En muy pocos años, la Fundación del Valle Salado de Añana ha dado una vuelta muy importante a lo que casi eran unas ruinas y lo ha transformado en un magnífico espacio que produce y comercializa una de las mejores sales del mundo al tiempo que es un recurso turístico reconocido internacionalmente y con un número muy elevado de visitantes.

Gracias al trabajo impulsado por los cuatro patronos –la Diputación Foral de Álava, el Gobierno Vasco, el Ayuntamiento de Añana y la sociedad de salineros Gatzagak–, y de los responsables que han ido gestionando el Valle Salado desde la responsabilidad de la gerencia y de sus equipos la producción de sal, esta industria se ha convertido en un importante valor de desarrollo tanto desde el punto de vistas turístico como comercial.

Así se señala en la memoria del Valle Salado, a la que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. En ella se argumenta la necesidad de reformar uno de los pabellones en los que se prepara la comercialización de la sal y que se encuentran en el polígono industrial de Subillabide, en Iruña de Oca, obra que se encuentra en fase de licitación por un importe de 178.259,63 euros más IVA y cuyo proyecto y memoria han sido preparados por Protecnia Ingeniería.

El Valle Salado busca su autofinanciación

Producto natural

En ese documento se explica que la sal obtenida en el valle, una vez transformada, es de un gran valor por ser un producto totalmente natural que cuenta con unas características muy valoradas por el sector de la alta cocina y que además está al alcance de cualquiera. A ello se añade que esta actividad genera empleo, además de desarrollar iniciativas culturales, turísticas y comerciales, impulsando la economía de la comarca. Por esta razón, la Fundación Valle Salado de Añana pretende generar recursos económicos que contribuyan a su progresiva autofinanciación y así depender menos de las aportaciones públicas.

Una de las áreas en las que interviene la Fundación es en el proceso de manipulación de la sal, su transformación y comercialización en un producto puesto al alcance del consumidor en diversas formas y formatos. Este proceso requiere de unas instalaciones adecuada que cumplan los requisitos técnico-sanitarios y las normas de calidad dentro del ámbito alimentario con el fin de poder llegar a cualquier consumidor tanto nacional como internacional.

Esas instalaciones ya existen, pero se ha planteado su ampliación y mejora, ya que además se puede optar a reconocimientos importantes de su calidad y seguridad alimentaria, como son la International Food Standard, la British Retal Consortium y otras.

En uno de los pabellones

Para ello se propone una actuación en uno de los tres pabellones que la Fundación tiene en el polígono de Subillabide, donde el numerado con el 9 está dedicado al almacenamiento de sal en bruto y secado; el 8 al almacén de sal clasificada y preparada para manipulación, limpieza y envasado y el 10 está destinado a almacén de producto terminado para su expedición.

Destaca también la memoria que los trabajos actuales de limpieza de sal y envasado, además de llevarse a cabo en parte en la propia localidad de Añana, a pie de las salinas, se quieren trasladar a una nueva ubicación que será en la zona destinada a tal fin en el pabellón 8, donde actualmente, de forma transitoria a expensas del acondicionamiento, ya se está haciendo.

El Valle Salado busca su autofinanciación

La obra

El pabellón 8 cuenta con unas dimensiones interiores de 19,59 y 17,80 de longitud y una anchura de 13,85 metros, siendo la superficie útil de 258,90 metros cuadrados. Su terminación es de hormigón liso, pulido en la solera y cuenta con todas las instalaciones de agua, saneamiento y electricidad. En la actualidad está destinado al almacenamiento de sal que ya ha pasado una primera fase de reposo y secado con una humedad ambiente de alrededor del 50% y la sal se encuentra almacenada en sacas. Con la nueva instalación, con la que se quiere lograr una producción de 1.000 kilos/día, los palés se introducirán en una zona específica para el secado, pasando a una humedad ambiente del 30%. Tendrá capacidad para almacenar 16 palés, con un total de 5.800 kilos de sal. En ese lugar permanecerá 10 días antes de pasar a la siguiente fase.

El próximo paso es entrar en una sala específica donde los operarios van cogiendo las bandejas para vaciarlas en sus mesas de trabajo donde procederán a la limpieza y selección del producto manualmente. Ya listo para la fase final, la sal se traslada en carros a la mesa de envasado donde se procederá al pesaje según el formato, envasado, etiquetado y encajado y colocado en un palé que se lleva a otro almacén donde se realizará el picking.

Compartimentar espacios

Por lo tanto, la obra que ahora se licita para realizar en este pabellón 8 de Subillabide es compartimentar ese espacio en una zona de acceso de personal, aseos y vestuarios; una zona de manipulación; una sala de secado y un almacén de elementos auxiliares. Toda la reforma está pormenorizada en el pliego de la licitación, a la que se pueden presentar las empresas interesadas y que reúnan condiciones antes del 17 de noviembre.

El Post-it

Recurso histórico. El Valle Salado de Añana se encuentra en el municipio de Salinas de Añana. Es una salina de interior, que aprovecha cuatro manantiales de agua salada que brotan en la parte más alta de este valle alavés. En él se encuentran numerosas eras que se llenan con estas aguas, dejándose secar al sol para obtener sal. La explotación de sal está documentada arqueológicamente desde hace más de siete milenios, lo que la convierte en la salina en activo más antigua del mundo.