HACE apenas unos meses, Sergio Herrera era uno más de los integrantes del equipo juvenil del Deportivo Alavés que, una vez cumplidas sus obligaciones cada fin de semana, acudía raudo al medio más rápido que tuviera a mano para conocercuál había sido el resultado del primer conjunto albiazul. Mañana, su nombre resonará a través de la espectacular megafonía de un recinto capaz de acoger a casi cien mil personas en su interior como guardameta titular del Glorioso que se enfrentará al Barcelona en el encuentro de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Protagonizará, de esta manera, un inesperado viaje relámpago desde Miranda hasta el Camp Nou.

Y es que fue precisamente la localidad burgalesa la que le vio nacer hace poco más de diecinueve años (5-6-1993). Allí dio sus primeras patadas al balón pero en categoría cadete recaló en las categorías inferiores de la entidad de Mendizorroza y desde entonces ha ido escalando peldaño a peldaño hasta llegar a colarse en el mayor escaparate del fútbol mundial en estos momentos. Porque su cometido esta noche no será otro que tratar de que Villa, Cesc, Pedro y compañía se topen con una muralla infranqueable cuando se acerquen a sus dominios.

Una misión que a buen seguro que le generará más de un sufrimiento pero que cualquiera estaría dispuesto a asumir con los ojos cerrados. Más todavía, cuando la cita supondrá el estreno en competición oficial con el equipo en el que ha crecido futbolística y personalmente. Desde que arrancó el curso, ejerce de guardameta titular en el filial de Tercera División y se entrena todos los días a las órdenes de Natxo González pero debutar con el primer equipo son palabras mayores y un sueño con el que ni tan siquiera se atrevía a fantasear.

Los padres, en busca de viaje Sin embargo, la que es considerada desde hace tiempo una de las grandes perlas de la cantera de Ibaia ya estuvo a punto de cumplirlo el pasado sábado en Torrelavega. Durante el calentamiento Miguel Martínez sufrió la lesión de rodilla que posteriormente se ha confirmado de extrema gravedad y como quiera que Urtzi Iturrioz no había sido convocado por los problemas musculares que aún arrastra el joven Sergio era el único recambio posible. Al final, no obstante, Miguel consiguió mantenerse sobre el césped durante los noventa minutos.

Fue, en cualquier caso, el anticipo del premio gordo que estaba a punto de recibir. Como quiera que los dos cancerberos del primer plantel no han podido recuperarse, él se situará bajo los tres palos esta noche en el Camp Nou. Una noticia tan inesperada que incluso motivó que sus padres tuvieran que realizar todo tipo de gestiones ayer para poder organizar un viaje a la Ciudad Condal para seguir en directo las evoluciones de su hijo.

Un chico con carácter y desparpajo -los que le han seguido desde niño aseguran que esta es una de sus principales virtudes en la portería- que destaca por su envergadura (con la que domina el juego aéreo) y su enorme habilidad para detener los penaltis. En los últimos tres años, únicamente le han metido uno de los diez que le han tirado. Si la eliminatoria se decide en los lanzamientos desde los once metros, el Barcelona tiene motivos para preocuparse.