Se afirmaba hace poco en un encuentro internacional en el que participaba la COAG, organización estatal en la que está integrada la UAGA (Unión Agroganadera de Álava) que “sin unos precios justos seguiremos perdiendo agricultores y además será más difícil abordar la incorporación de más personas a la agricultura, cuestión imprescindible para responder a los objetivos y retos que la ciudadanía europea se enfrenta. No podemos olvidar que en los próximos 10 años se van a jubilar más del 50% de agricultores”, afirmaba el responsable de Organización de COAG, Andoni García. La realidad es que la cesta de la compra ha llegado a límites inconcebibles hasta no hace mucho tiempo y no son, precisamente, los productores, el sector primario, los que ven aumentar su rentabilidad.

El presidente de la UAGA, Javier Torre, analiza para DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA esta situación y destaca que “desde hace más de un año, antes de la guerra en Ucrania, empezaron a subir los costes, y ya con la guerra se desató la batalla de los precios de las materias primas, con las que se ha llegado a triplicar y cuadriplicar el coste de abonos, gasoil, plásticos, herbicidas y otros productos que tenemos que utilizar o comprar en el día a día. Por eso ahora las cosas están como están, con la inflación que sufrimos todos en la calle”.

En este sentido, los agroganaderos se enfrentan a importantes aumentos en los costes de producción. Principalmente son los piensos, los fertilizantes, el gasóleo y la gasolina y la energía los que están lastrando las explotaciones de agricultores y ganaderos y condicionando la toma de decisiones en el momento de programar su actividad o el abandono de alguna de ellas.

Del 40% al 60%

Hace una década, los costes de producción suponían entre un 40% y un 45% del valor de la producción final agraria. Hoy se acercan al 60%, lo que afecta la viabilidad de las explotaciones y que los agricultores se planteen y lleven a cabo ajustes en su actividad para reducir gastos y pérdidas. Lo mismo les ocurre a los ganaderos, con el agravante de que solo los piensos han sufrido incrementos que alcanzan hasta el 60% de los costes de producción, a lo que hay que sumar los altos costes de la energía eléctrica para poder mantener las necesarias condiciones en las granjas de cría. Algunos de ellos se han visto obligados a reducir sus censos y los más afortunados a mantener, sin crecer, sus ganaderías.

Producir a pérdidas

Especial incidencia tiene en el sector lácteo. Mientras que producir un litro de leche ronda los 0,50 euros el litro, ellos están percibiendo entre 0,34 y 0,36, una clara infracción a la Ley de Cadena Alimentaria y una consecuencia que les lleva a producir a pérdidas. Lo llamativo del caso es que al consumidor le llega en los lineales a un mínimo de 0,90. E ahí los numerosos goteos detectados en el sector de reducción de animales en granjas que se destinan a carne por falta de rentabilidad.

De todo esto son conscientes en la UAGA y Javier Torre comenta con una cierta inquietud que “lo que es el futuro de la actividad no sé si está en entredicho, pero lo que es la rentabilidad desde luego que sí”. Para él, “si esto se va a más largo plazo esta situación sería insostenible, desde luego. De hecho, si se están subiendo todos los precios de lo que son los productos en los lineales es porque en parte no se podría sostener ya los aumentos de costes de las materias primas”.

Ellos, productores e intermediarios, están en el ojo de esta tormenta. Pero al final de esa cadena están los consumidores que, según Torre, “están entendiendo estos aumentos de precios en los lineales, pero también saben que no solamente esa subida es a causa del sector primario, sino que parte de esa subida se queda en el camino y eso nos lo están trasladando cuando nos dice que “ya sabemos que a vosotros os han subido algo, pero no tanto como nos han subido a nosotros en los lineales”.

El presidente de UAGA reconoce que esa crítica es verdadera. “Es verdad, no tiene nada que ver lo que han podido subir los huevos en origen a lo que han subido en los lineales. No tiene nada que ver lo que ha subido la remolacha, a lo que es el azúcar. No tiene nada que ver lo que es la leche a lo que es en realidad. Y nos da igual la fruta que las hortalizas”. Los consumidores, afirma, ven que ante los aumentos de los precios de las materias primas “los precios tienen que subirse, pero tampoco están entendiendo por qué les está afectando tanto a ellos. Y eso es lógico ante unas subidas tan fuertes y continuadas”. Confía, sin embargo, en que “ese es el reto que tenemos ahora: ver un poco como campeamos la situación y que en un futuro vaya volviendo todo a su cauce. Esperemos que sea pronto, además”.

Intermediación

Lo que parece claro es que “en muchos casi si que es la intermediación la que se lleva esos beneficios. Estamos viendo que en la distribución se han llevado casi todo el margen y ahora cuando empieza a verse la subida de algunos productos es cuando están trasladando parte de ese precio al agricultor o al ganadero”.

Sin embargo, esa medida es ahora y no desde que comenzó la escalada de precios. “Hemos visto hasta ahora que la leche ha ido subiendo durante todo el año, que prácticamente no se había movido hasta hace cuatro días para el ganadero. Y como eso, prácticamente todo. Ellos habían empezado a subir o aplicar esas subidas en los lineales antes que subirlo al sector, con lo cual han tenido más ganancias. Solo hace falta ver la cuenta de resultados de muchas de estas empresas, que están teniendo récords de ganancias cuando, los demás estamos al revés”.

Ayuda institucional

Afortunadamente, matiza Torre, “las administraciones, en este caso la Diputación y el Gobierno Vasco, sí que nos han dado unas ayudas para ir tirando en este aspecto. No son parches, aunque al final no dejan de serlo a corto plazo, pero sí que han estado con nosotros echándonos una mano”. Confía en que “puedan hacer más de cara a un futuro, porque como he dicho no se puede mantener durante mucho tiempo el trabajar a pérdidas o que te estén dando alguna ayuda para ir subsistiendo. Pero vamos a ir viendo, que en este momento si que nos han atendido, y es de agradecer, para poder salir de esta crisis de momento”.

Ruptura de la cadena

En cualquier caso, estas crisis están ocasionando un efecto que puede provocar la ruptura de la cadena. De hecho, en estos momentos se está muy pendiente de cómo pueden ir incorporándose los futuros agricultores y ganaderos. Para Torre, “todo esto lo que puede ocasionar es que desanime aún más a un sector en el que, de por si, ya hay muy poco relevo generacional y que haya gente que no quiera quedarse. Porque para pasar penurias y no tener un margen, esto se hace complicado”.