Vitoria. José Carlos Granero asumió ayer el papel de uno de los personajes que resultan más célebres por estas fechas. El técnico levantino se enfundó el traje de Poncio Pilatos y quiso pasar de puntillas por la polémica que ha enturbiado a lo largo de la semana la actualidad del Deportivo Alavés. En una conferencia de prensa adelantada por las vacaciones para valorar el partido que mañana disputará su equipo ante el Lemona, colista de la categoría, Granero se negó a valorar tanto la decisión de la directiva albiazul de sancionar por bajo rendimiento a sus pupilos como las reacciones que han partido posteriormente del vestuario.

"Ha sido una semana complicada, una semana dura, y el equipo tiene que responder", inició su análisis el preparador del conjunto gasteiztarra, quien sin embargo no entró en el fondo de las circunstancias que han convertido la presente en una semana diferente, más árida para los inquilinos de su vestuario. "Me tengo que mantener al margen. Son decisiones del club. No soy nadie para cuestionar, ni siquiera valorar, las decisiones del consejo", se protegió. En realidad, tampoco quiso valorar las opiniones de los jugadores, que por boca de Geni y Asier Salcedo, dos pesos pesados del plantel, han apostado por adoptar una postura prudente pese a todo.

"Geni, además de capitán, es una persona reconocida dentro del vestuario, que conoce perfectamente la casa, entiendo y respeto lo que ha dicho", se limitó a comentar un Granero que, fiel a su estilo, quiso ofrecer ciertas dosis de optimismo de cara a la complicada empresa que tiene por delante el Alavés en las seis últimas semanas de competición. Pero le faltó la fe, la convicción necesaria para contagiar a una afición que ya cree poco.

"Nuestra obligación como profesionales es dejarnos todo por este club hasta el final. Independientemente de lo que ocurra en otros partidos, nosotros tenemos que seguir pensando que tenemos una nueva oportunidad de ganar y de dar buena imagen ante nuestros aficionados", reseñó. Y no le faltaba razón. Seguramente, lo primero que va a exigir el público de Mendizorroza tras esta semana de turbulencias va a ser que el equipo dé la cara, ofrezca una imagen digna, algo que no ha sucedido en todas sus citas.

Para la de mañana, ante el colista, Granero anuncia novedades. "Seguramente es posible que haya algún cambio", indicó, antes de descartar gravedad en la pequeña rotura fibrilar que ha sufrido David Rangel y mostrar todo su respeto hacia el rival de turno. "Aunque es verdad que no está obteniendo resultados, siempre es un equipo complicado. Tiene todo mi respeto", concluyó el técnico albiazul.