En apenas unos pocos días, en la segunda quincena de este mes de mayo, las excavadoras de la UTE integrada por Balgorza y Nuño y Pescador comenzarán a horadar los terrenos adyacentes a la actual N-124, entre Berantevilla y el enlace de la A-1 en Armiñón, para desdoblar esta carretera y dar un paso más en uno de los proyectos viarios más ambiciosos de los últimos años en Álava.

La N-124, que comunica la Rioja Alavesa con el resto del territorio, ha sido históricamente un punto negro de las carreteras alavesas, una vía especialmente transitada sobre la que se empezó actuar en abril de 2017, cuando comenzaron las obras del tramo entre Berantevilla y Zambrana. La obra que comienza ahora, con un coste de 16,1 millones de euros, es el más importante de los proyectos que se van a acometer en lo que resta de legislatura por el Departamento de Infraestructuras Viarias y Movilidad que desde hace escasas semanas dirige Carlos Ibarlucea en sustitución de Blanca de la Peña.

El pasado mes de octubre el Consejo de Gobierno de la Diputación licitó el proyecto, en febrero se adjudicó y ahora arrancan unos trabajos que se prolongarán durante treinta meses.

El proyecto prevé el desdoblamiento de la N-124 entre los puntos kilométricos 25,5, en su conexión con la A-1; y 28, en el polígono industrial de Lacorzanilla. Habrá dos carriles por sentido de 7,5 metros de anchura, con arcenes exteriores de 2,5 metros y arcenes interiores de un metro. La carretera actual será una vía de servicio para dar acceso al polígono de Lacervilla, donde se ubican empresas como Avinorsa, Cerámicas Marlo o Hutchinson. La vieja carretera también permitirá la entrada al polígono de Lacorzanilla. Se creará además un camino de servicio para dar acceso a las fincas agrícolas y a la empresa Pirotecnia Valecea, y se completará el enlace de Zambrana para que permita acceder a esta localidad viniendo desde Logroño y salir desde Zambrana hacia Vitoria. El proyecto en su conjunto mejorará la conectividad entre la A-1 y la AP-68 a través de la N-124.

Otra fase

Con la culminación de estas obras ya solo quedará pendiente de desdoblar el tramo de la N-124 entre Zambrana y Salinillas de Buradón, una fase que no se contempla poner en marcha a corto ni medio plazo. El proceso de reforma de toda esta vía de acceso a La Rioja arrancó en 2015, aún con un gobierno foral del PP, y se empezó a trabajar sobre el terreno en 2017 en el tramo entre Berantevilla y Zambrana. En octubre de 2019 se abrió al tráfico esta primera fase, que abarca tres kilómetros y eliminó dos cruces peligrosos, el de Berantevilla y el que derivaba a los vehículos hacia Miranda de Ebro, Zambrana y la AP-68. Se incorporó un nuevo enlace a desnivel que ofrece accesos seguros.

La obra, que costó 21 millones de euros, incluía la construcción de la variante de Berantevilla y la mejora de los accesos al polígono industrial de Lacorzanilla. Dicha variante conecta a través de 3,6 kilómetros este municipio con el enlace.

De forma paralela, la Diputación acometió en el otoño de 2020 la obra de mejora de conexión entre la antigua autopista AP-1 y la A-1 a altura de Armiñón, punto especialmente conflictivo en periodos vacacionales. Se invirtieron 383.883 euros para dar continuidad a las obras realizadas por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para adecuar la antigua playa de peajes de Armiñón y su entorno, y convertir este tramo de la antigua autopista en una autovía convencional.

Carretera A-625

El inicio de las obras de en la N-124 se solapa en el tiempo con el fin de los trabajos en otro de los puntos negros del territorio alavés, la A-625 entre Amurrio y Orduña, un proyecto que implica una inversión de 21 millones de euros, el más importante desde el punto de vista presupuestario de las últimas legislaturas. En apenas unos pocos días esta carretera se abrirá al tráfico tras la aplicación de la última capa de rodadura, la señalización horizontal y vertical y la ejecución de diversos remates.

Se trata de un tramo de algo más de tres kilómetros con importantes intervenciones, como los puentes sobre los ríos Nervión y Lendoño, un muro de escollera en la margen izquierda de más de 700 metros y muros de contención en la margen derecha, así como el enlace a desnivel que dará acceso seguro a los polígonos industriales de Amurrio. Quedaría pendiente de llevar a cabo la segunda fase de la reforma de esta vía.

Otras inversiones

Red local. El Departamento de Infraestructuras Viarias y Movilidad de la Diputación va a destinar este año más de un millón de euros en acondicionar y reparar el firme de las carreteras secundarias con el objetivo de mejorar su seguridad y la comodidad de las personas usuarias de estas vías.

Acción. El Consejo de Gobierno Foral aprobó hace apenas unos días la licitación de un primer contrato de 706.000 euros con este objetivo y un plazo de ejecución de tres meses. Este primer contrato tiene como fin realizar reparaciones y tratamientos mediante riego con gravilla en un total de trece carreteras secundarias integradas en la red local y red vecinal que comunican distintas localidades alavesas y dan acceso en la mayoría de los casos a pequeños núcleos rurales. Estas intervenciones en las redes local y vecinal se ampliarán este mismo año con nuevos contratos hasta superar un importante global superior al millón de euros. Los trabajos se desarrollarán principalmente durante los meses de verano cuando el tiempo atmosférico es benigno para trabajar los firmes.

Pantalla acústica. El Departamento de Infraestructuras Viarias y Movilidad de la Diputación alavesa instalará una pantalla acústica en la N-622, casi a la altura del peaje de unión de esta vía con la AP-68, para reducir la incidencia del ruido del tráfico entre los vecinos de la localidad de Ametzaga de Zuia. Las obras en el carril de sentido Vitoria-Gasteiz , que arrancarán esta misma primavera y tienen un plazo de ejecución de seis meses, se enmarcan en el desarrollo del Plan de Acción contra el Ruido y suponen una inversión de un millón de euros.

Adjudicación. El departamento que lidera el diputado socialista Carlos Ibarlucea ya ha adjudicado los trabajos de instalación de esta pantalla acústica, que será de metacrilato, con el fin de reducir su impacto visual, y tendrá una longitud de algo más de un kilómetro (1.068 metros) y una altura de un metro. La pantalla se colocará sobre una barrera New Jersey de hormigón de 1,15 metros de altura, consiguiéndose así una protección contra el ruido.