A la vitoriana Maider Bilbao (11 años), estudiante de 6º de Primaria en el CEU Virgen Niña, le apasiona todo lo relacionado con Egipto “porque fue la civilización más antigua, la que más duró y la que mayor legado cultural nos ha dejado. La gente cree que los egipcios adoraban la muerte pero es todo lo contrario. Ellos adoraban la vida y, de hecho, creían que había otra tras la muerte”, explica esta niña, que dejó con sus conocimientos tan asombrado a Zahi Hawass, leyenda viva de la arqueología, que decidió nombrarla “la egiptóloga más joven del mundo”.

Un título honorífico que recibió “por su extraordinaria pasión” el pasado 30 de mayo, en forma de placa, durante la conferencia que Hawass dio en elPalacio Europa, organizada por la agencia ByblosTours, con motivo de la apertura en Bilbao del Centro Zahi Hawass de Arqueología y Cultura en Europa. “Me encantó recibirla, aunque me dio un poquitín de vergüenza porque pensé que lo iban a hacer en un rinconcito, a solas, y no delante de 700 personas, aunque a Mohamed Ezzeddine (director de ByblosTours) le gusta sorprenderme”, recuerda esta txiki cuya pasión por la tierra de los faraones empezó con apenas seis años, cuando en un libro de su escuela vio una página sobre jeroglíficos “y me interesé mucho y empecé a investigar y al final descubrí ese mundo”.

¿Pero qué le dijo a Zahi Hawass para que considerara a esta niña la egiptóloga más joven del mundo? “Me fue haciendo preguntas y, como ya sabía bastante del tema, lo expresé con bastante facilidad y eso que lo hice en inglés”, aclara.

Jeroglíficos

Tanto es así que este año se ha apuntado al curso de Jeroglíficos, de la Universidad de León, en colaboración con el Museo Liceo Egipcio. Su profesor, Raúl López López, es un egiptólogo renombrado a nivel estatal y autor de varios libros. También ha hecho el prólogo de uno (Antiguo Egipcio) de Salima Ikram, una arqueóloga que suele colaborar con Zahi Hawass, y en el que López ha firmado una dedicatoria a Bilbao: “Para Maider, de tu profesor, con un cariño y una admiración inmensa por esta niña que es el futuro de la egiptología española”.

A finales de mes acaba este primer curso de Jeroglíficos, que hace online, y aunque a ella no le hacen examen, tiene que hacer una presentación con los demás alumnos, que son adultos. “Soy la única niña. Hay gente que lleva haciéndolo seis años. Luego pasas a copto, a demótico o a dar historia egipcia. Este año me he apuntado a una asignatura y el que viene voy a coger dos”, añade con toda la naturalidad del mundo.  

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La egiptóloga más joven del mundo es de Vitoria Agurtzane Salazar

Sus compañeros de Jeroglíficos se sorprenden de la edad de Bilbao, “me dicen que soy muy joven. Es como si se avergozaran en parte por ello”, dice entre risas. Y los de su ‘cole’ le suelen decir que tiene una amiga famosa, “cuando les hablaba de Egipto, creo que ya les aburría, pero cuando vieron que de verdad estaba interesada en estudiarlo, lo aceptaron y me dijeron que era muy buena en este tema”.

El viaje

Ese nombramiento que le hizo Hawass ocurrió en Egipto, un viaje que decidió elegir esta niña, en vez de decantarse por Disneyland, como cabría esperar de todos los de su edad: “Dije: ¡Egipto, Egipto! y como mi padre no quiso ir, fuimos mi madre y yo solas”.

Pero eso sí, antes de ello, estuvieron informándose sobre la mejor forma de hacer ese trayecto. Y optaron por ir con la empresa ByblosTours, que ya conocían “porque habíamos ido a varias conferencias, como a la del Ifema, en Madrid. En cuanto me enteré de que iba Hawass, quise ir porque le conocía por los documentales, y me firmó el sombrero (de ala ancha, parecido al que suele llevar este arqueólogo)”, cuenta mientras muestra la rúbrica que lleva en su interior.

"Como teníamos el viaje planeado, dijimos que en cuanto pudiéramos irnos, nos íbamos a Egipto"

Maider Bilbao - Egiptóloga más joven del mundo

Su charla se volvió a llenar, incluso se vieron entre sus asistentes a políticas como Carmen Calvo, exfutbolistas como Emilio Butragueño o al escritor Javier Sierra. “Y en Vitoria conocimos la empresa como tal de manos de su director. Cogimos los folletos informativos del viaje a Egipto. Era en febrero, y en marzo, al mes siguiente, se decretó la pandemia. Y como lo teníamos todo planeado, dijimos que en cuanto podamos viajar, nos íbamos”, detalla.

Finalmente, eso sucedió en abril de 2021. “Fuimos en el primer avión que llegó cuando estaban todas las restricciones. Éramos el primer grupo en hacer turismo, y el director de ByblosTours, Mohamed Ezzeddine, me dijo: Maider, vente conmigo y me llevó a 30 metros del grupo, donde estaba Hawass, y cuando vio a una niña, le hice gracia que estuviera”.

Pirámides, esfinge y tumbas

Respecto a las paradas que hicieron en ese viaje, sus primeras fueron las de la pirámide escalonada de Saqqara, pirámide roja de Dahshur (la tercera en dimensiones) “y bajamos, pero muchos no lo hicieron porque algunos eran bastante mayores y no podían, pero hasta el final, llegamos unos cinco. Olía muy fuerte. Fue una suerte entrar en esas cámaras, porque justo la acababan de abrir y ni los organizadores del viaje la habían visitado nunca”.

Tras todo ello, llegaron a la gran esfinge, “aquí estoy con Hawass. Nos hizo de guía porque ha hecho muchas excavaciones en la esfinge y nos dejaron bajar y poder tocarla”.

Fueron también a ver las tres pirámides, “la foto que más representa a Egipto. El único sitio en el que vimos a gente fue en la pirámide de Keops. Había unas estudiantes mareadas entre el calor y la claustrofobia de haber bajado hasta allí”. Pero Maider, en vez de desmayarse, se espabiló todavía más: “Dije: ¡Mamá, aprovecha ahora para hacerme la foto!. Es que entra riéndome y salía riéndome. Estaba siempre feliz, da igual el tiempo que hubiera dormido”.

Maider Bilbao Cedida

También visitaron, una semana después del descubrimiento de Hawass, la ciudad dorada perdida de Luxor, construida por Amenhotep III y abandonada por su hijo hereje Akenatón, que construyó la ciudad efímera de Aketatón, donde gobernó junto a su esposa, Nefertiti, y rindió culto al sol. “Solo rendían culto a un Dios y eso era muy raro”, precisa.

Tras ello, fueron a Qena, al templo de Dendera, “que tiene abajo unos jeroglíficos bastante extraños que representan al Alto y Bajo Egipto. Tenía suerte de ser bajita para meterme en todos los sitios, pero aún así me di golpes”; a los colosos de Mennón; el templo funerario de Abidos-Seti I, “lo más famoso es su lista real de todos los reyes. Pedí que me dijeran dónde estaban los faraones herejes: Nefertiti, Akenatón y Tutankamón y también Hatshepsut, porque era mujer. Estuvieron un tiempo buscando sus cartuchos porque no se lo había preguntado nadie antes”.

Su madre y ella no se perdieron tampoco la visita al templo de Medinet Habu (funerario de Ramsés III), ni la de Karnak, “famoso por sus columnas”, al Valle de los Reyes, “la que tenía más ilusión de ver era la de Tutankamón, la KV 62. Este año hace 100 años del descubrimiento que hizo Howard Carter”. También se acercaron al de Deir el-Bahari, al de Edfu (Asuán), “dedicado a Horus”, al de Kom Ombo “dedicado al dios con cabeza de cocodrilo”, al de Filae, de Isis, “que como estaba en una islita, tuvimos que ir en barco” o al de Abú Simbel, “el de Ramsés II”, etc

Museos

Entraron también en el Museo Egipcio, de El Cairo, “lo que más me impresionó fue la máscara de Tutankamón. Me quedé un rato mirándola”, y también en el Nacional de la Civilización Egipcia, el último que han abierto, “ponían todo oscuro y hasta olor a tumba. Lo inauguraron un jueves y fuimos el sábado. Lo que más me impresionó fue ver la primera prótesis ortopédica, de la hija de un sacerdote”.

Un álbum envidiable, en definitiva, pero como en todos los viajes, siempre queda algo pendiente por hacer. En su caso, “la tumba de Nefertari, la ciudad de los obreros, Alejandría… Este país es precioso. Creo que todo el mundo debería ir a visitarlo al menos una vez en la vida”.

Su faraones preferidos son mujeres: Hatshepsut y Nefertiti, en concreto, pero también los herejes Akenatón y Tutankamón y Ramsés II, “porque hizo muchas cosas por Egipto y era un buen guerrero”.

Y entre los grandes descubrimientos que quedan, “la tumba de Nefertiti. No sabemos qué hay detrás de la de Tutankamón. Y también me gustaría que se encontrara la de Cleopatra”. Hasta ella misma podría hacer los hallazgos, “porque me gustaría ser egiptóloga y arqueóloga”.