Vitoria. Solo. Como Gary Cooper a la espera de Ian MacDonald en la estación de tren de Hadleyville. El viento resopla, una bola de paja es arrastrada con el siseo del aire como música de fondo. Y Cooper espera. Luciano se encuentra Solo ante el peligro, al igual que en la peli que Fred Zinneman parió para regocijo del género norteamericano por excelencia.
Las botas del gallego no llevan espuelas, sino tacos de aluminio. Luciano no pisa la gruesa arena del desierto yanqui. Se mueve, por el momento, entre el césped de Ibaia y Mendizorroza. Pero esto no tardará en cambiar. Pronto el central de Porriño caminará por campos con tanto lustre e historia como los de Riazor, La Romareda, Son Moix, El Molinón... Entonces necesitará a alguien que le guarde las espaldas. El oeste de la Liga Adelante no se antoja un camino de rosas, más bien una caravana como la que lideraba John Wayne en Río Rojo. Sin embargo, Wayne parte, por ahora sólo. Sin siquiera un Montgomery Clift que se rebele por sus métodos demasiado expeditivos. Así deberán de ser de continuar Luciano como único stopper en un plantel aún falto de varios de sus ribetes.
En otros tiempos tratado como uno más de la plantilla -sin hacer de menos a sus dotes futbolísticas-, la comparecencia de ayer de Luciano frente a la prensa gasteiztarra suscitó un especial interés. El pontevedrés es una especie en extinción dentro del vestuario albiazul. Una rara avis, de momento, en el césped de Ibaia. Ayer de Mendizorroza. Las alternativas para ocupar, por ahora, la posición de central no existen. Hay quien pudiera ver a Manu García, un todoterreno, desempeñando esa posición si la situación lo requiere. O a un portento físico como Jagoba Beobide, dispuesto a bajar al barro para defender la portería albiazul. Opciones remotas, porque el Deportivo Alavés debe incorporar sí o sí efectivos en esta demarcación. Es la que más urge. De largo.
Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol de Mendizorroza. Lo que sí ha llamado la atención es que el propio Luciano demandara ayer en rueda de prensa, no directamente un compañero, pero sí, en un tono de reclamación general, que se vaya completando la plantilla lo antes posible. "Tengo ganas de que lleguen los compañeros", certificó el único central con que cuenta Natxo González para explicarse a renglón seguido. "Porque va a ser bueno tanto para mí como para el club porque cuantos más compañeros haya, vas a estar más intenso, con más concentración... y al final mejora al equipo y mejora a los jugadores también. Cuanto antes lleguen muchísimo mejor para todos", explicó tajante el gallego.
La Segunda División es una competición apetecible y, como recordó Guzmán Casaseca hace un par de jornadas, todo el equipo se encuentra ilusionado y centrado al máximo de cara a iniciar un reto que puede consagrar a muchos de ellos en el fútbol de élite. De ahí la preocupación por ofrecer una buena imagen y hacer una buena campaña desde el primer momento.
Tras esa reclamación por parte de Luciano, el jugador no tardó en matizar que las cosas se están haciendo despacio pero bien en materia de incorporaciones. Apelaba en un primer momento a la experiencia de muchos de ellos: "Se está haciendo un buen equipo. Los jugadores que están viniendo son buenos y con partidos en Segunda". Aunque por ello, no dejó de alabar a otros "como Unai Medina que no tienen tanta experiencia, pero sí hambre de fútbol". Como otros jugadores ya han revelado, el pontevedrés insistió en la fuerza del grupo como clave del éxito el pasado curso y apostó por que se volviera a dar ese perfil dentro del vestuario, extremo que, de momento se está cumpliendo en su opinión. "Se está haciendo un buen grupo, que es lo importante. Hay buen ambiente y eso es al final lo que da los frutos. Es lo que nos llevó al éxito el año pasado" , explicó.
Por todo ello, hay que ponderar las reclamaciones de un Luciano que se encuentra, como el resto de la plantilla es de suponer, ilusionado por una campaña que puede consagrarlos. El perfil de futbolista que se busca y se ha buscado desde que Querejeta desembarcó en las oficinas del Paseo de Cervantes excede de lo puramente deportivo. El hambre y la implicación son claves a la hora de vestir la elástica albiazul y este factor determinará, en buena parte, el rendimiento de la plantilla en la ilusionante nueva categoría. Así lo mostró el propio Luciano para quien la Segunda División "es una categoría muy bonita, para disfrutar". "Cualquier campo es un buen estadio y hay más ambiente de fútbol", prosiguió.
Tras esto, Luciano se mostró cauto pero optimista en una temporada en la que se enfrentarán a clubes históricos como el Sporting, el Zaragoza, el Mallorca, filiales como el del Madrid o el Barcelona... "Si tenemos paciencia y jugamos bien, podemos hacer cosas importantes. El objetivo es la permanencia, pero hay que ir partido a partido y ver qué pasa", zanjó. Seguro que se puede, aunque todavía quedan piezas por añadir al rompecabezas albiazul.