Estos días varios rincones del territorio se llenan de fiestas con la llegada de San Juan. Barrios y localidades acogen diversos rituales que han permanecido a los largo de los años como en Agurain, tras la plantada del chopo en la plaza de la villa la víspera de la festividad.
Tras una larga noche de fiesta y bajo el cobijo del símbolo de una de las tradiciones más arraigadas de la localidad, el chopo de San Juan, los primeros rayos de luz iluminaban el camino de aquellos que se reunieron en el Casco Histórico de la localidad para cumplir con una de las tradiciones que se remonta a siglos atrás: acompañar a los miembros de la corporación –estos a caballo- y el resto andando hasta la pequeña localidad de Arrizala, a escasos cuatro kilómetros.
Ataviados con trajes tradicionales los miembros de la corporación subieron a lomos de los caballos y las yeguas para cabalgar, fueron acompañados de las carrozas realizadas por los vecinos, hasta Arrizala donde se celebró una misa.
"Muy especial"
"Es una fiesta entrañable donde las haya. Nos llega muy dentro"
“La noche de San Juan es muy, muy especial para las y los aguraindarras. Siempre lo ha sido. Fiesta entrañable donde las haya. Nos llega muy dentro, la llevamos muy marcada en nuestros corazones, en nuestra retina, en nuestra memoria. Se pone la carne de gallina cuando el txopo encaja en el agujero habilitado al efecto, cuando la banda empieza a entonar la Sanjuanada, cuando mozas y mozos comienzan a trepar el txopo”, señalan desde la localidad.
El cortejo partió de Arrizala entre cánticos sobre las 9.30 horas, momento en el que ya había decenas de personas esperándoles en la calle Fueros de Agurain cargados con ramos de flores que repartieron a su llegada entre los miembros de la corporación.
El recuerdo a las tradiciones continuó tras el almuerzo. A media mañana tuvo lugar la misa mayor en la iglesia de San Juan durante la cual se llevó a cabo la tradicional procesión de San Juanico.
Redoble de tambores
A esa misma hora y guiados por los miembros de la sociedad Txuri Urdin de la localidad más de medio centenar de niños y niñas de hasta 11 años hicieron redoblar sus tambores. La tradición del día de San Juan se completó con la reunión de los vecinos y visitantes en la plaza de la localidad.
Siguiendo una antigua costumbre, tiene lugar la merienda al aire libre. Un año más a las ocho de la tarde miembros de la Corporación repartirán vino entre los asistentes. Todavía están a tiempo.