La pequeña localidad ayalesa va a albergar, entre las 10.00 y las 13.30 horas de mañana domingo una interesante actividad etnográfica, enmarcada en la agenda de Laia, que gira en torno al antiguo lavadero que aún persiste en la plazoleta aledaña a la parroquia de la Purísima Concepción.
No en vano, la iniciativa pretende recuperar las huellas de las mujeres del municipio y, en ello, estas construcciones de piedra en las que, aprovechando las corrientes de agua provenientes de acequias o fuentes, se reunían las mujeres para lavar la ropa, tienen mucho que decir, pues se convirtieron en auténticos centros sociales en los que el colectivo femenino intercambiaba saberes y sabiduría, canciones, refranes y leyendas y, por supuesto, charlas y confidencias con las vecinas, mientras hacían frente a la dura labor de la colada, en verano e invierno, hiciera frío o calor.
Es decir, son todo un tesoro de la tradición oral de nuestros pueblos y, sobre todo, de la memoria colectiva femenina, que comenzaron a construirse a finales del siglo XIX, ya que con anterioridad la ropa siempre se lavó en los ríos, arroyos o charcas más cercanas. Huelga decir que, como casi todo, no fueron creados para “aliviar” la carga a nuestras ancestras, sino más bien para no tenerlas desperdigadas y descontroladas por cualquier riachuelo, dada la mentalidad de aquella época, pero las mujeres supieron aprovecharlo y convirtieron un espacio bien simple y destinado a trabajar, en un lugar de encuentro y confidencias.
Básicamente, se sumergía la ropa, se frotaba con una tabla o una piedra para arrancar la suciedad (primero con cenizas y luego jabón, que también se elaboraba en casa a base de grasa animal) y después se enjuagaba en el agua y se dejaba secar en la orilla. Con la llegada del agua corriente a las casas, los lavaderos dejaron de ser un lugar de encuentro, mientras que la aparición de las lavadoras automáticas, allá por los años 60 del siglo XX, provocó que lavar la ropa se convirtiera en una tarea realizada en la esfera privada del hogar.
La pérdida, no tanto de su utilidad, puesto que aún existen lavaderos que siguen usándose para lavar determinados objetos o desde donde captar el agua para regar huertas, sino sobre todo su dimensión social ha provocado el deterioro de muchos de estos espacios que, en ocasiones han sido derribados para evitar que se convirtieran en focos de suciedad. Pero en los casos que se han reconstruido o que persisten, como el de la localidad de Aguiñiga en Ayala, suponen un motivo de orgullo para el vecindario que ha sabido conservar uno de los elementos claves de la vida cotidiana, en lo que constituye un reconocimiento del trabajo de las mujeres y una dignificación del papel desempeñado por estos espacios en la sociabilidad femenina.
La jornada de mañana es fruto de la colaboración entre la asociación cultural Aiarako Biltokia, la de mujeres Ama Birjiña Zuria de Llanteno y la escuela artística de esta misma localidad, junto con el concejo de Aguiñiga, el Ayuntamiento de Ayala y la Diputación alavesa, y en ella habrá una exposición de fotos antiguas mientras se explica el proceso de elaboración del jabón.
Homenaje a las mujeres de Ayala
Tampoco faltarán talleres infantiles sobre igualdad ni proyección de documentales sobre lavaderos y sobre cómo se hacía la colada. El punto más emotivo del programa llegará a mediodía con el reparto de jabón que las personas asistentes podrán envolver con mensajes por la igualdad. El broche final lo pondrá, a las 13.00 horas, un homenaje a las mujeres de Ayala con la colocación de huellas moradas alrededor del lavadero, y un lunch.
Antes, a las 11.00 horas de hoy, en el paseo del Guk de la calle Elexondo de Amurrio, tendrá lugar un foro sobre cuidados, de mano de la red local de mujeres.