Vitoria. La segunda temporada de Igor Cuesta en el Deportivo Alavés no está resultando nada sencilla. Si el pasado curso lo cerró con el sinsabor general de no haber cumplido el objetivo colectivo y sin poder contribuir a ello en el campo por culpa de una lesión que le mantuvo mermado durante meses, no se puede decir que el presente curso le esté yendo mucho mejor desde el punto de vista personal. Las lesiones musculares parecen perseguirle y cuando deja atrás una dolencia no encuentra la continuidad necesaria dentro del equipo sin que antes se vea obligado a parar de nuevo por esos infaustos pinchazos y sobrecargas que preceden a las roturas de fibras que le traen por el camino de la amargura.
La confirmación de la última le llegó a última hora de la tarde del jueves. Parecía que no se trataba de una lesión de gravedad, pero el paso de los días sin que remitiesen los dolores volvía a encender las alarmas. Peligro. Una situación desgraciadamente conocida ya por haberla vivido en ocasiones precedentes. Las pruebas médicas, en este caso una ecografía, volvían a descubrir el mal, la rotura de fibras en los isquiotibiales que mantendrá al portugalujo durante tres semanas de baja.
Otra vez a darle vueltas a la cabeza y a intentar buscar una explicación a lo inexplicable. A la facilidad que tiene el central vizcaíno para sufrir este tipo de lesiones que tanto le cuesta superar. Porque, más allá del problema muscular, la cabeza también juega en este sentido y son ya demasiadas veces las que Cuesta ha sufrido el mismo tipo de dolencia muscular.
Sin ir más lejos, será la tercera vez en la presente temporada en la que el central vizcaíno tenga que quedarse en la grada sin poder pisar el césped. El portugalujo no pudo ser de la partida en los ocho primeros compromisos ligueros tras lesionarse durante la pretemporada y volver a padecer una dolencia muscular cuando se encontraba a punto de reaparecer en la segunda jornada. Ya en el arranque de la segunda vuelta, una nueva rotura de fibras le dejó otras tres jornadas en el dique seco.
En total, son ya once los partidos que esta temporada se ha perdido el central por culpa de las lesiones, a los que hay que añadir otros dos en los que ha estado sancionado y los, al menos, tres que se perderá a partir de ahora por esta nueva lesión. Si la recuperación marcha por buen camino, situación que tampoco es la más habitual cuando es Cuesta el inquilino de la enfermería, llegaría a tiempo de ponerse en forma de cara al final de la temporada, fase en la que puede ser decisivo por su experiencia y seguridad en el eje de la zaga. Eso siempre y cuando, y cabe tocar madera en este caso, no medie otro problema físico que cercene aún más la andadura del portugalujo.