En la sociedad actual, madres y padres tienen el primer hijo o hija cumplidos ya los 32 años: Si a ello se le suma que desciende el número de jóvenes de 15 a 29 años que quiere tener descendencia, el resultado es que, con los años, la pirámide de población se ha ido estrechando en esta franja de edad hasta el punto de que sólo catorce de cada cien habitantes de Álava y Euskadi están en edad juvenil.
Si bien es cierto que la población total de Euskadi se mantiene en niveles de crecimiento muy moderados desde que en 1975 se superaron los dos millones de habitantes por primera vez, en el caso de la juventud, el descenso es continuo e intenso hasta 2015. Desde entonces parece que aumenta algo, pero a un ritmo muy lento, valora el Observatorio de la Juventud al cierre de 2022.
Inquietante caída
Inquietante es el caso de Álava, que en la última década, en los once años transcurridos entre 2010 y 2021, ha perdido 6.176 personas jóvenes. El pico más alto de esta serie y único ejercicio por encima de la barrera de los 50.000 jóvenes en el territorio fue el año 2010.
A día de hoy, la mitad de la población vasca de 15 a 29 años (51,1%) reside en Bizkaia, el 34,3% en Gipuzkoa y el resto (14,7%) en Álava, es decir, 44.752 habitantes.
Si en 2010 había 79 personas jóvenes por cada cien residentes mayores de 64 años, once años después eran 60
Este valor demográfico sitúa a Euskadi como una de las regiones europeas con menor peso numérico de la juventud dentro de un continente ya de por sí envejecido. De Chipre a Dinamarca y Países Bajos; de Suecia a Irlanda y Croacia o de Alemania y Francia a Portugal, España y Grecia, da igual por dónde se mire el mapa, el País Vasco está a la cola, con el índice de juventud más bajo. Por citar un ejemplo, si en 2010 había 79 personas jóvenes por cada cien residentes mayores de 64 años, once años después eran 60.
Difícil conciliación y bajos salarios
Confluyen varios factores a la hora de analizar esta situación. Uno de ellos está en que la edad media a la que se tiene el primer hijo o hija, que se mantiene desde hace dos décadas por encima de los 30 años; el último dato apunta a 32,2 años. Edad que aún se incrementa en el caso de las madres de nacionalidad española (33 años). Entre las jóvenes de nacionalidad extranjera, se sitúa en los 28,6 años. No obstante, ellas también van retrasando su primer embarazo.
Otro ejemplo, la tasa global de fecundidad, que es un factor determinante en el proceso de inversión de la pirámide de población y que en el País Vasco está por debajo de la media de la UE. Se trata del índice que refleja la cantidad de nacimientos en un año por cada mil mujeres en edad fértil, esto es, en la franja de edad de 15 a 49 años.
Además, de forma paulatina y ha medida que pasan los años va disminuyendo el número de jóvenes con ganas de tener descendencia. Y los que quieren tener hijos algún día, fijan la edad ideal entre los 29 y 30 años las mujeres y con uno más los hombres. Sin embargo, esa edad ideal es inferior, no se corresponde con la edad real a la que se convierten en progenitores por vez primera.
Querer o no querer tener hijos
Pero, sin duda, no sólo se trata de querer o no querer tener hijos. Se trata de una decisión en la pesan, y mucho, las condiciones sociales y económicas. La que más, la conciliación familiar, para la profesora de Geografía humana de la UPV/EHU Itziar Aguado, por lo que dificulta tener más hijos.
Luego está la edad a la que se accede al mercado laboral. La mayoría de los jóvenes se dedica fundamentalmente a estudiar y esta etapa estudiantil se va alargando en el tiempo y cuando por fin encuentran un empleo, la temporalidad es elevada y afecta a dos de cada tres personas jóvenes asalariadas. Sin olvidar que el salario neto medio que cobran es de 1.150 euros al mes y que cuatro de cada diez temen quedarse sin trabajo o que empeoren sus condiciones laborales.
En busca de la estabilidad
En definitiva, la mayoría depende económicamente de su familia y sólo el 14,6% confiesa ser económicamente independiente, a lo que hay que sumar la carestía y escasez de la vivienda, tanto en alquiler como en propiedad, y la subida de las hipotecas y alquileres, lo que desemboca en una emancipación tardía de los jóvenes de entre 18 y 34 años y que no se animen a tener hijos o hijas hasta no tener una vida estable.
Además, tampoco crece la población joven de nacionalidad extranjera. Aumentó considerablemente hace años hasta alcanzar su valor más alto en 2012, para iniciar después una caída continua, sólo revertida en 2019 y 2020.
La inmigración favorece que haya más población joven; por ahora, cuanto mayor es su peso, mayor es su contribución al rejuvenecimiento de la población
“Si atendemos a la evolución del índice de juventud entre las personas de nacionalidad extranjera y lo comparamos con el de la población general, podemos comprobar que, en ambos casos, los porcentajes van descendiendo, si bien la proporción de personas jóvenes entre la población extranjera está diez puntos por encima de la media”, apunta el informe demográfico. Y no conviene olvidar que la inmigración favorece que haya más población joven; por ahora, cuanto mayor es su peso, mayor es su contribución al rejuvenecimiento de la población.
Población joven
Tendencia demográfica. El índice de juventud o proporción de personas jóvenes de 15 a 29 años respecto al conjunto de la población no ha dejado de reducirse en los últimos años en Euskadi, un 13,9% en 2021, según el Observatorio de la Juventud.
Por territorios. El 14,7% de la población vasca de 15 a 29 años reside en Álava (44.752 personas), el 51,1% vive en Bizkaia (155.769 personas) y el 34,3% en Gipuzkoa (104.546 personas).
En Álava. Hace once años, en 2010 se contabilizaban 50.928 habitantes de 15 a 29 años en el territorio. En 2021, 44.752 personas de esta franja de edad, lo que supone un pequeño repunte si se compara con 2020 (44.747). Las cifras más bajas de toda la serie se dan en los años en 2016 (42.433) y 2017 (42.534) pero la tendencia de la última década ha sido claramente a la baja.