domicilio ante dos equipos que están peleando por los puestos de ascenso, mientras que en Mendizorroza el cuadro albiazul solo ha sido capaz de conseguir un empate ante dos rivales directos en la pelea por la permanencia. Un equipo bipolar en la actualidad el de Juan Carlos Mandiá, que parece sentirse más cómodo cuanto más lejos se encuentra de Vitoria y también cuanto más poderoso se perfila su oponente, aunque, en todo caso, todos los puntos valen lo mismo y la sucesión de resultados actual es una de las mejores de toda la temporada, solo superada por los nueve de doce conseguidos entre las jornadas sexta y novena.

En estos cuatro partidos del mes de enero, el Alavés se ha reenganchado a la lucha por la permanencia, pero lo ha hecho a su manera. Peculiar, cuanto menos. Sorprendió a propios y extraños con su victoria en Soria para firmar un partido deleznable con un final vomitivo ante el Jaén dejando escapar en el descuento un punto que ya se intuía como muy importante. El esperpento ante un oponente directo tuvo su continuidad en Mendizorroza con un segundo capítulo, el vivido ante el Girona, de la misma ralea y que provocó en enfado mayúsculo de la parroquia alavesista. Una semana más tarde, ha tenido que ser un nuevo triunfo a domicilio ante el Las Palmas, todavía más afortunado que el logrado ante el Numancia, el que apacigüe las aguas albiazules. Y es que este equipo parece empeñado en vivir al revés y redimir a domicilio los disgustos que se lleva en casa.

Así las cosas, el conjunto vitoriano se encuentra en su segunda mejor racha de la temporada. Eso sí, viendo el juego del equipo se hace difícilmente explicable. Y es que si en Mendizorroza los resultados han sido del todo lógicos viendo el fútbol ramplón y prácticamente inofensivo dispuesto, a domicilio se ha contado con un acierto supino y no poca suerte para dejar por dos veces la portería imbatida. El Numancia ya desaprovechó unas cuantas ocasiones muy claras, pero lo del Las Palmas ya fue una catástrofe absoluta con goles que parecían cantados que no acababan entrando, aunque, eso sí, algo tendrá que ver el trabajo del equipo, que en defensa parece algo más seguro y no comete esos errores infantiles de antaño.

Lo que parece evidente es que este Alavés de Mandiá se encuentra más cómodo cuando no tiene que llevar el peso de los partidos. El preparador de Alfoz se ha esmerado por fortalecer la labor defensiva -en Las Palmas solo Viguera se quedó fuera del muro de contención- y que lleguen ayudas de los hombres más adelantados. Eso funciona bien a domicilio, cuando los oponentes tratan de tener más el balón y se puede presionar, robar y salir a la contra en busca de espacios. En cambio, en Mendizorroza ante rivales que se han encerrado atrás el equipo ha sido inofensivo.

peor, pero mejor Toda esta conjunción de factores no podían dar otro resultado que uno completamente extraño. El juego es infinitamente peor desde el punto de vista del espectador que en los primeros meses del curso, pero los resultados se encargan de desdecir esa pobreza en el juego. Y bien es sabido que en este deporte no existe la fórmula matemática perfecta que asegure los puntos. Todo lo contrario, ya que muchas veces ganas más cuando menos mereces. Y viceversa. Para muestra, un botón. En los dos partidos iniciales de la primera vuelta contrajo el Alavés más méritos que en los dos primeros de la segunda, pero el bagaje de puntos indica justamente lo contrario. Cuatro por uno. Peor fútbol, mejor rendimiento. La injusticia balompédica que tanto le quitó a Natxo González y que tanto le está dando ahora a Mandiá con un equipo desconcertante que se ha enganchado de nuevo a la pelea por la permanencia y que ante el Córdoba, en Mendizorroza, tratará de dar continuidad a su gran victoria en Las Palmas con un segundo triunfo que le podría sacar del descenso. Precisamente, el punto de apoyo que necesita El Glorioso para fortalecer su particular crecimiento y dar continuidad a la buena racha puntuadora que ha firmado en este extraño mes de enero.