En un entorno laboral cada vez más exigente, gestionar nuestras emociones se ha vuelto fundamental para mantener un equilibrio saludable entre el bienestar personal y el rendimiento profesional. Amale Jauregui, psicóloga sanitaria de PsicoLan, da las claves para desarrollar la inteligencia emocional y establecer límites saludables en el trabajo.

Para lograr ser conscientes de nuestras emociones en el trabajo, ¿cuál es el principal desafío al que nos enfrentamos?

Gestionar las emociones de modo inteligente, lo que producirá una situación de bienestar y no marcada por el estrés. Primero habrá que tomar conciencia de dichas emociones, reconociendo y etiquetándolas, identificando patrones repetitivos y comprendiendo mejor nuestras reacciones. Lo siguiente es el autocontrol, su regulación, después la automotivación, la empatía y las habilidades sociales, todas necesarias para conducirnos con inteligencia emocional en el trabajo. 

¿Recomiendas alguna técnica en especial si nos cuesta regular las emociones?

Si, encarecidamente. Se trata de la respiración, la relajación, la meditación, el mindfulness. Cuando hay situaciones de ansiedad o estrés, la relajación progresiva de Jacobson es la más recomendada. A menudo no las practicamos suficientemente como para integrarlas en nuestro día a día, para que sean realmente eficaces.

Dos compañeros de trabajo colaborando en una oficina Cedida

En entornos laborales con una presión social o laboral considerable, ¿cómo podemos fortalecer nuestra autonomía emocional?

Tomando conciencia de nuestras propias emociones y las de los demás, percibiendo, identificando y poniéndoles nombre. Cuanto más fácil resulte poner nombre a las emociones, más fácil será gestionarlas.

Además, hay que tener en cuenta cómo afecta en el comportamiento nuestro estado emocional. Competencias como la autoestima, la automotivación, la responsabilidad, la resiliencia, una actitud positiva, la autoconciencia, fomentar la flexibilidad mental y establecer una red de apoyo deben trabajarse. Por último, las que no tengamos desarrolladas, habrá que ponerles el foco. Lo ideal es conseguir crear el estado emocional que deseamos, independientemente de la situación.

¿Y para situaciones de conflictos?

Hemos de empezar por realizar una introspección, evaluando aspectos personales, y después implementar una actitud abierta y flexible junto a una escucha activa; el otro se sentirá escuchado, podremos entenderle mejor, y llegar a un consenso, buscando soluciones que beneficien a todas las partes. En ocasiones, es preciso solicitar la colaboración de aquellos que tengan la competencia, o bien recurriendo a mediadores, si fuera el caso.

Aunque no podamos modificar las situaciones, sí podemos cambiar la forma de interpretarlas, aceptando que el cambio y la adversidad son parte de la vida laboral

Se habla de resiliencia, asertividad, o la autonomía emocional. ¿Podemos desarrollar esas habilidades?

Para desarrollar la resiliencia, hay que aprender a identificar, aceptar y gestionar las propias emociones, tratando de limitar la influencia de las negativas, de modo objetivo. Aunque no podamos modificar las situaciones, sí podemos cambiar la forma de interpretarlas, aceptando que el cambio y la adversidad son parte de la vida laboral. Los problemas no deben valorarse como una amenaza, sino como una oportunidad/reto, para aprender y crecer. La autoestima, la competencia social, la capacidad para resolver problemas, y además los apoyos familiares y sociales, favorecen la resiliencia. La asertividad se puede aprender, expresando sentimientos de un modo adecuado a cada situación social, respetando las conductas de los demás y resolviendo de modo adecuado los posibles problemas que surjan

Amale Jauregui Larrabeiti es psicóloga sanitaria en PsicoLan Cedida

¿Cómo establecer límites saludables entre la vida laboral y personal, especialmente en la era del teletrabajo?

Conviene establecer horarios de trabajo, tomar descansos regulares, decir “no”, definir objetivos y prioridades. Recargando energía por un lado, y enfrentándonos al trabajo con actitud positiva, por otra. Por parte de la empresa, proporcionar recursos de bienestar y estableciendo controles regulares.

¿Cuándo es el momento adecuado para pedir ayuda profesional? 

Debemos reconocer los indicios, como sentimientos persistentes de tristeza o ansiedad, dificultades en actividades cotidianas, cambios en el apetito o sueño, problemas de relación o pensamientos negativos recurrentes, bajo rendimiento laboral, evitar asistir al trabajo, pueden ser las señales más importantes. Además, habrá que tomar en cuenta la frecuencia, duración e intensidad de dichas señales. Por un lado, conviene acudir a un profesional de la psicología o psiquiatría. Por otro lado, puede que, en algún momento, compañeros/as o jefes nos aconsejen acudir a un profesional, suele ser cuando “se veía venir” la necesidad. No debemos hacer caso omiso, sino reconsiderarlo. 

Más información

Fundación Laboral San Prudencio - PsicoLan

Programa “Tu Salud-Zure Osasuna”

C/ Dato, 43

01005, Vitoria-Gasteiz

Tel: 945 222 900

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