Álava y el centro de Navarra han sido las regiones más secas del Estado con respecto a lo habitual en los últimos seis meses, junto con el suroeste de Galicia, según el índice de precipitación estandarizado de Aemet. En una escala de 0 a 3 y de 0 a -4, este espacio geográfico está en -3, frente al -1,5 de buena parte de Castilla y León o el 1,5 y hasta 2 del Levante español, donde paradójicamente este año las lluvias están siendo muy abundantes.

Desde que, a finales del pasado año, Álava sufrió tres semanas seguidas de precipitaciones, que a punto estuvieron de hacer que la presa de Ullíbarri-Gamboa se desbordara, apenas ha llovido en el territorio. A estas alturas del año las consecuencias de la sequía se van dejando notar con dureza, agravadas por las sucesivas olas de calor que azotan el territorio. En primavera los agricultores alaveses estimaron una merma de la producción del 30% en sus cosechas por la falta de agua, los viticultores estudiaron realizar aclareos para dejar los racimos mejores y mayores y llegar así a los rendimientos autorizados por los consejos reguladores de las denominaciones, y además el suelo está muy seco y eso favorece la proliferación de incendios forestales como los ocurridos en Mendoza, Garaio o, el más reciente y dañino, en Zambrana.

Sin embargo, aquel episodio de lluvias persistentes e intensas dejó los embalses más que bien abastecidos y por ello, a pesar del calor y la ausencia de lluvias, según el Gobierno Vasco y la Confederación Hidrográfica del Ebro el 90% de la población de Euskadi tiene garantizado el suministro de agua a medio plazo y, de hecho, aunque son Álava y Navarra las zonas más afectadas por la sequía meteorológica, por la falta de lluvia, según el informe de julio de la CHE es aguas abajo de esta zona y hasta el Delta del Ebro donde hay un sequía hidrológica prolongada, una escasez de agua, en definitiva. De hecho, las aportaciones acumuladas en los meses de mayo, junio y julio se encuentran en mínimos históricos desde 1980 y “la situación sigue degradándose”.

Por contra, la Confederación señala que “para las cuencas del Bayas, Zadorra e Inglares la situación es de estabilidad”, con aportaciones en los últimos meses “en torno a la media”. En cuanto a los embalses, “en el caso de las cuencas situadas en la provincia de Álava” los pantanos se encuentran “por encima del 70 % de volumen embalsado”, unas cifras que “están en la media de la serie de datos históricos”, y por lo tanto “el último índice de escasez refleja una situación de normalidad”. Así, “los usos consuntivos de estos embalses, principalmente el abastecimiento de grandes núcleos de población como Vitoria o el Gran Bilbao, están garantizados”, señala la CHE a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Hay agua, por tanto, aunque en las zonas que no tienen conexión con los embalses del Zadorra, como algunas localidades de la Llanada Alavesa, la situación es ya delicada. En todo caso, estos problemas de escasez de suministro no suponen “una situación extraordinaria”, afirma la Confederación, pues “estos episodios se suelen repetir todos los veranos por el incremento de la población estacional y la reducción habitual de las aportaciones de esas otras fuentes de suministro”.

Incertidumbre

Los llamamientos de las diferentes administraciones a un consumo responsable de agua son cada vez más generalizados, y prácticamente toda Europa se encuentra en la misma tesitura. Según la CHE, “las predicciones de precipitaciones para los meses de agosto, septiembre y octubre no son claras”, y “dadas las bajas aportaciones en toda la margen izquierda y las altas temperaturas, la situación probablemente seguirá deteriorándose a lo largo del verano”.

Los datos

  • Sequía meteorológica. Según el índice de precipitación estandarizado de Aemet, Álava, el centro de Navarra y el suroeste de Galicia han sido las regiones más secas del Estado con respecto a lo habitual en los últimos seis meses. En una escala de precipitación de 0 a 3 y de 0 a -4, este espacio geográfico está en -3, frente al -1,5 de buena parte de Castilla y León o el 1,5 y hasta 2 del Levante español.
  • Sequía hidrológica. Según el informe de julio de la Confederación Hidrográfica del Ebro es aguas abajo de Álava y Navarra, y hasta el Delta del Ebro, donde hay una importante escasez de agua. Las aportaciones acumuladas en los meses de mayo, junio y julio se encuentran en mínimos históricos desde 1980 y “la situación sigue degradándose”.
  • Suministro garantizado. La CHE señala en que en las cuencas del Bayas, Zadorra e Inglares la situación es de estabilidad, con aportaciones en los últimos meses “en torno a la media”, y en cuanto a los embalses recuerda que se encuentran a más del 70% de su capacidad total.
  • Escasez “habitual” en la Llanada. En zonas que no tienen conexión con los embalses del Zadorra, como algunas localidades de la Llanada Alavesa, hay problemas de suministro que según la CHE no suponen “una situación extraordinaria”, pues “estos episodios se suelen repetir todos los veranos por el incremento de la población estacional y la reducción habitual de las aportaciones de esas otras fuentes de suministro”.