Agurain se mantiene fiel a sus tradiciones y un año más ha celebrado este Lunes de Pascua desde primera hora del día la fiesta en honor a la virgen de Sallurtegui, con actos como el canto de la Aurora, la procesión por el casco histórico de la localidad o el reparto del bollo a los más txikis, entre otros.

El tañido de las campanas de la iglesia de Santa María ha roto el silencio nocturno de Agurain. Con las primeras luces del día, un grupo de files se congregaba en las inmediaciones del templo para celebrar uno de los actos más importantes de la festividad, Sallurti para los aguraindarras, el Canto de la Aurora.

Las y los auroros han recorrido las calles de la villa, el casco intramuros y los barrios extramuros, precedidos por uno de ellos que portaba un farol, anunciando su paso con una campana. En cada barrio los auroros se detienen y entonan una canción cuyo origen se ha olvidado. La letra hace referencia a la resurrección de Cristo, y también tiene algunas estrofas dedicadas a la Virgen de Sallurtegui. “Salvaterranos venid gozosos, en este día a saludar a vuestra Madre la Virgencita, que en Sallurtegi tuvo su altar”.

"Cristianos venid, devotos llegad"

En cada parada se repetía una y otra vez la pegadiza melodía. “Ya ha salido Jesús del sepulcro, el infierno queda lleno de pavor. El pecado y la muerte vencidos, abiertas las puertas del cielo están hoy. Alegrémonos, aleluya, aleluya, aleluya, que ha resucitado nuestro redentor. Cristianos venid, devotos llegad, a rezar el rosario a María si el reino del cielo queréis alcanzar”. Antes de que el pueblo creciera como consecuencia del desarrollo industrial de los años sesenta, sólo se cantaba en el interior de las murallas y en los portales. En la actualidad también se canta por los barrios nuevos que han ido creciendo.

A lo largo de todo el recorrido la comitiva ha ido creciendo hasta alcanzar el mayor número en las inmediaciones de la plaza Simón Martínez de Abad, cercana a la iglesia de Santa María bajo un cielo plomizo. 

En el interior del templo la virgen esperaba la llegada de vecinos y visitantes engalanada para la ocasión con una pulcro manto de claveles blancos. De manera voluntaria, hombres y mujeres asían los faroles precedidos por el de mayor tamaño.

Festividad de Sallurti. Eva San Pedro

La cruz a hombros

Sixto ha sido el encargado de encabezar la procesión. Con la pesada cruz a hombros, fue precedido por los doce faroles, que representan el Pater noster, las diez ave marías y el gloria de un misterio del rosario, cada uno portado por un vecino de la villa. Detrás, la imagen de la Virgen sobre unas andas adornadas con flores. Los fieles cantan la Salve. 

Este año, cuatro hombres del pueblo han sido los encargados de portar la imagen durante el recorrido por las calles Zapatari y Mayor haciendo gala de su fuerza y de su fervor hacia la virgen aguraindarra. “Yo este año no voy a llevar la imagen que tengo mal la pierna”, comentaba una de las mujeres que habitualmente acompañan a la virgen durante su recorrido por las calles del casco histórico.

Con maña y destreza portaron la imagen, una talla de madera dorada y policromada de 93 x 36 x 33 centímetros y datada en el primer tercio del siglo XIV en su particular visita anual a las principales calles de la localidad para regresar, en torno a las 9.00 horas, a la iglesia de Santa María, donde permanecerá hasta el próximo año no sin antes recibir las congratulaciones de sus vecinos y pedirle “su bendición para con el pueblo”.  

Chocolate y bizcochos

A la salida del oficio religioso las mujeres pertenecientes a la asociación Sallurtegui se han encargado de repartir chocolate y bizcochos para los presentes mientras la banda de música de la localidad era alegraba con su música a vecinos y visitantes. 

Si a primera hora de la mañana los mayores han sido los protagonistas de la fiesta, a mediodía ha sido los niños y niñas el alma mater de la celebración. Ellos y ellas han sido los destinatarios de los cientos de bollos de pan con chorizo encargados por el ayuntamiento para su reparto. Con los años las cosas han cambiado y así lo atestiguan los más ancianos del lugar, que recuerdan que en el pasado eran las madrinas y los padrinos los que compraban el bollo de Sallurtegui a sus ahijados. Un obsequio a partir de bollo con chorizo y huevo que hoy en día reparte el consistorio. 

Los y las txikis no han dudado en darle los primeros bocados al bocadillo mientras comentaban lo rico que estaba. Los mayores han tenido la ocasión de comprar el tradicional bollo en varias panaderías del municipio.

Festividad de Sallurti, este lunes en Agurain. Eva San Pedro

Los actos se han trasladado a mediodía al caserío de Sallurtegui, a unos dos kilómetros de la villa, que fue la parroquia de un despoblado desaparecido o “mortuorio” abandonado posiblemente antes del siglo XVI. En el año 1258 el rey Alfonso X el Sabio la donó junto a otras aldeas a Salvatierra. Se conserva frente al caserío una estela, de la Inmaculada, del siglo XVII, con una inscripción ilegible.

Como vigía en su atalaya, allí por siglos en la ermita ha estado Nuestra Señora de Sallurtegui presidiendo la vida religiosa y social de Agurain, siendo patrona de ella. La imagen de Nuestra Señora de Sallurtegui fue trasladada el siglo XIX a la capilla del hospital municipal de la Villa y cuando el edificio se destinó a otros servicios, con tal motivo se efectuó el traslado a la Iglesia de Santa María donde recibe culto cada Lunes de Pascua.

La conjunción o simbiosis de todos estos elementos festivos, religiosos, tradicionales e históricos ha hecho que el nombre y la patrona de un despoblado, el de Sallurtegui, del que apenas hay noticias históricas haya aglutinado a toda la villa. Ha sido, en definitiva, una jornada completa de actos con los que los y las aguraindarras se mantienen fieles a su tradiciones.