Que la hostelería alavesa ha sido uno de los sectores más castigados por el covid y la restricciones lo sabe muy bien Sheila Sande, al frente del restaurante Ezaro en Salburua. Les ha tocado hacer de policías entre sus clientes para que respetaran las normas (no consumir en barra, llevar la mascarrilla, el pasaporte covid), algo que no podían ni imaginar. Un papel que los hosteleros de Vitoria están hartos de desempeñar porque ellos están para atender la barra y al cliente, no para vigilar.
Han tenido que limitar sus horarios y aforos, lo que les ha golpeado de lleno en el negocio. Por lo que la continua búsqueda de ideas para atraer nuevos clientes y mantener a los que ya tienen es lo que les mantiene en pie de lunes a domingo.
Sheila aterrizó en el mundo de la hostelería hace tres años con mucha ilusión y ganas por innovar, pero la pandemia, como a miles de hosteleros, le frenó en seco. Sin embargo, esta joven empresaria pensó que "el covid no era excusa para estar parada", y comenzó a reflexionar en cómo mejorar su negocio para cuando pudiera volver.
Dicho y hecho. Con esfuerzo y muchas horas, ha convertido su local en todo un referente en Salburua para ir, por ejemplo, a cenar "una de las mejores pizzas caseras que se pueden probar en Vitoria con una masa que hace ella misma, y hamburguesas con sabor a brasa para chuparse los dedos", como explican los vecinos del barrio.
Situado en la calle Viena, frente a la iglesia, al restaurante Ezaro llegan a primera hora muchos vecinos a tomar su primer cortado de la mañana, y aprovechan para sellar la lotería (es uno de los pocos establecimientos del barrio que ofrece este servicio).
A la vez que atiende la barra y charla con los clientes que llegan al bar, no olvida la cocina, su verdadero centro de operaciones. Se ha hecho muy popular en el barrio el pintxo-pote que ofrece los jueves y los viernes por el famoso pintxo moruno a la brasa y la hamburguesita ibérica.
Pero lo que realmente triunfa son sus pizzas caseras y sus hamburguesas. "Desde el principio tenía muy claro que me tenía que diferenciar de alguna manera del resto de bares que hay en el barrio, donde hay mucha competencia", explica Sheila.
Para esta hostelera vitoriana, la calidad de sus productos es una prioridad, como la carne "Siempre se la compramos al mismo carnicero de confianza". El bar Ezaro ha triunfado también por el sabor a la brasa que ofrece en hamburguesas, pintxos morunos y montaditos, algo que ya se ha convertido en una "enseña de la casa".
Sin camareros
Desde hace muy pocas semanas hay otro producto estrella en el restaurante que va haciéndose un hueco entre los clientes del local: los pollos asados. Sheila se ha animado con una nueva inversión y ha realizado una instalación en el bar para poder asar pollos, que de momento ofrece los fines de semana y se pueden hacer pedidos para llevar.
"Está resultando todo un éxito entre los clientes", explica muy orgullosa. No le faltan ideas para continuar innovando. Lo que sucede es que para poder dedicar más tiempo a la cocina necesitaría encontrar una plantilla estable para la barra y atender la terraza, una auténtica misión imposible hoy en día en Vitoria. "No encontramos camareros, no hay gente para estar detrás de la barra, y no solo me pasa a mí, es algo generalizado".
Bocadillos hasta la Mercedes
Sheila no deja ni un momento de pensar e investigar cómo puede atraer más clientes hasta su local de Salburua. Ha comenzado a llevar bocadillos y otros pedidos (hamburguesas y pizzas) a trabajadores de la fábrica de Mercedes. "Estoy disponible para los tres turnos. Ellos me hacen los pedidos por whatsapp el día anterior, y yo les llevo hasta la puerta de la fábrica los bocadillos".
Acaban de concederle la ampliación de cinco mesas para la terraza, algo que sin duda atraerá a más gente con el buen tiempo. "Además de los vecinos de Salburua, hasta el bar también llega gente de otros barrios gracias al boca a boca y a las reseñas de las redes sociales".
Sin olvidar que también vienen a probar sus famosas hamburguesas y pizzas los turistas que se acercan a visitar los humedales de Salburua y el Ataria. "Suele ser gente que al acabar la visita, buscan un sitio cercano para comer o cenar algo", explica Sheila.
Si todo marcha como hasta ahora, el futuro se le presenta como todo un éxito a esta hostelera vitoriana, siempre pensando en qué hacer para atraer más clientes y fidelizar a los que ya tiene. De momento, le espera un fin de semana de Carnavales con muchas reservas en el bar Ezaro.