No es la primera vez que el equipo Tecnoclub, del municipio alavés de Elburgo, es premiado por su trabajo en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. De hecho, este año han vuelto a lograr ese reconocimiento dentro de la prestigiosa competición internacional First Lego League, donde el grupo formado por cuatro niñas y cinco niños de entre 12 y 16 años, se alzó con el primer puesto en la final celebrada el pasado 2 de marzo en el Campus universitario de Álava . 

Los detalles del proyecto ganador los ha podido conocer DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA tras conversar con Pablo Fernández del Pozo, entrenador del equipo junto a Aitor García de Cortázar. “Una de las actividades que realizamos en esta pequeña asociación es la First Lego League, en la que llevamos participando desde el 2011 y en la que el equipo se ha clasificado tres veces para la final nacional y dos para internacional”, ha señalado Fernández del Pozo.

En esta decimoquinta edición del torneo, la temática asignada a los grupos ha sido transmitir una afición común de todos los miembros del equipo y hacerlo mediante el arte y la tecnología. Es por ello que, la creación de estos pequeños artífices se basa en “un pintor automático de cuadros originales”, al que han bautizado como Paco. “Decidimos montar una especie de impresora (Paco) para poder hacer una maqueta, construida con piezas de Lego, con el objetivo de poder dibujar, pero no partiendo de un dibujo como una impresora normal, sino de palabras o de música”, ha explicado el entrenador.

“No se trata de una impresora que imprima bien, me temo que eso ya está inventado, sino que los niños puedan demostrar que su proyecto es factible y que funciona"

A través de una aplicación de Inteligencia Artificial es por donde introducen esa palabra, música u otro elemento, según la plataforma. “Te imaginas una palabra o un sentimiento y generas un dibujo. Esta es la parte artística del proyecto”.

En este sentido, Fernández del Pozo insiste en que “no se trata de una impresora que imprima bien, me temo que eso ya está inventado, sino que los niños puedan demostrar que su proyecto es factible y que funciona. Además de ser capaces de montar una impresora con piezas de Lego, que no es poco”.

Dificultades

La premiada elaboración de Tecnoclub aguarda un trabajo de meses y meses así como de un gran esfuerzo de todos sus componentes. De hecho, una de las dificultades a las que se ha tenido que enfrentar el club ha sido al factor tiempo y al punto de reunión. “Algunos niños viven en Elburgo, otros en Alegría, Vitoria… Además, son de diferentes colegios y tienen horarios distintos. “Esto es lo bueno y lo difícil del Tecnoclub”, ha destacado el coordinador.

Asimismo, otra de las tareas complejas del proceso ha sido utilizar el lenguaje de programación Python. “Nosotros no lo controlábamos, pero dos de los niños que estaban utilizando el programa en el colegio, pudieron compartir el proyecto con sus profesores de Python para que aprendiéramos todo sobre la marcha”, ha recalcado.

La presentación tampoco fue una labor fácil para el grupo, concretamente “que ellos y ellas pudieran transmitir al jurado que no se trata de una impresora que dibuja cuatro puntos. “De hecho, uno de los jueces fue así como lo percibió, y las preguntas que les hicieron fueron encaminadas en esa dirección”, ha relatado.

Aún y todo, el entrenador asegura que tratan de realizar proyectos sencillos, prácticos y en los que se pueda construir una maqueta. “Otros equipos lo presentan como un concepto, que puede ser muy innovador, pero nosotros nos ponemos como objetivo hacer una maqueta, sin dejar a un lado la innovación”, subraya.

“Intentar conseguir más puntos y dar guerra por allí”

Pase a Alicante 

De cara a la final nacional que se disputará el próximo 16 de marzo en Alicante, el grupo tiene claro que “no hay tiempo para realizar cosas nuevas”. Por ello, ahora se centran en tener todo a punto y “afinar a Paco para que no se atasque”. “Intentar conseguir más puntos y dar guerra por allí”, ha señalado Fernández del Pozo entre risas.

En cuanto a las sensaciones que se viven ahora entre los txikis, está la ilusión y la emoción de que el “esfuerzo haya sido recompensado”. “Los niños están encantados ya solo con el hecho de ir juntos en el viaje y presentar el proyecto allí”, ha destacado.

De hecho, si todo sale según lo esperado y se vuelven a alzar como ganadores, el premio nacional les llevaría directos a la final internacional que toma como escenario Houston (Estados Unidos). “Los niños tienen esa ilusión de ir a Houston, lo comentan entre bromas. Si se da así, iremos encantados, pero el único objetivo ahora, es que la presentación salga bien, que disfrutemos y que la gente pueda conocer a Paco”, expone.