Uno de los retos medioambientales más complejos a los que se enfrenta el territorio alavés es el de la gestión de sus residuos. Tal y como el propio Observatorio de Residuos Urbanos de Álava recuerda en su Inventario de Residuos Domésticos de 2020, la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados; el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR) 2016-2020, o el propio Plan de Prevención y Gestión de Residuos Urbanos Araba-Álava 2030, establecían el objetivo de que para el año pasado la cantidad de residuos destinados a la reutilización y reciclado debía alcanzar, en conjunto, como mínimo el 50% del peso de la basura en el territorio. Según el Inventario, en 2020 se llegó tan solo al 30%.
En Álava, el grueso del problema está en Vitoria, donde viven 250.000 de sus 330.000 habitantes, pero también en el ámbito rural se trabaja por mejorar la gestión de los residuos, y en ese sentido la recogida y tratamiento de la fracción orgánica es primordial, pues supone actualmente casi la mitad de la bolsa de la basura. Por ello, la Diputación ha aprobado esta semana la concesión de subvenciones por un importe total de 169.000 euros a los proyectos de ocho ayuntamientos y tres cuadrillas del territorio para la implantación de la recogida y gestión de estos biorresiduos en 2021 y 2022.
Las cuadrillas de Montaña Alavesa, Laguardia-Rioja Alavesa y Ayala, y los ayuntamientos de Legutio, Aramaio, Zuia, Urkabustaiz, Zigoitia, Elburgo, Asparrena y Agurain recibirán así fondos para la adquisición de medios materiales, realizar campañas de sensibilización y contratar asistencias técnicas externas para la implantación y seguimiento de la recogida selectiva de la fracción orgánica. En todo caso, ya hace años que cuadrillas y municipios están implicados en esta labor, y de hecho, frente a las 166 toneladas de biorresiduos que se recogieron en la primera convocatoria de subvenciones, en 2017; el pasado año 2020 la recogida ascendió a 367 toneladas.
DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA ha contactado con dos cuadrillas alavesas, la de Rioja Alavesa y la de Gorbeialdea, para conocer su trabajo por reducir la producción de basura en sus localidades y convertirla además, mediante el compostaje, en un producto útil.
Aitor Senar, técnico de medioambiente de la cuadrilla de Rioja Alavesa, explica que en la comarca principalmente se recoge el residuo orgánico en zonas de compostaje específicas, pero subraya la experiencia que se está desarrollando en Kripan con la recogida domiciliaria de esta fracción. "La recogida de la orgánica es el lunes y el jueves y las personas usuarias tienen que sacar el cubo lo más cerca posible de las 11.00 horas. Si se marchan a trabajar a las 6.00 horas no pasa nada, pero pedimos que se haga así en la medida de lo posible, para que el cubo no esté mucho tiempo en la calle", explica Senar, quien añade que además se han instalado contenedores grises, accesibles solo con tarjeta, lo que permite "controlar mejor las deposiciones de la fracción resto, que son el gran problema".
El éxito de la experiencia piloto en Kripan se puede constatar en la reducción de la cantidad de la fracción resto en un 62%, y en envases de un 30%. Ahora toca dar un paso más, y la idea de la cuadrilla es trasladar esta experiencia a Elciego, un núcleo ya de un millar de habitantes. "Cerraremos 33 contenedores a partir de enero-febrero, y recogeremos también a domicilio la orgánica. Será otro proyecto piloto porque hay un montón de hostelería y estamos todavía matizando muchas cosas sobre el tipo de recogida, pero la idea es hacer en diciembre o enero una jornada explicativa a la ciudadanía", explica el técnico de Rioja Alavesa.
Senar cree que el sistema de recogida a domicilio de los residuos orgánicos es sin duda el futuro. "En el compostaje comunitario hemos visto que la gente lo coge con muchas ganas, pero al ser voluntario se va desanimando. En nuestra comarca va cayendo, y por eso hemos querido dar el paso a la obligatoriedad, era algo que tenía que llegar, ya está recogido en la ordenanza comarcal de gestión de residuos que donde esté implantada la recogida domiciliaria esta es obligatoria".
Jon Toña es técnico de medioambiente de la cuadrilla de Gorbeialdea y lleva ya varios años tratando de implantar de la forma más coherente posible la recogida de los residuos orgánicos. A su juicio y al de la Diputación, que en su día encargó un estudio específico, ese modelo de gestión ha de ser descentralizado. "Nos decidimos por una gestión in situ porque es un residuo que siguiendo unas pautas mínimas es fácilmente gestionable a una escala local, y así evitamos implantar un circuito de recogida específico que implicaba más camiones y más contenedores en la vía pública para llevar todo ese residuo a la planta de Jundiz. No era una solución favorable ni económica ni medioambientalmente", asegura Toña, quien explica que la apuesta descentralizada se ha aplicado en toda la cuadrilla salvo en algunas localidades de Arratzua-Ubarrundia, donde se ha optado por el quinto contenedor debido a sus características urbanas o su cercanía a Vitoria.
Así, al margen de algunos puntos de recogida comunitaria instalados cerca de los escasos bloques de pisos de la comarca, la mayoría ubicados en localidades grandes como Murgia o Izarra, se optó por la autogestión de los biorresiduos. "Tenemos municipios amplios en superficie pero no muy densos, con una tipología de vivienda que en la mayoría de los casos son viviendas adosadas o baserris, y por ello hemos impulsado el compostaje doméstico, individual. Repartimos de manera gratuita a las familias la compostadora, un cubo pequeño para la recogida del biorresiduo y un aireador, que la herramienta que facilitar al volteo del material. Esto iba acompañado de sesiones de formación en todos los ayuntamientos", señala el técnico.
Por otro lado, a las familias que viven en viviendas en altura "había que ofrecerles una alternativa", señala Toña, y por ello, además de instalar las zonas de vertido, se han llevado a cabo campañas informativas. "Hacíamos reuniones informativas para explicar qué tipo de residuo puede echar, para explicar que no se pueden depositar residuos enteros de gran tamaño ni meterlos dentro de una bolsa, una serie de criterios mínimos que es muy importante tener claros, porque luego se generan problemas importantes", explica. Una vez celebradas esas reuniones, "el boca a boca" y la presencia de los contenedores en la calle hizo que los propios potenciales interesados reclamaran información. "La gente ha ido en un goteo constante para apuntarse, y yo aprovecho para explicarles las normas de funcionamiento", afirma Toña.
El balance de la cuadrilla con respecto a su apuesta en torno a la fracción orgánica es satisfactorio, si bien no se refleja en una reducción significativa de residuos en el contenedor gris porque, afirma Toña, en Gorbeialdea están accesibles todo el día, cuentan con bocas muy amplias y carecen de vigilancia, al no existir policías municipales en sus ayuntamientos. Todo esto, lamenta, promueve los comportamientos incívicos y que en estos contenedores aparezcan "todo tipo de residuos".
Ayudas. La Diputación ha aprobado esta semana la concesión de subvenciones por 169.000 euros a los proyectos de ocho ayuntamientos y tres cuadrillas del territorio para la implantación de la recogida y gestión de la fracción orgánica en Álava en 2021 y 2022.
Acciones subvencionables. La Diputación financiará la adquisición de medios materiales, campañas de sensibilización y asistencias técnicas externas para la implantación y seguimiento de la recogida selectiva de biorresiduos.
Evolución. Frente a las 166 toneladas recogidas en la primera convocatoria de subvenciones, en 2017, el año pasado el biorresiduo recuperado fue de 367 toneladas.