El próximo sábado, 26 de julio, se cumplen tres años desde que el pueblo de Ametzaga, en Zuia, vio instalar una réplica de la Cruz de Gorbeia -de 4,55 metros de altura y 200 kilos de peso, sobre una base de cuatro metros cuadrados y con 128 remaches simulados- a escasos cien metros de la iglesia de San Andrés. Es decir, el punto de esta Junta Administrativa, ubicada a 610 metros de altitud, desde el que se divisa perfectamente Gorbeiagane y su afamada cruz.
Se hizo por propuesta vecinal y, tras lograr una ayuda de Diputación Foral de Álava, se encargó su diseño a Edi Hoyos, fundador del Club de Montaña Ubietamendi de Zalla y especialista en réplicas de hierro de multitud de elementos arquitectónicos del paisaje vasco. Por su parte, la empresa Cysunor de Arrigorriaga, experta en trabajos de calderería fina y estructuras metálicas, fue la encargada de materializar los planos.
Desde entonces, se ha convertido en todo un reclamo para el juego, ya que los y las txikis del lugar “se divierten usando manos y brazos para colgarse de ella”, nos explica el montañero y etnógrafo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Iñaki García Uribe, especializado en temas relativos a Gorbeia. “Llevo más de 25 años estudiándolo. Es la cuna y origen del montañismo vasco y mi montaña sagrada”, apunta el que, a las 19.30 horas de este sábado (19 de julio), ha sido llamado a ofrecer, en el Txoko Tximiso de Ametzaga, una conferencia sobre la historiografía de la Cruz de Gorbeia, de la auténtica, la que se mantiene impertérrita a 1.482 metros de altura desde hace más de un siglo.
Tercer aniversario
“Creo que lo han hecho para celebrar de algún modo el cumpleaños de la réplica instalada en julio de 2022 en el pueblo, que es la segunda más alta de las que no se encuentran en cimas, solo por detrás de la colocada en el exterior del cementerio de Artea, aunque aquella es de madera”, aclara, en referencia a que también tienen gemelas del, sin duda, símbolo del montañismo vasco, aunque de menor tamaño, en Zigoitia, junto a la iglesia de Ondategi; en Orduña, en las instalaciones de la empresa Pinbak; en Laudio, cerca del puente Anuntzibai; y en Zeanuri, en la ermita montañera de Santa Agueda; así como en el museo etnográfico de Orozko, en Igorre y en Ugao-Miravalles.
Asimismo, lucen réplicas de la Cruz de Gorbea de entre 0,95 y 8 metros de alto, las cimas de Umión en Burgos, Ganalto en Zuia, Pico de la Cruz en Galdames, Estugaña en Izarra, Pagonabarra en Aiara, y Undigan en Goiuri, “que yo sepa, aunque puede haber más”, apunta, quien tiene preparadas la friolera de 754 imágenes para acompañar la charla del sábado “metidas en un PowerPoint, con tiempos ya marcados para no pasarme de la hora y cuarto, que cuando me ponga hablar del Gorbeia y su Cruz, no tengo freno”, reconoce.
La historia
De ésta se han escrito carros y carretas, posiblemente, más que los que, tirados por bueyes, hicieron falta para subir a la cima los 32.000 kilos que pesaban las piezas de hierro entramado y los remaches o roblones para armarla, en aquel primer intento fallido de los albores del siglo XX. En este sentido, quien más y quien menos, ya se conoce la historia de esta icónica cruz, que comienza allá por 1899, cuando el Papa León XIII instó a colocar cruces en las cumbres más altas como símbolo cristiano para iniciar el nuevo siglo.
En Euskadi, fue el párroco de Zeanuri, Juan Bartolomé de Alcibar, quien adoptó la iniciativa para el Gorbea y formó una comisión para recoger fondos entre los fieles e instituciones, que encargó su diseño al reputado arquitecto Casto de Zavala. Éste presentó tres diseños de los que se escogió el más caro (50.000 pesetas de aquel entonces), que proponía una cruz de 33 metros que se produciría en una fundición de Barakaldo. El proceso de traslado, primero en tren de Abando a Izarra, y construcción fue arduo, con obreros enfrentando duras condiciones en la cima para ensamblarla. Aunque se inauguró en noviembre de 1901, un temporal la derribó en diciembre de ese mismo año, doblándola a seis metros de altura y quedando recostada en su parte norte.
La construcción de la segunda cruz, con 23 metros de altura, se inició tras el invierno de 1902. Se inaugura el 1 de octubre de 1903, pero también termina siendo derribada por las duras condiciones del Gorbea. No fue hasta 1907 que una cruz de acero de 17,80 metros, más robusta y adaptada al clima de la cima, se levantó definitivamente.
“Yo la llamo la prima pequeña de la Eiffel, porque copiaron la estructura curvada base de la torre parisina y, por cierto, las zapatas de anclaje -dos en suelo bizkaino y dos en alavés- se mantienen las mismas desde la primera cruz”
Esta nueva estructura, construida para resistir los embates del viento y la nieve, ha logrado mantenerse en pie desde entonces, convirtiéndose en un símbolo del montañismo vasco. “Yo la llamo la prima pequeña de la Eiffel, porque copiaron la estructura curvada base de la torre parisina y, por cierto, las zapatas de anclaje -dos en suelo bizkaino y dos en alavés- se mantienen las mismas desde la primera cruz”, aporta García Uribe, como adelanto a las mil y una anécdotas que desvelará en su charla.
“¿Sabías que la cruz definitiva no se hizo en Barakaldo, sino en los Talleres de Zorroza en Bilbao, de donde también salieron los barcos de la Armada Invencible?. Una pena porque cerró y se expolió el archivo y creemos que ahí estaban los documentos de la Cruz. De las dos primeras sí se conserva algún diseño de Casto Zavala, en el archivo del Ayuntamiento de Vitoria, pero ninguno de ellos corresponde al que eligieron. ¡Vete a saber si no se lo llevaron a la cima y salió volando!”, apostilla con sorna, quién también revela que la actual Cruz de Gorbea no contó con inauguración oficial ni boato "era tal la vergüenza que tenían por los dos primeros intentos, que el tercero se llevó en el más puro ocultismo", asegura.