Familia, recuerdos, tradición, territorio. Todo cocinado a la manera de Carmina

No es de extrañar, con esta presentación, que Karmine sea el fiel reflejo de la forma de ser y de sentir de sus dos dueños, los hermanos María y Javier Sarasua a los que desde pequeños sus padres les inculcaron el amor a la cocina, la importancia de la gastronomía, del buen comer y del respeto por los productos que tenían sobre la mesa. 

8

En imágenes: Karmine, un espacio donde disfrutar "aquí y ahora" sin olvidar el pasado Pilar Barco

El destino estaba (casi) claro

Con este origen, y estos recuerdos que están muy presentes en el comedor de Karmine, la evolución lógica es que la vida llevara a estos dos hermanos hacia el camino de la cocina y la gastronomía.

Sin embargo, esto no fue así al principio ya que María estuvo casi una década trabajando como bailarina profesional hasta que decidió buscar algo con más seguridad y, por casualidades de la vida, volvió sin quererlo a ese origen familiar alrededor de una cocina y de una mesa.

Primero trabajando en la parte que menos se ve para, en su último desempeño profesional antes de poner vida a Karmine, ya en sala aplicando un poco de psicología a su relación con los clientes. 

El espíritu de Karmine se mantiene vivo con los hermanos María y Javier PILAR BARCO

Al mismo tiempo, su hermano Javier (la otra mitad del corazón de Karmine) empezaba a estudiar cocina casi por descarte como él mismo reconoce, pero empujado de nuevo por esa esencia y esa enseñanza familiar que guía los pasos en la vida tanto de él mismo como de su hermana María. 

Precisamente, en ese camino vital no podía faltar el recuerdo a uno de sus pilares y que ya no está con ellos. Se trata de la madre de ambos a la que no podían hacer mejor homenaje que poniendo su nombre al restaurante que ahora tienen juntos en Vitoria (ciudad a la que llegaron por la pareja de María y que desde el primer momento tan bien acogió a estos dos guipuzcoanos). 

Y es que Karmine es también Carmina, una mujer que les inculcó desde niños (junto con su padre) el gusto por la afabilidad, la discreción, el cuidado y el acogimiento. Lo mismo que ellos quieren transmitir a todo aquel que se sienta en sus mesas para degustar su propuesta culinaria. 

Re-actualización del recetario alavés

“No tendría sentido y no sería muy coherente hacer otro tipo de cocina que no estuviese enraizada con la tierra, con sus productos, con sus recetas y con los productores de la zona” explica Javier acerca de una cocina, la que él hace, donde el territorio alavés está muy presente tanto en lo que uno se lleva a la boca como en la presentación de los platos ante los comensales (no haremos spoiler…). 

El espíritu de Karmine se mantiene vivo con los hermanos María y Javier PILAR BARCO

Un lugar de acogida donde se siente muy cómodo y donde está asentado tras pasar, en su caso, por cocinas de restaurantes tan conocidos como Caelis en Barcelona, Akelarre de Pedro Subijana o StreetXO en Londres, así como trabajando con profesionales como el valenciano Ricard Camarena de quien guarda un recuerdo imborrable como cocinero, pero sobre todo como persona. 

En los dos menús degustación que tienen (uno con un pase de 8 platos y otro con dos más) los vegetales se llevan buena parte del protagonismo, pero no el único ya que no faltan los platos de carne y pescado. Una propuesta que cambia cada poco tiempo para ir adaptándose a los tiempos y variedad de los productos de temporada y de proximidad y de la que María habla maravillas.

“No lo digo solo por el hecho de que sea mi hermano. En mis recuerdos hay muchos platos que me han marcado y que probamos en los restaurantes a los que nos llevaban nuestros padres. Con los platos de Javier me pasa lo mismo y con Karmine nuestra idea era que ese recuerdo que a mi me transmiten sus platos lo pudiesen sentir los demás”. Y qué mejor que hacerlo trabajando juntos. 

El restaurante Karmine, un lugar donde disfrutar de la gastronomía PILAR BARCO

La misma confianza que tuvieron el uno en el otro a la hora de lanzarse a esta aventura la encontraron por parte de la Fundación Gaztenpresa de LABORAL Kutxa. “En todo momento nos asesoraron, nos ayudaron con el tema del papeleo y nos dieron luz verde a un proyecto en el que ellos también creyeron desde un principio” recuerda Javier.

“Dimos con unas personas maravillosas y desde ahí fuimos dando pasos poco a poco”, añade María quien no imaginaba cuando era pequeña que estos mismos pasos ya los empezaron a dar con todo lo que sus padres les transmitieron y que hoy sigue vivo en esta reivindicación gastronómica del entorno, la cultura y la gente de Álava.