En la búsqueda de alivio ante las dolencias musculoesqueléticas, muchas personas se encuentran en la encrucijada de elegir el tratamiento adecuado. Las empresas, que ven a sus empleados enfrentar días de baja laboral debido a estas condiciones, también buscan soluciones eficaces y sostenibles. La cuestión no es baladí. Un reciente estudio, publicado el pasado mes de abril por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, apuntaba que el dolor de espalda tiene un coste de 9.000 millones para el sistema sanitario y un elevado riesgo de cronificación si no se aborda en su fase aguda.
Tradicionalmente, la mayoría de las personas afectadas recurren a clínicas de fisioterapia, donde las terapias pasivas como masajes, con radiofrecuencia o corrientes TENS son la norma. Sin embargo, estas terapias, a menudo, descuidan la importancia de la terapia activa en la prevención, rehabilitación y alivio del dolor relacionado con las dolencias musculoesqueléticas.
Según el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos el dolor de espalda tiene un coste de 9.000 millones para el sistema sanitario y un elevado riesgo de cronificación si no se aborda en su fase aguda.
Una de las terapias pasivas más común es el masaje (o masoterapia). Este tipo de tratamiento ofrece beneficios a corto plazo como la analgesia, la reducción de tono o contracturas musculares, y el drenaje de residuos catabólicos, además de una vasodilatación. Y aunque reconfortante, los efectos del masaje son efímeros y su eficacia disminuye con el tiempo, especialmente en casos de lesiones crónicas. Además, crea una dependencia en los pacientes quienes, ante el resurgimiento del dolor, buscan repetidamente sesiones de masaje, incurriendo en costes adicionales, y perpetuando un ciclo de alivio temporal sin abordar la raíz del problema. Esta modalidad, aunque útil en ciertos escenarios, muestra limitaciones funcionales en las actividades diarias, evidenciando una necesidad de enfoques terapéuticos más sostenibles y eficaces a largo plazo.
En contraste, el ejercicio terapéutico emerge como una solución activa y personalizada. El núcleo de este enfoque radica en entender y tratar la causa subyacente del dolor, potenciando la autogestión y la recuperación a largo plazo. Se ha demostrado que el ejercicio terapéutico mejora la fuerza, movilidad, función y autoeficacia, mientras reduce el dolor y la discapacidad asociada.
Un ejemplo palpable de esta modalidad se encuentra en Nordic Klinika, donde, a través de la metodología David Health, se realiza una valoración musculoesquelética inicial para cada paciente. Esta valoración incluye una entrevista, un examen clínico y la medición de fuerza y movilidad de los grupos musculares involucrados, permitiendo diseñar un tratamiento individualizado. Los pacientes son guiados a través de un circuito de hasta 12 dispositivos médicos durante nueve semanas, mejorando su fuerza, coordinación y resistencia muscular mediante movimientos controlados y pesos ajustables por el dispositivo.
La ventaja de esta metodología es la cuantificación y seguimiento preciso de la lesión y su evolución. Los ejercicios están monitorizados en todo momento y el software EVE permite medir constantemente el progreso del paciente. Al emplear máquinas que controlan el movimiento de la articulación afectada, el ejercicio de rehabilitación se lleva a cabo sólo en la zona lesionada evitando sobrecargas en las articulaciones y acelerando el proceso de recuperación. Pero, también, ofrece una clara ventaja, permite una mayor personalización del ejercicio terapéutico. Así el paciente hace sólo la dosis precisa de ejercicio que necesita para una correcta rehabilitación.
Esto se traduce en una recuperación más rápida y, sobre todo, más duradera. La persona afectada recupera la movilidad, la fuerza, el rango de movimiento en la articulación y la resistencia. Es decir, mejora notablemente su calidad de vida ya que hay muchas menos probabilidades de recaída de la lesión.
Una evidencia sólida que respalda esta forma de tratamiento proviene de un estudio conducido por la clínica Qi Spine, con una muestra conformada por 235 pacientes, que investigó la efectividad de los dispositivos David Health en individuos con dolor lumbar. En un tratamiento de seis semanas, los resultados reflejaron una notable reducción del dolor disminuyendo de 4,8 a 0.6 puntos, siendo diez puntos la sensación de dolor máximo. Además, gracias al Índice de Discapacidad de Oswestry, que mide la discapacidad producida por dolor lumbar; el porcentaje de pacientes que experimentaban discapacidad de tipo moderado/severo se redujo de un 73% a un 28%. Esta discapacidad hacía referencia a tareas cotidianas como puede ser el hecho de caminar, permanecer sentado, estar de pie, realizar tareas domésticas, etc.
Este estudio subraya la promesa que el ejercicio terapéutico ofrece en la recuperación de la funcionalidad, la reducción del dolor y también en la prevención de lesiones futuras. Los programas personalizados, como los ofrecidos por Nordic Klinika, también incorporan ejercicios específicos para prevenir lesiones pasadas o actuales, curar patologías, reducir dolores y mejorar la función diaria, ampliando así el espectro de beneficios.
Estudios médicos han demostrado que el ejercicio terapéutico mejora la fuerza, movilidad, función y autoeficacia, mientras reduce el dolor y la discapacidad asociada.
El ejercicio terapéutico, al ser una alternativa activa, empodera a los pacientes en su proceso de recuperación, minimizando la dependencia de terapias pasivas y ofreciendo una solución a largo plazo más económica y beneficiosa. Tanto las personas afectadas como las empresas pueden encontrar en el ejercicio terapéutico una respuesta proactiva y efectiva a las dolencias musculoesqueléticas que tanto impactan en la calidad de vida y la productividad laboral. Según el Observatorio de la Salud de 2022 de Mapfre, las bajas laborales más largas corresponden a dolencias musculoesqueléticas, siendo la primera causa de bajas laborales prolongadas. Un dato: una baja por lumbalgia puede durar de 3 semanas a 3 meses.
Ante el dilema entre el alivio temporal y la recuperación sostenida, el ejercicio terapéutico se posiciona como una opción robusta y prometedora. Su enfoque individualizado y los resultados duraderos lo destacan como una vía moderna y efectiva en el tratamiento y la prevención de las dolencias musculoesqueléticas, invitando a una consideración seria por parte de las personas y empresas en búsqueda de soluciones de salud a largo plazo.