Cuando uno decide emprender un camino profesional por uno mismo y la sensación que te queda es que te compensa tanto a nivel personal que no te importa tanto la parte económica, igual es que tomaste una decisión acertada hace años al cambiar tu vida por completo.

Y la culpa de ello la tienen las abejas, por las que nuestra protagonista, María Aránzazu Ortiz Caldero, lo da todo desde hace años. “Vivo por y para ellas como comenta divertida”. 

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María Aranzazu Ortiz, la persona detrás de La Casa de la Miel Alex Larretxi

Un giro de 180º que comenzó en el mismo día en el que un amigo le llevó a su casa un cajón para ver si era capaz que de que entrara algún enjambre y se pudiera crear de ahí una colmena.

Y vaya si lo consiguió. Tanto que se invirtieron los papeles: mientras su amigo tuvo que dejar la apicultura ya que con el tiempo descubrió que era alérgico, María Aránzazu dejó de lado un trabajo que la llenaba y que la hacía muy feliz, como maquinista de excavadoras en Excavaciones Mendiola, para dedicarse en cuerpo y alma a unos insectos que son algo más… ya que sin ellas todo sería mucho más complicado para todos. 

El verdadero tesoro de La Casa de la Miel Alex Larretxi

“La verdad es que la decisión fue un poco por casualidad ya que nos dimos cuenta de que éramos capaces de tener colmenas vivas y sacar algo de miel y fue entonces cuando nos decidimos a dedicarnos a ello de una forma más profesional y abrimos nuestra sala de extracción de miel hace más de seis años”, recuerda María Aránzazu sobre los inicios de su negocio.

Un negocio que para ella es mucho más ya que lo siente como una forma de vida y como un medio a través del cual está haciendo algo bueno por cuidar el entorno que nos rodea. 

El establecimiento de La Casa de la Miel Alex Larretxi

Precisamente esta sensación de satisfacción es la que ella misma se repite cada mañana, pese a que el año pasado estuvo a punto de dejarlo todo y volver a su anterior vida. ¿El motivo? La pérdida de la mitad de sus colmenas que murieron.

Pese a ese mal momento que vivieron, el recuerdo de cómo empezó en el mundo de la apicultura y todo lo que le dan sus abejas pesó más a la hora de sobreponerse y seguir apostando este año (y para los venideros) por un proyecto que considera necesario en nuestro territorio por todo lo que ofrece. 

La sala de extracción y su pequeña tienda

Desde el año 2018, María Aránzazu está al frente de este capítulo de emprendimiento, para el que contó con el asesoramiento de Fundación Gaztenpresa de LABORAL KUTXA (entidad a través de la cual obtuvo un crédito para ponerlo en marcha) formado por una sala de extracción y un coqueto establecimiento en Vitoria. 

“En la sala de extracción obtenemos tanto nuestra propia miel como la de otros clientes que tenemos repartidos por toda Euskadi, así como por Navarra, Burgos o La Rioja”. Un servicio que desde hace tres años se complementa con la pequeña tienda de venta directa al cliente que desde sus comienzos ha sido todo un éxito entre aquellos que han ido buscando el sabor de siempre de este producto natural; ese que les lleva a esa niñez con una miel (la alavesa) muy densa, aromática, con mucho sabor y de una excelente calidad. 

Una cliente en el establecimiento de La Casa de la Miel Alex Larretxi

Un futuro incierto

Pese a esos clientes entregados y fieles y a la dedicación y el cariño con el que María Aránzazu cuida de sus abejas y sus colmenas, no puede evitar preocuparse por lo que pueda pasar en un futuro no muy lejano con unos insectos que son clave para asegurar la biodiversidad natural. 

“Es un esfuerzo muy grande mantenerlas con vida”, sentencia nuestra protagonista que, no obstante, no duda en afirmar que lo hace con toda la pasión y el cariño del mundo.  

Un temor que pasa por los estragos del cambio climático, por un sector donde cada vez hay más apicultores que deciden dejarlo o se jubilan sin cambio generacional (actualmente en Álava hay más de 400 apicultores y cerca de 9.000 colmenas) y por cuestiones sanitarias que afectan a las abejas como es el caso de un parásito para el cual todavía no se ha encontrado cura. 

Hasta que eso pase, las abejas de las colmenas de María Aránzazu están bien cuidadas en este proyecto de emprendimiento que nació de la manera más casual y hoy en día se ha convertido en la razón de ser y de vivir de la responsable de unas abejas que no podrían haber encontrado a nadie mejor… 

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