Villabuena de Álava celebrará el próximo 3 de mayo la cuarta edición del exitoso Villabuena Wine Fest. Un evento en el que el chef Edorta Lamo, galardonado con una estrella Michelin, ejercerá como embajador, y en el que la tradición vitivinícola será el epicentro de una jornada que atraerá a miles de personas a esta localidad de apenas 300 habitantes y cerca de 35 bodegas, lo que la convierte en el municipio con más bodegas por habitante del mundo. Elena Muras, directora del Hotel Viura y presidenta de la Asociación para la Promoción de Villabuena, repasa en este periódico la evolución del festival y reflexiona también sobre una cuestión de plena actualidad: la incertidumbre que vive Rioja Alavesa ante los nuevos aranceles impulsados por Trump.
¿Qué novedades presenta la cuarta edición del Villabuena Wine Fest?
Siempre mejoras cosas: detalles en cuanto a organización, tiempos y demás. Sí que hemos ampliado un poco la oferta o la apuesta musical. Este año traemos al grupo El Buen Castigo, con un homenaje a Fito, que creemos que para el público que viene es un planazo. Empezamos a las once y media de la mañana y finalizamos a las once de la noche. También este año apostamos por traer más puestos de artesanos, de gastronomía de la zona y de artesanía local. De tal manera que, al final, sea un evento en torno al vino, pero también cultural. Hay planes para toda la familia, para amigos, porque también hay actividades para los peques, para que los padres estén disfrutando tranquilos.
¿Cuál es el plan para la jornada?
Por la mañana está el tema en torno al vino y a las bodegas. Y luego, por la tarde, se continúa también, pero es más una celebración de los propios bodegueros que se juntan con los visitantes, y es un poco una fiesta en torno a todo. Las catas son algo muy importante, porque se van realizando a lo largo de la mañana, turnándose los bodegueros. Es una oportunidad buenísima para conocer un montón de vinos.
“Villabuena de Álava es uno de los lugares con mejores condiciones para hacer vino en todo el mundo”, afirma Elena Muras
¿Cómo valora la evolución del Villabuena Wine Fest?
Muy buena. La implicación de los vecinos de Villabuena es total. Ha servido mucho para darse cuenta de que juntos se hace pueblo, se hace producto, y que ese mensaje que muchas veces nos llegaba desde fuera, ahora desde aquí se empieza un poco a creer. Siempre se ha dicho que en esta zona sabemos vendernos menos, que los italianos y otras denominaciones saben venderse mucho mejor, pero estamos en uno de los pueblos con mejores condiciones del mundo para elaborar vino. Estamos en un sitio tan privilegiado, y la gente que está aquí produciendo vino, cuidando esas viñas y ese legado que les han dejado, es muy consciente de ello.
¿Qué hace especial a Villabuena de Álava frente a otros territorios?
Hay varios elementos únicos. Uno son las condiciones climáticas y del terreno en el que se cultiva, que lo hacen único por la Sierra de Cantabria. Esa es una condición geográfica que lo hace especial. Y otro es la valentía e idiosincrasia de quienes lo habitan. Estamos hablando de 300 habitantes y de 30 y pico o 40 bodegas, depende del año. Hay muchos que son cosecheros, y según cómo les haya ido la cosecha, hacen vino o no. Puede variar ese número. Entonces, en vez de cerrar su bodega y venderle la uva a una más grande –como ocurre en otros pueblos–, ellos siguen apostando por hacer su vino. Te encuentras con muchas familias, cada una con su bodega, y creo que eso es lo que lo hace único.
¿Se está sabiendo aprovechar en términos turísticos?
Sí. Muchos de los visitantes del hotel querían conocer bodegas y tenían mucho interés en conocer a las pequeñas familias bodegueras. Entre todos organizamos una actividad, el Villabuena Wine Tasting, en la que participan varias bodegas de la zona. Sale todos los días, cada jornada es un recorrido, y los clientes se apuntan. Es súper atractivo porque es una oportunidad de ir a bodegas pequeñas y ver la diferencia, ver cómo vive cada uno. Los clientes nacionales se van encantados, nos dan muy buen feedback, pero sobre todo los extranjeros se van con sensación de autenticidad. Cuando viajamos buscamos no sentirnos tan turistas, sentir que has encontrado a gente auténtica.
El pueblo, implicado
En lo que a la actualidad se refiere, ¿cómo es la situación en Rioja Alavesa respecto a los aranceles de Trump al vino que se exporta?
Hay incertidumbre y preocupación, pero lo que me encuentro es valentía. El hecho de decir: “bueno, ahora está así la historia, pero dentro de dos años puede cambiar”. La clave es aguantar, seguir trabajando en sus proyectos sin que esto les perjudique, y que tanto el vino como la uva sigan siendo de calidad. Las bodegas que exportan tienen su preocupación, están un poco expectantes. Los distribuidores en Estados Unidos ya te dicen que ese incremento va a ir al precio del vino y que probablemente el cliente compre menos. Entonces, yo creo que todos están autoajustándose y valorando, buscando otros mercados, adaptándose. Pero no he visto una negatividad extrema en las conversaciones que he tenido con los bodegueros. Veo, sobre todo, esa intención de seguir cuidando sus proyectos.
¿Se están explorando nuevas vías de diversificación?
También se trabaja a través de distribuidores y ferias. Se trata de contar con un distribuidor que busca un tipo de vino concreto para sus mercados, y cada uno tiene sus vías. Sí que se buscan otros mercados, pero eso ya venía de antes. Todo el mundo sabe que poner todos los huevos en la misma cesta es muy peligroso. Llevan años trabajando en eso. Es cierto que pueden perder nivel de ventas y beneficios en EEUU, pero se trata de compensar, entre el distribuidor y el bodeguero, el margen de beneficio. Pero tenemos que ver también cómo reacciona el cliente y esperar a los acontecimientos.
A modo de cierre, si tuviera que convencer a alguien que no conoce el festival para acudir este 3 de mayo, ¿qué le diría?
Para mí es un planazo, claro. Ves que quien viene, repite. Estamos hablando de 800 personas que han venido casi los dos últimos años. Creo que el encontrarte a los propios bodegueros en cada stand, felices de contarte sus proyectos… Al que le gusta el buen vino y quiere conocer un poco a toda esta gente valiente, acompañado de todo lo que ya sabemos que nos gusta a todos, ¿no? Porque al final se trata de disfrutar. Es una oportunidad genial para conocer un poquito más de las catas y para aprender.